Amanda Y El Poder Del Orbe

18: PODER COSMICO

El asfalto temblaba bajo cada impacto. Xadron y Guardian X se movían como relámpagos oscuros, sus golpes sincronizados cayendo sobre Amanda una y otra vez. La fuerza combinada de ambos la obligaba a retroceder, su respiración se volvía cada vez más pesada.

En las azoteas cercanas, Julie y Samantha descargaban una lluvia de proyectiles: balas, dardos explosivos, cartuchos de energía. El ruido era ensordecedor, pero los enemigos parecían apenas sentirlo.

Un corte diagonal de la espada de Xadron arrancó chispas del suelo a centímetros de Amanda. Un segundo después, un golpe brutal de Guardian X la lanzó por los aires. Cuando cayó, el mundo pareció detenerse.

Estaba junto al cuerpo sin vida de su madre.

El traje blanco y plateado se ensombreció con la sombra de la tragedia. Amanda cayó de rodillas, temblando. Tocó el rostro frío, acarició el cabello, y una lágrima ardiente recorrió su mejilla.

—Lo siento… mamá… lo siento tanto… —susurró, abrazando el cuerpo con desesperación.

Un rugido lejano la hizo alzar la mirada: Xadron había detectado a Julie y Samantha. Con un salto felino, comenzó a trepar hacia su posición, blandiendo la espada que reflejaba el sol como un faro de muerte.

—¡No! —Amanda sintió que algo en su interior se rompía.

El dolor se transformó en furia. El orbe respondió.

El blanco inmaculado de su traje se oscureció, tornándose en un negro profundo atravesado por líneas moradas que parecían contener un universo entero. Estrellas diminutas y nebulosas giraban sobre la tela como si estuviera hecha del mismo espacio. Sus ojos se volvieron completamente blancos, dos faros de pura energía.

Amanda se lanzó al cielo en un destello violeta.

Su puño impactó contra el rostro de Xadron con una fuerza tan descomunal que el sonido reverberó en toda la calle. El cuerpo del guerrero salió disparado contra un edificio, atravesándolo por completo. No tuvo tiempo de levantarse: Amanda lo atrapó por el cuello, lo estrelló contra el suelo y descargó sobre él una tormenta de golpes que quebraron huesos, armadura y orgullo. Xadron quedó inmóvil… para siempre.

Guardian X se abalanzó sobre ella, pero Amanda lo recibió con una ráfaga de energía cósmica que lo detuvo en seco. Corrió hacia él como un cometa, y cada golpe que daba dejaba un halo de luz morada. Lo arrinconó contra una pared y, con un último estallido, lo borró de la existencia.

El silencio fue absoluto.

Amanda se tambaleó, su respiración agitada. El traje cósmico parpadeó y ella cayó de rodillas… hasta que el mundo se apagó.

Se encontró flotando en un espacio infinito. Estrellas y galaxias giraban a su alrededor como un mar de fuego y luz. La voz del Orbe Eternium resonó grave y firme en su mente:

—Has usado un 85% de mi poder cósmico. Esto… pudo haberte destruido.

Amanda abrió los ojos, aún en ese plano etéreo, y respondió con un susurro lleno de determinación:

—Si es por proteger… lo volvería a hacer.

La luz se apagó, y la oscuridad la envolvió por completo.




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