Amando A Un Famoso

Corazón Roto

Habían pasado seis meses ya desde que Shura lo abandonó y aún no podía superarlo. Se había refugiado en su departamento lujoso sin querer ver a nadie más que a Alan, cada tanto.

Se sentía tan mal por haber sido abandonado por su gran amor que no soportaba permanecer consciente demasiado tiempo. Tomaba pastillas para dormir la mayor parte del tiempo ya que le dolía en extremo.

Había creído que Shura lo amaba en serio, confió en sus palabras de amor y en todo lo que le había contado sobre su madre. Ahora veía que se hubo equivocado al por mayor al respecto. Por suerte su amigo Alan y su esposa Karin no lo dejaban caer, ya que sin sus dos amigos él seguramente se habría suicidado o caído en la bebida y en la droga.

Esa tarde Alan entraba a su departamento, ya que tenía el duplicado de las llaves de ese lugar debido a su estado anímico, para darle una impactante noticia. Alex estaba sentado en el sillón del living, la luz y las sombras se fusionaban reflejando el intenso dolor del rubio quien miraba a la nada sumergido en una intensa depresión.

Alan eliminó las sombras encemdiendo las luces. Frunció el ceño al ver a su amigo en tan mal estado. Agarró las pastillas y las tiró por el drenaje provocando la furia del rubio quien reaccionó para saltarle encima.

— ¡¿Qué demonios haces Alan?! ¡Son mis pastillas! 
— Salvarte, eso hago Alex. Porque no dejaré que te mates lentamente como lo estás haciendo.
— ¡Es mi vida maldita sea!

— Basta Alex, solo basta. Shura te dejó, mala suerte amigo. Amaste y no funcionó. Hiciste todo lo que estuvo a tu alcance y ese adolescente no lo valoró. Deja de lamentarlo amigo.

Alex lloró amargamente en el hombro de Alan, ya que era consciente de que él tenía razón pero su maldito corazón no podía olvidarlo. Cuando se hubo calmado un poco, Alan lo soltó ya que si seguía abrazandolo su amigo seguiría llorando.

— Alex vendrás connigo de regreso a nuestra ciudad natal. 
—No
—No es negociable, además tengo novedades.
— ¿Novedades?

- Encontré al padre biológico de Shura
—¿Qué?
— Lo que oyes y más aún te sorprenderá saber quién es

— Habla Alan ¿quién es?
— Es Gastón.
— ¿G-Gastón? ¿Es....es e-en serio?

— No hay duda alguna. Mi esposa Karin está en nuestra ciudad natal dandole los detalles sobre su hijo que al parecer no sabía que existía. Por lo visto su madre nunca le dijo nada a su padre.

Alex no podía dar crédito a lo que escuchaba. En el pasado Gastón lo había acosado al punto de traumatizarlo y asustarlo. No podía creer que Shura fuese su hijo.

— ¿Cómo es posible que alguien tan noble y sensible como Shura tenga tales padres Alan?

— Está probado, Gastón es el padre y como tú querías juntarlos....
— Seguiste con la investigción

— Así es. Ahora vamos. Te ayudaré a preparar el equipaje Alex. El vuelo sale en dos horas y media.

— Bien pero....listo, ya no quiero saber más nada de Shura ni de su familia.
— Me parece una muy buena idea. Excelente idea. Ahora vamos.

Momentos después, ambos amigos estaban en el aeropuerto aguardando para tomar el avión. Alan quería ayudar a su amigo, porque si bien no compartían la misma sangre él y el rubio, lo cierto era que Alex y Alan siempre fueron como hermanos

Ellos subieron al avión y momentos después ambos regresaban a su ciudad natal. Alex aceptaría acudir al médico para limpiarse de las pastillas que estuvo tomando. Era hora de dejarlo atrás y seguir con su vida. Era hora de revivir.

Gastón estaba muy pero muy asombrado al enterarse de la existencia de Shura. Karin le había entregado todas las pruebas legales.

— Su madre nunca me dijo nada
— Ella está aún obsecionada con ese chico, le hizo la vida un infierno — decía Karin — Alex Devereux fue quien nos contrató para buscarte.

—:¿Alex quiso buscarme? ¿En serio?
— Por supuesto, él quería ayudar a Shura.
— ¿Ayudarlo? ¿Por qué?
— Porque él se enamoró perdidamente de tu hijo... Gastón. Por eso.

Así Karin le contó todo lo de Alex y Shura y cómo terminó con el abandono del adolescente. El pelirrojo , Gastón, sonreía complacido al oír aquel final.

—  Mi hijo me hizo justicia sin saberlo. Ahora el maldito de Alex sabe lo que se siente al ser abandonado por aquel que tanto amas.

— Hasta aquí llegamos nosotros Gastón. Ahora es tú turno intervenir entre tu hijo y su posesiva madre. Adiós.

Karin se alejó del lugar, sabía que su esposo y su amigo llegarían en cualquier momento. Subió a su auto y fue al aeropuerto a recibirlos. En tanto Gastón sacó su celular y llamó a su abogado amigo.

— Hola ¿Shaoran?
— Si, soy yo Gastón. ¿Qué sucede amigo?
— Necesito verte con urgencia.

—¿Como amigo o como abogado?
— Como abogado. Shaoran te necesito como abogado.
— Entiendo, voy inmediatamente amigo. Dime ¿dónde estás Gastón?


 




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