Sin muchas opciones esa tarde salí sola a la calle, dejando a mis gatos en su casa prometiendo regresar por ellos lo antes posible. Lo primero era conseguir dinero y encontrar un lugar donde pasar la noche, así que me dirigí a una casa de empeño donde deje mi collar de oro, un regalo de mi madre, una pulsera de plata que Jesús había puesto sobre la muñeca que aún conservaba, y mi computadora portátil. Con el dinero que junte pude pasar la noche en un hotel de baja calidad, pero al menos no me quedé en la calle.
Por la mañana empecé a buscar trabajo, entre en una zapatería que estaba buscando almacenistas, hice una breve entrevista y al terminarla me preguntaron si podía comenzar de inmediato, respondí que sí. El turno era por la tarde y eso me daría tiempo para ir a la escuela por la mañana. En este día ya había resuelto uno de los dos problemas, al siguiente buscaría una morada por la mañana antes de ir al empleo, estaba faltando a la universidad pero ya les explicaría a los profesores mi situación estoy segura que lo entenderán. En la mañana del siguiente día me dirigí a ver unas casas en unos de los suburbios con mala fama de la ciudad, pero necesitaba de una casa y no estaba dispuesta a quedarme sin nada de dinero, mire varias casa en muy malas condiciones e hice el contrato de renta con el propietario por tres meses. Estaba bastante alejadas de la facultad pero ya estaba establecida de nuevo. Esto demuestra que en menos de dos días había conseguido un empleo estable, un nuevo hogar y si nos alargamos de tiempo también había conocido a mi nuevo novio.
A Cristian lo conocí en el trabajo, a los dos nos tocó en la misma área de almacén, nos llevamos bien desde el principio, siempre supe que le gustaba y no me molestaba. Cristian era dos años menor, pero no me importó. Me invitó a salir y acepte, fuimos a caminar, comimos algunos helados y al final me pidió que fuera su novia, no vi ningún impedimento por lo que acepté.
¿Recuerdas…?