El siguiente encuentro no se hizo esperar más de una semana, me la topé camino a la escuela, me pareció muy raro porque ella vivía en la otra dirección. No me importó mucho, sólo generó mucha curiosidad. Apresuré mi paso y le di alcance, la tomé de la cintura sin que me viera y saludé con tal tranquilidad como si pareciese que fuésemos novios.
– ¿Qué haces? – me cuestionó con una mirada fulminante, e hizo que soltara mi agarre de inmediato.
– Pues pensé que necesitabas un abrazo – la escusa sonó bien dentro de mi mente, solo me quedaba sonreír– cambiando de tema. ¿Tú vives para el norte? – me regresó un signo de afirmación con su cabeza – entonces ¿Por qué vienes del sur tan temprano?
Solo con ver la expresión de su rostro fue suficiente para darme cuenta que venía de estar con chico, eso me carcomió los huesos, pero lo acepté sin darle muchas vueltas al asunto.
– Estaba con mi novio – contestó sin la mayor preocupación.
Esa respuesta me tomó por total sorpresa, nunca imaginé que ella tuviera una relación tan pronto después de su matrimonio fallido. Me sentí un poco triste, y me quedé pensativo por un momento.
– ¡Qué!, ¿no me digas que te gusto y por eso te quedas tan callado? – añadió en un tono burlón.
La observé y vi que se reía en manera de broma, ella no lo sabía pero su sonrisa hacia que brillara el mundo entero, sin importar quién la poseyera. Y sus ojos color marrón eran como el perfecto eclipse en su mirada, robando cada aliento de vida a su alrededor, quedándose con la perfecta oscuridad de su iris negro.
Le sonreí e hice un gesto negativo con la cabeza, y la abracé tomándola de los hombros deseando que ella fuera feliz aquí, ahora, y en el futuro. Esperando que llegara mi oportunidad de enseñarle un mundo mejor.
– Cuéntame un poco sobre tu nuevo novio – le digo, pareció un poco desconcertada en el momento pero procedió a contarme un poco sobre él.