– Primero quiero remarcar que sin importar como termine esto, te quiero Ray, y que te agradezco todo lo que has hecho por mí y por la forma que me has tratado en estos meses, me regresaste una parte de mi vida a mi mamá te estaré siempre agradecida – se abalanzó y me dio un fuerte abrazo que no correspondí. Se separó con lágrimas en los ojos y continuó – ya te había contado que al dueño de esta casa lo conocí en una tiendita mientras buscaba un lugar donde vivir, y que al escuchar mi historia me ofreció la posibilidad de compartir la vivienda. Sé que hice mal al no contarte el resto, que dormíamos en la misma cama, pero nunca paso de dormir. Al llegar a la casa y ver que era tan pequeña y solo contaba con solo este pequeño cuarto y además una cama reaccione igual que tú y me dio mucha desconfianza, le pregunte el lugar donde dormiría y me indico en la cama, le pregunte por él y contestó lo mismo. Le pedí una explicación y el accedió y me dijo que trabaja por las mañanas en un horario de siete a cuatro de la tarde, y que en ocasiones el ni se quedaba aquí, lo cual fue cierto porque muchas veces ni llegó a dormir.
– ¿Y qué tiene que ver el horario con que duerman juntos? – cuestioné interrumpiéndola, tratando de disimular el enojo.
– ¿Qué tiene que ver? – Repitió Amanda – Todo, no lo vez, yo entro a trabajar a las tres y media y regresó a la una de la mañana, solo a dormir y el sale a las seis de la mañana para llegar a tiempo a su empleo. Por lo tanto nunca nos topamos exceptuando ese pequeño lapso donde él está dormido cuando llego, y los días libres que tengo siempre salimos tú y yo, nunca regreso a dormir porque me quedo contigo. Al igual que muchas veces él ni llegaba, por eso aún me estaba quedando en este lugar. Pero luego me empezó a incomodar dormir a su lado y comenzó a cambiar, al llegar se despertaba y me hacía campo, y al rato aprovechaba la situación y me abrazaba, muchas veces me desperté porque me estaba tocando mis senos o alguna parte del cuerpo, siempre parecía hacerlo de manera accidental durante el sueño, hasta que una de esas ocasiones metió su mano en mi zona intima yo en mis sueños pensé que eras tú y deje que me acariciara, al despertarme lo mire aterrada y me levanté de la cama muy moleta con su comportamiento y lo empujé. Me cuestionó porque mi reacción y lo confronté de inmediato, le expliqué que entre él y yo no podría existir nada y le puse límites con respecto a mi cuerpo, acepto sin ninguna protesta y se disculpó por lo acontecido, se veía muy contrariado. Las cosas se tranquilizaron desde ese momento e inclusive al siguiente día que llegué del trabajo me sorprendió encontrarlo despierto, era muy raro puesto que era la una de la mañana, tenía un ramo de rosas y una tarjeta donde me pedía disculpas. Me pareció lindo, lo disculpe aceptando su obsequio, pero aun así decidí que era hora de irme y buscar una nueva casa.