Capítulo 03

Jerry 

Un nuevo día ha empezado casi todo era igual a excepción claro de la pequeña variante en que Sean no ha podido pasar por mi, su coche sigue en reparación, supongo que fue más que una llanta pinchada, pero al igual que siempre por alguna razón —Layla—. me encuentro tan feliz cada vez que cruzo la puerta del salón.

—Hola, mi amor.

—Ah, hola Jerry.

—¿Cómo estás? ¿Pudiste copiar la tarea de mate?

—Estoy bien, gracias por eso me salvaste, eres un amor Jerry, no se que haría sin ti.

—Yo tampoco sé qué haría sin ti. —dije acomodándole un mechón de cabello—. ¿Estás bien? ¿Qué pasó?— continúe al ver su cara de disgusto como si le doliera algo.

—No, sólo tengo algo de jaqueca.

—¿Estás enferma? —dije comenzando a tocar su frente.

—Ya, Jerry no exageres, no es para tanto. —me respondió apartando mi mano de su cabeza, para luego voltear a ver a los chicos detrás de mí.

—Pero...

—ya olvídalo, iré a la enfermería.

—Si quieres yo te puedo acompañar.

—¿Puedes parar de una vez por todas? Tengo jaqueca y tu voz me está irritando Jerry, solo déjame sola.

—Lo siento—dije al verla marcharse, la jaqueca es difícil, entiendo que mi voz sea un fastidio para ella.

Sentí todas las miradas sobre mí, ellos no lo entienden, no la conocen como yo, así que solo suspire y fui a mi asiento a lado de Sean que acababa de llegar.

—¿Tu no sabes cuando parar cierto? ¿No tienes un límite?

—No comiences Sean.

—Vamos Jerry, ¿Vas a permitir que te trate así? 

—Está enferma, cuándo estás con jaqueca no quieres que nadie te hable es simplemente molesto.

—¡Deja de justificarla!

—No, deja tú, de intentar que termine con ella.

—No sé para qué insisto contigo, si te da igual, qué más da. —exhala aire derrotado—. Bueno, como sabrás hoy es viernes.

—¿Y? 

—Hey, no te pongas así, estaré solo en casa, deberíamos hacer una fiesta, de paso se te quita esa amargura que tienes.

—No estoy amargado.

—No... casi no, para nada. —dijo con sarcasmo.

—Ya perdón por ponerme tan pesado, pero si, tienes razón, es viernes y hay que divertirnos un poco.

—obviamente más conmigo diversión garantizada, le diré a todos..

—Bien, yo le diré a Layla.

—¿En serio la piensas llevar? 

—¿Por qué no? 

—Por nada, como sea, olvídalo.

El maestro llegó e interrumpió nuestra breve charla.

—Maggie.

—¿Si maestro? 

—Ve a la sala de maestros y tráeme el libro de matemáticas que deje por favor.

—Claro, profesor.

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Layla

Salí del salón por un refresco, no me dolía tanto la cabeza como para acabar en la enfermería, así que solo quería comer algo, tal vez era porque no había desayunado. 

—¿En serio estás enferma? 

Me detuve de golpe y la respiración me faltó, reconocía esa voz perfectamente y temía girarme y encontrarlo.

—¿Te quedarás congelada? ¿No piensas responder? bueno como sea, adios.

—¡No, espera..! ¿Podemos hablar?

—¿Sobre qué?

—Pero aquí no, sígueme.

—¿Tanto miedo tienes de que Jerry se entere? 

—No es por mi, sí el te ve te golpeará, y eso no me lo podría perdonar jamás. dije caminando rápido a uno de los pasillos donde no hubiera nadie cerca.

—Oye ya ¿Hasta dónde éstas planeado llevarme? no le tengo miedo a Jerry si es lo que piensas.

—¿No te importaría enfrentarte a él si fuera por mi? 

—No te hagas ideas equivocadas, la razón por la que lo dije es porque es obvio que yo soy más fuerte que él, pero no tiene nada que ver contigo ¿Qué es lo que tienes que decirme? 

—Eizen, tú...

—¿No estás planeando insistir de nuevo cierto? Ya te dije que no me gustas, tú sabes que yo quiero a alguien más, deberías de dejar de insistir con esto, no tiene sentido, no puedo verte de la forma en que tu quieres Layla y jamás podré hacerlo así que solo déjalo ya, porque lo que sea que estés pensando no va a pasar.

—Lo sé.... es sólo que pensé que...

—Ya no pienses nada, tú no eres mi tipo, eres linda pero yo ya tengo a alguien que me gusta...

Lo interrumpí con un beso, al principio no me correspondió pero después de unos segundos lo hizo.

—Lo tomaré como tu forma de despedirte de tus sentimientos, me voy.

—Espera... 

—¿Qué? 

—¿Por qué me correspondiste el beso si luego te ibas a marchar como si no hubiera pasado nada? 

Pensé que esto era lo que querías, una buena despedida me pareció un poco justo desde que no pienso corresponderte.

—No es lo que quería, bueno sí, pero no que me rechaces justo después de besarme y luego te vayas como si nunca hubiera pasado.

—Lo siento Layla, eres una buena chica pero no puedo verte de esa forma.

—Todo lo que quiero es que por una vez en tú vida seas capaz de verme con otros ojos, soy linda sabes —comencé a decir al borde de las lágrimas, todo esto me abrumaba—. muchos chicos desean estar conmigo. incluso a Jerry que se ha portado tan lindo no lo puedo ver porque es a ti el que yo amo, ¿por qué no puedes verme? ¿por qué? Mi corazón es sincero... —solté con las lágrimas corriendo por mis mejillas, mientras inútilmente le daba pequeños golpecitos en el pecho a Eizen, en un intento vano de aferrarme a él.

—Layla yo lo siento, de verdad lo siento, te lo he dicho una y mil veces mi corazón al igual que el tuyo no sabe escoger a quien querer, y no importa cuánto lo intente o cuanto intente odiarla el aún latirá por ella, no por ti, ni por nadie más, siempre es por ella, aunque no se lo merezca. —dijo para luego marcharse.

—¡Eizen! ¡Eizen! —grité inútilmente para detenerlo pero como siempre no funcionó.

Solo me quede ahí recostada a la pared del pasillo en el que por suerte no había nadie para ver lo patética que era llorando ¿Por qué soy tan idiota? ¿Por qué no puedo sólo olvidarme de él y ser feliz con Jerry? ¿Por qué? Desearía que mis sentimientos por él simplemente desaparecieran, no es justo, quisiera ser yo, la que está en su corazón.