Amada Mía

Capitulo 54

Carime.

Estaba tratando de no pensar en aquella mala noticia de que nunca llegaré a ser madre nuevamente, eso me callo como un balde de agua fría, pero me hice la fuerte por Armando y mis padres, no les miento que llore y sigo llorando en silenció cada noche sin embargo trate de disimularlo para no preocupar más a mi esposo, ya era suficiente todo el mal rato que nos hizo pasar el imbécil de Jorge.

Me levante de la cama sin hacer ruido, Armando dormía tranquilamente, se lo merece, él pobre paso numerables días en vela, cuidando de los bebés, Esme casi no lloraba mucho y a Elijah lo tenia que mecer en la mecedora que compro hace meses atrás, cada que yo quería hacerlo él se negaba me decía que tenía que descansar ya que aún me encontraba débil por la sutura de la cesárea. Es un exagerado pero lo adoro.

Me acerco al cunero y miro a mis pequeños dormir plácidamente al igual que su padre, mi niña duerme con su boquita entre abierta me hace esbozar una sonrisa de felicidad, y mi niño de igual manera, a pesar que no podre tener más hijos no me arrepiento de haber saltado de aquel balcón, todo era con tal de salvar a mi pequeño. Una lágrima baja por mi mejilla trato de reprimirla pero me es imposible no sentir tristeza y lo peor de todo es que tengo un nudo en mi garganta desde aquella vez en que quisiera llorar a todo pulmón, descargar todo en un fuerte grito a llanto.

—Amor ¿Qué haces despierta si los bebes no han llorado?—Cuestiona mi esposo, rápidamente limpio mis lágrimas.

—Solo quería verlos y contemplarlos amor— le digo con puchero, él se levanta de la cama, me toma en sus brazos y continuó me deja sobre la cama, sus ojos verdes amarientos me inspecciona el rostro.

—Haz estado llorando por algo—Nuevamente cuestiona. Bajo la cabeza negando, sus manos llegan hasta mi mentón y los levanta.—Nunca has sabido mentir cariño.

— Si así parece—Respondí mordiendo mi labio y haciendo otro puchero para que mis lágrimas no salgan nuevamente.

—Dime lo que sucede me preocupa verte de esta manera, y lo sabes ¿Cierto?— Asiento tristona.

—Quisiera poder darte más hijos pero ya no podre nunca y eso me duele mucho— Susurro y las lágrimas salen de mis ojos sin parar su recorrido, el nudo en mi garganta explota, cubro mi boca y lloro abrazada a él, sus manos acarician mi cabello.

—No importa yo te amo y te seguiré amando igual, eres todo lo que quiero, llora todo lo que quieras debes quitar eso que tienes pero te pido que no te derrumbes o yo lo haré contigo, luego no habrá nadie para cuidar de Elijah y Esme.

Levantó la cabeza para mirar sus ojos, están cristalizados, su amor por mí es grande lo sé desde el fondo de mi corazón. Y tiene razón quien cuidara de mis gemelos.

Me acerco a su labio y lo beso, me toma del cuello con delicadeza para intensificarlo, nuestras lenguas se entrelazan, lo amo tanto que sin él ya me hubiera derrumbado por todo lo vivido en mi pasado y lo poco en este presente.

—Te amo Amada mía— Sonrió sobre su boca, bajo mis besos por su cuello, llego a su desnudo pecho y con mi lengua hago un recorrido, sus manos me sujetan del hombro y me quita mi pijama translucida con mucha delicadeza, su vehemencia hacia mí es grande no es necesario las palabras si con los gestos es suficiente.

Quedamos desnudos sobre la cama, nos ponemos de rodillas el baja a mis pechos sensibles y los lame sin succionar, estos se ponen más duros, gemidos suaves salen de mi boca, hecho mi cabeza para atrás, su magnífica lengua hace recorrido hasta mi vientre, besa ahí con sonoros besos, mi piel se eriza por cada beso suyo, las partículas en mi cuerpo están a punto de estallar por miles de moléculas,

—Estas mojada mi amor, eso que aun mi lengua no ha hecho su recorrido por tu majestuosidad— Comenta mostrándome sus dientes pasa su lengua por sus labios y luego me dice en susurro.—Voy a comerte como mi postre favorito— Me pone a mil su lenguaje sexual y morboso.

—Eres una bestia devoradora— Ahora comente riendo.

Armando ríe despacio y niega, me recuesta abriendo mis piernas, su lengua baja por mi muslo hasta llegar a mi majestuosidad como él dice. Chupa cada parte de mi ser, mis sentidos están más que encendidos, aprieto mis dientes para no gritar de lo excitada que estoy.

—Carime tu sabor es delicioso y único para mí.

—Amor te quiero dentro de mi ahora— Masculló ansiosa

—A tus ordenes amor mio.

Abre mis piernas, se pone en medio de ellas, me duele un poco el vientre pero necesito sentirlo dentro de mi.

—Si te lastimo tú solo avísame y me detendré— Dice con la voz ronca, rio descarada, me duele pero no quiero parar, tengo tantas ganas de sentir su carne dentro de mí.

—Si te lo diré pero termina con esta tortura—Sueno suplicante pero joder lo necesito demasiado.

—Te deseo tanto mi amor.

Entra en mí como si fuera mi primera vez, chillo al sentir su grosor, más de seis meses sin estar con él, era un delirio doloroso no unir nuestros cuerpos, ahora estoy con mi mejor sonrisa de felicidad.

—Estas apretadita mi amor—Dice y jadea.

—¡Ah!— Jadeo estremeciéndome por su delicia dentro de mí.

Mientras se mueve besa mi cuello se detiene por rato chupándolo, después sube a mis labios y los muerde deleitados, el calor aumenta, el éxtasis está a punto de llegar, suelto sus labios y muerdo su hombro, mis manos recorren su espalda y las suyas acarician mi muslo, el sudor moja nuestro cuerpo unidos, nos agitamos al presenciar la llegada del delicioso orgasmo.

—Oh mi amor he resucitado de entre los muertos— Comenta agitado.

—Ya somos dos entonces— Opino lo mismo que él ya que estoy igual, me siento como nueva.

Armando se baja recostándose a un lado, pasa los brazos y nos abrazamos con fuerza, suspiro feliz de nuestro delicioso encuentro.

—¿Estas bien?— Inquiere con preocupación.

—Estoy como nueva— Le respondí con mi mejor sonrisa.

—Fue hermoso después de tantos meses me siento rejuvenecido.



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En el texto hay: pasión, amor, venganza

Editado: 25.04.2024

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