FINAL: BAJO LA TIERRA, ALGO DESPIERTA

La tarde estaba gris. El viento frío movía las flores sobre la tumba recién cerrada. Amanda permanecía de pie, con el rostro oculto bajo la capucha de su abrigo. Su padre estaba a su lado, las manos temblorosas, mientras Julie y Samantha sostenían ramos de lirios blancos.

No hubo discursos grandilocuentes. No había palabras que pudieran llenar el vacío que la ausencia dejaba. Solo el sonido de la tierra cayendo y el silencio de quienes habían amado a la mujer que descansaba allí.

Amanda sintió que el mundo se detenía por un instante. Todo lo que había hecho, todas las batallas y sacrificios, parecían pequeños frente a aquel momento irreparable. Apretó el puño, conteniendo las lágrimas. Lo juré… nunca más dejaré que alguien que amo caiga así.

Pasaron los días. La ciudad se adaptaba a la idea de una protectora enmascarada. Cámaras, artículos y programas de opinión… todos hablaban de Astra.

Entonces, Amanda tomó una decisión. Convocó a la prensa y apareció en el escenario con su traje blanco, plateado y púrpura, capa ondeando al viento… pero esta vez, sin el antifaz. Los flashes la cegaron por un momento.

Tomó el micrófono con firmeza.

—Sé que todos me conocen como Astra. Ese es el nombre que la ciudad me ha dado… pero no quiero que me vean como un símbolo lejano. Quiero que sepan que soy una persona, como cualquiera de ustedes. Mi nombre… es Amanda.

Las cámaras se agitaron, los murmullos crecieron. Pero ella no bajó la mirada. No tenía nada que ocultar.

Esa misma noche, mientras la ciudad dormía, el orbe comenzó a emitir un pulso de energía inusual. La esfera flotó frente a Amanda, vibrando como si respondiera a un llamado distante.

—¿Qué sucede? —preguntó, inquieta.

Una voz grave resonó en su mente:

> Anomalías subterráneas detectadas. Actividad desconocida a 35 kilómetros bajo la superficie. El tiempo es limitado.

Amanda sintió un escalofrío. El duelo no había terminado, y sin embargo… la próxima batalla ya se estaba gestando.

Ella miró el cielo nocturno por la ventana, cerró los ojos y murmuró:

—Entonces… esto no ha acabado.

Y en lo más profundo de la tierra, algo antiguo… despertó.