Amando A Un Famoso

Huída

Shura estaba en el auto de Alex, éste último manejaba dirigiéndose rumbo a su cabaña situada en otra ciudad encontrandose a nombre de su mejor amigo.

Allí iba cada vez que necesitaba alejarse de todos y de todo, y ahora planeaba permanecer una larga temporada junto a Shura. Quería esconderse con él, mientras se le ocurría algo mejor que hacer para dar con el padre biológico de ese joven que estaba al borde de la locura por culpa de la loca de su madre.

El joven lloraba a más no poder en el auto junto a Alex, en verdad se encontraba atrapado en la red que su madre tejió en torno suyo. No soportaba más vivir así, él nada podía decir debido a las intensas drogas que ella le inyectaba forzándolo a actuar como ella quería y decir lo que ella deseaba que diga.

Ni cumpliendo la mayoría de edad había conseguido liberarse de su control.

— Soy su propiedad exclusiva y privada — decía Shura con gran dolor.
— Shura eres una persona no un objeto, tú no le perteneces a nadie.

— No es lo que mi madre dice y piensa. Dios mío, no sé qué hacer Alex.
— Te ayudaré en todo lo que pueda muchacho, buscaré a tu padre biológico.

—¿Cómo? ¿Acaso sabes quién es? Porque yo no tengo idea.
— Recurriré a alguien para que me ayude.
-¿Qué? Pero....

— Tranquilo muchacho, me ayudará en serio y no te lastimará. 
— ¿Cómo es que estás tan seguro?
— Porque es mí mejor amigo, como si fuese mi hermano.

Llegaron a la cabaña en cuestión, el lugar era relajante y encantador junto al lago. Alex llamó a su amigo Alan inmediatamente, contándole toda la situación.

Alan era un excelente abogado e investigador. Por supuesto que le dijo las graves consecuencias que el rubio enfrentaría por menuda decisión, ya que si bien Shura era mayor de edad, su madre podría alegar secuestro y muchas cosas más.

Sin embargo él se ocuparía de todo y opinaba que lo mejor era encontrar al padre biológico del joven Shura.

— No hagan nada tonto como ser navegar por internet o usar sus celulares. 
— Lo sé, éste teléfono es anónimo.

— Solo nos comunicaremos por ese número. Estaremos en contacto Alex
-Gracias Alan.

Al colgar el rubio respiró aliviado, al fin veía un poco de luz en esa intensa oscuridad que los envolvía a ambos. 
Shura no podía calmarse como Alex, ya que conocía a su madre y sabía que no se quedaría cruzada de brazos. Además cuando los encuentre no solo se ocuparía de arruinar la vida y la carrera de Alex, sino además era consciente de que su vida sería peor que un infierno junto a ella.

Quizás sea preferible suicidarse si eso llegase a suceder. Alex lo abrazó con ternura, no quería que ese hermoso joven se arruine así la vida por culpa de una mujer obsesivamente loca por su hijo que se había propuesto no permitirle vivir tranquilo.

El rubio tenía ropas allí por lo que le propuso a Shura ducharse y vestirse con alguna de las suyas. El joven sonrió sintiendo que estaba junto a un amante, miró al rubio quien se disponía a preparar el almuerzo con lo que allí solía tener con detenimiento.

Shura empezaba a sentir que el deseo despertaba en su persona, se había acercado a Alex porque lo hubo observado de lejos durante un tiempo. En verdad ese rubio era su tipo, encima escribía como los dioses.

Deseaba ser su amigo y a lo mejor algo más, aunque era consciente que eso último le sería imposible debido a que su madre lo tenía completamente aislado del amor de una pareja por los enfermizos celos que ella sentía. Ahora comprendía que ni siquiera le permitiría tener un amigo, nada que pueda poner en peligro su relación de madre e hijo.  Casi siempre solía encerrarlo en la casa ocultando la llave con el único propósito de no permitirle salir ni interactuar con nadie.

Las veces que quiso pedir ayuda, ella lo arruinaba todo al inyectarle esas drogas y obligarlo a mentir haciéndola quedar bien a ella y quedando mal exclusivamente él.

Shura en verdad se sentía asfixiado, la música y la lectura eran lo único que lo mantenían cuerdo y atado a este mundo. De lo contrario se habría suicidado hace tiempo ya. Mirar a las demás personas a través de su ventana estando encerrado en esa casa contra su voluntad lo desesperaba y enloquecía.

Pero solo podía llorar en silencio y fingir que no le interesaba el mundo exterior si quería poder salir para asistir a las clases de música al menos.

Sintiéndose repentinamente mal se le acercó y cuando Alex volteó, ambos quedaron nariz contra nariz mirándose a los ojos. Shura acarició sus dorados cabellos con ternura, mientras las lágrimas humedecían su rostro.

— Shura...tranquilo....no llores más...
— Mi madre me tenía encerrado la mayor parte del tiempo en la casa, no podía salir salvo que ella así me lo permitiera....

— Ella es un monstruo
— Si pero ese monstruo tiene la tutela sobre mi persona y es mi dueña aunque sea mayor de edad así es, pero yo no quiero que eso siga siendo así. Ya no...

Shura acariciaba la mejilla de Alex, y el rubio sujetó su mano cerrando los ojos para besarle la palma, aquel muchacho era hermoso en verdad.

— Shura
— Ayúdame por dios
— Eso estoy haciendo muchacho

Shura lo rodeó con sus brazos y lo presionó contra su miembro que empezaba a endurecerse.

Alex quedó en blanco total, no quiso pensar en nada más que no fuese ese intenso deseo que empezaba a surgir de su interior. Ambos se besaron con embrigante pasión.

 




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