Amar Como Las Estaciones

CAPÍTULO II: EMPIEZA LA GUERRA

Pasó una semana y comenzó el aniversario de su colegio. Se empezaron a desarrollar las actividades de destreza física y mental. Mery había ganado en el concurso de pintura. Kamíl, Fredy y Carmen habían ganado en el concurso de carrera.

Se estaba dando el concurso de matemáticas, todo estaba muy tenso. Era la última pregunta que definiría al ganador. 

—Muy bien, están aplicando la regla de tres simples...Ya está, ¡estos chicos si que son veloces!—se sorprendió el animador.

El jurado pasó a revisar todo el proceso. Y dió por ganador a...

—Los ganadores son... ¡Bélida y Kamíl de primer grado de secundaria! ¡Fuertes aplausos para ellos!—

—¡Siiiiiii, siiiiiii, ganamos!—gritaron todos los del salón festejando de alegría.

—Felicitaciones mis niños—dijo la profesora feliz abrazándolos.

—Posen para la foto—dijo el camarógrafo enfocando a Kamíl ya Bélida.

—No se preocupen, ustedes solo posen. Yo les voy a comprar la foto para cada uno, para que lo tengan de recuerdo—dijo la profesora mirándolos.

—Yo no quiero profesora, no me gustan las fotos—dijo Bélida nerviosa queriendo alejarse.

—Kamíl le agarró de la cabeza volteándola hacia la cámara—solo posa y no desprecies el favor—miró hacia la cámara.

El camarógrafo tomó la foto y Kamíl salió sonriendo con una mano encima de la cabeza de Bélida. Ella salió finciendo una sonrisa y con una mano agarrando su medalla. Esa fue su primera foto juntos.

La profesora también sacó una foto para el resto que habían ganado. Para celebrar a los ganadores del salón se fueron a comer en el restaurante de Bélida.

Ese fue el comienzo para la competencia de ellos. Uno por querer más control sobre los demás y la otra porque no iba a permitir que la humille.

Por todo se peleaban, Kamíl no desperdiciaba ningún momento perfecto para molestar a Bélida. Una vez cuando era para que formaran grupos de cuatro. Kamíl eligió a Mery y Bélida se enojó mucho, porque la dejó sin su mejor amiga. En otras ocasiones cuando era para elegir la comida del día. Ella convenció a sus compañeros de elegir una comida extraña que intencionalmente tenía bastantes verduras. Eso lo enojaba porque no le gustaban las verduras.

Era lunes un día como cualquiera. Kamíl y Bélida seguían peleando.

Ya era la hora de salida y Kamíl había estado masticando chicle toda la clase.

Él planeaba pegarlo en el cabello de Bélida. Ella salió al último junto con Mery, justo pasó por su delante. Kamíl aprovechó el momento y se sacó el chicle de la boca. Estaba a punto de pegarlo en medio de la cabeza, pero Mery se da cuenta e hizo que baje su mano. Así que, solo logró pegarle en la punta del cabello.

—¡Qué demonios te pasa Kamíl!—dijo Mery enojada empujándole.

—No era que te des cuenta—la miró despectivamente.

—Bélida voltea y toca su cabello—. Pero que demonios—respira profundamente y saca una tijera de su mochila, se acerca hacia él—Tú piensas vencerme con este juego de niños ¿Verdad? Esto no me lastima en lo absoluto. Nunca voy a dejar que me hagas caer a tu nivel de envidioso e inmaduro—

Corta la punta de su cabello en su delante.

—Es solo cabello, volverá a crecer y más hermoso—dijo mirándole fijamente.

Guardó su tijera y botó su cabello en el tacho.

Kamíl se había quedado atónito al escuchar su forma de expresarse tan madura para su edad. Los nervios y un sentimiento extraño recorría por su cuerpo.

—Bélida, eso fue increíble. Lo humillaste totalmente—dijo Mery chocando las manos con ella.

—Y simplemente te vas a ir así de la nada. Te gusta quedar como alguien maduro, pero eso no quiere decir que dejaré de molestarte—dijo Kamíl queriendo provocar que Bélida reaccione infantilmente.

—¡Bien!, ya me hartaste—dijo Bélida regresando hacia él—. Te voy a enseñar a no meterte conmigo—

Sacó de su mochila un lapicero azul y empezó a rallar su mesa de él. Cuando se dio cuenta que la profesora iba a llegar, agarró la mano de Kamíl y ahí puso el lapicero. Lo empujó y le forzó a que se sentara.

—Espero que tus padres no se enojen—dijo susurrándole al oído mientras estaba detrás del asiento de él.

Después se retiró unos cuantos pasos y llegó la profesora cuando Kamíl se había levantado del asiento.

—Chicos porque siguen aquí, ya pueden irse a casa—dijo la profesora acercándose a su mesa de trabajo.

Se percató de la mesa de Kamíl—Kamíl, ¿hijo por qué hiciste eso?—preguntó la profesora acercándose hacia él.

—Profesora, yo...

—Interrumpiendo—tú sabes que debes llevarte a la dirección. Eso de dañar los muebles de la institución está mal visto. Así que, por favor, acompáñame—dijo la profesora llevándole a Kamíl a la dirección.

Kamíl sabía que si acusaba a Bélida le iba a ir peor porque ella lo iba a acusar de bullying por hacerla cortar su cabello.

Voltea a mirarlas cuando estaba por llegar a la puerta del salón. Bélida le saca la lengua y ambas sonríen burlándose de él. Kamíl solo sonríe mirando a Bélida fijamente, y le dice sin el sonido de su voz "me la vas a pagar". Bélida logra captar lo que dice por el movimiento de sus labios. Deja de mirarlas y desparece por la puerta junto con la profesora.

Al día siguiente Kamíl desde muy temprano estaba en el salón esperándolas. 

—Pero que sorpresa. Kamíl madrugando para venir al colegio ¿Acaso hoy es el fin del mundo?

—Hoy es el fin de tu mundo, Bélida. 

Mery se preocupó por Bélida. Estaba dispuesta a actuar si es que se sobrepasaba con ella. 

—Se acercó a él—no me asustas Kamíl. Solo eres un niñito mimado sin nada que hacer. 

—No pretendo asustarte de igual modo. Solo verte frustrada, ese es mi deleite—sonrió. 

—¡Ay, por favor! Deja de decir tonterías—lo ignoró y mejor se fue a su asiento. 

—Hola Mery, muy bonita sonrisa—

Mery lo miraba seriamente. 




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