Amar Como Las Estaciones

CAPÍTULO III: EL TEATRO

El maestro llegó e hizo que pasaran a su salón. Empezó la clase decidiendo quienes van a ser los personajes de Romeo y Julieta la obra que iban a actuar.

—Buenos días alumnos. Hoy vamos a empezar la clase decidiendo los personajes para que actúen en el teatro de Romeo y Julieta—dijo el profesor de arte enfrente de la clase.

—Profesor, yo opino que Kamíl sea Romeo—Ariel  volteó a mirar a Kamíl.

—Siiiiiii que él sea—dijeron las chicas  del salón apoyando la idea de Ariel.

—Ya que los chicos no dicen nada. Kamíl va a ser Romeo, ¿ya sabes más o menos cuáles son tus líneas?—miró a Kamíl.

—Porsupuesto, yo ya he estado practicando mi guión. Quien más que yo para Romeo—miró a sus compañeras.

—Ash por favor, que alguien le baje de su nube—miraba descontenta a Kamíl.

—Bélida, ahora lo que importa es quien va a ser Julieta—dijo Mery nerviosa.

No le gustaba estar frente a un público.

—Entonces ¿quién va a ser Julieta?—preguntó el profesor.

—Yo me ofrezco de voluntaria profesor—dijo sonriendo Ariel que obviamente quería ser Julieta.

—¿Están de acuerdo que sea Ariel?

—Yo opino que sea Bélida, ya que ella actúa bien—dijo Leví.

—Pero lo que queremos es que la que represente a Julieta, sea hermosa—miró a Bélida.

—Se rieron—que indirecta más directa—se burlaban algunos de sus compañeros.

—Avergonzada—pero por lo menos actúo bien y no como ustedes—trató de defenderse, pero estaba alterada.

—No le hagas caso—la tomó de su mano.

—¡Kamíl!, como pudiste decir eso. Voy a tener que bajarte puntos en conducta—lo miró y agarró su lista de estudiantes.

—Profesor, danos permiso para ir con Bélida al baño—dijo Mery  al ver que su amiga estaba pasando por un mal momento.

—Vayan chicas—estaba incomodo por lo que acababa de pasar.

—No vayas a llorar Bélida—dijo Mario desde el fondo burlándose.

Volteó a mirarlo enojada.

—Okey—desvió la mirada de miedo.

Todos conocían como era cuando se enojaba.

—¡Ya chicos, basta! o voy a tener que llamar a sus padres—dijo el profesor muy serio.

—Profesor continuemos en lo que estábamos—quiso obviar el asunto, pero se había quedado con la duda de porqué Mario se calló.

—Entonces queda Ariel como Julieta y Kamíl como Romeo. Los demás ya son personajes secundarios, vayamos al auditorio a ensayar—dijo el profesor.

Todos salieron al auditorio, mientras Mery y Bélida estaban en el baño.

—Esta vez se pasó Kamíl. Habla como si hermoso fuera—la agarró de ambos hombros.

—Me lo va a pagar caro, no me voy a quedar así—dijo molesta, aunque en el fondo estaba herida.

—Es que, si le sigues la corriente, va a ser cada vez peor—sabía que Bélida planeaba vengarse.

—No sé cómo, pero lo va a pagar—

—Bueno, vámonos al auditorio. Ya deben estar ahí nuestros compañeros—dijo Mery pasando adelante.

Llegaron al auditorio y todos sus compañeros las miraban para ver si es que había llorado, pero Bélida estaba enojada en vez de triste.

Pasó una semana. Todos estaban practicando para el concurso de teatro y el premio era de trescientos dólares. Al parecer el salón de Bélida hizo una mala elección en Julieta porque Ariel era nerviosa y se olvidaba su guión a cada rato.

Se encontraban en su salón después de haber practicado más de cinco veces y todas ellas con errores.

—¡Maldita sea! Ariel no sabe casi nada de su guión—dijo Fredy enojado viendo que Ariel no estaba.

—¿Quién fué el que hizo la elección de Julieta?—miró a Kamíl insinuando que es su culpa.

—Ya sé que me vas a echar la culpa, pero ese día solo di una opinión verdadera—dijo Kamíl sonriendo burlonamente.

—Tú y tus malas elecciones. Ahora vamos a perder. Yo dije desde un inicio que fuera Bélida, pero no quisieron—Leví se metió en la conversación.

—Gracias por apoyar Leví, pero ya es muy tarde. Ya sé mi guión y no voy a cambiar mi personaje—

— Ajá, y quien te pidió que hicieras de Julieta—la miró antipáticamente.

—¡Uy! Aquí huele a pleito—sonrió Fredy.

Era el molestoso del salón.

—Muérete en tu maldito orgullo. Sé muy bien que tienes ganas de pedirme ayuda—apoyó sus dos manos en la mesa de Kamíl y lo miró fijamente.

—Yo lo que decido no lo cambio. Así que, Ariel seguirá haciendo el papel de Julieta—respondió a su mirada sin acobardarse.

—Bueno, lo que sé es que ya no vamos a tener trescientos dólares en la caja de ahorros del salón, por tu culpa—no iba a retroceder.

—Yo puedo dar ese dinero—dijo Kamíl sin querer perder la batalla.

—El objetivo era ganar en equipo, no que un niño adinerado y caprichoso pueda darlo—

—Mira quien habla, la niña renegona y perfeccionista—

—¡Ya bésense de una vez! Rompan la tensión que se traen—dijo Fredy molestándoles.

—No la molestes Fredy—lo miró seriamente.

Bélida al escuchar se incomodó. Sacó sus manos de la mesa de Kamíl y se fué a su asiento.

—Saliendo de su asiento—Ya olvidemos el tema y empecemos a ensayar—dijo ignorándola, pero su corazón estaba palpitando más que cuando corría.

Se dirigieron al auditorio para ensayar. Kamíl evitaba, mirarla, toparla, hasta escucharla. Le entraba un pánico.

Después de unos días había llegado tal magnifico día de la presentación de todos los teatros. Habían hecho el sorteo del orden de lista en que saldrían y a ellos les tocó penúltimos.

Pasaron varias horas y llegó el momento en que les tocaba salir al frente. Se reunieron con su profesor y empezaron a alistar su escenario. Como se lo imaginan, Ariel olvidó algunas partes de su guión, pero lo bueno es que no se calló. Terminaron ganando los de tercer grado. Bélida ni Mery se sorprendieron, ya que sabían que ellos iban a ganar.

Ya terminando todo, cada uno entregó su ropa y ordenaron su salón en donde pusieron todas las cosas del teatro. Bélida no se había dado cuenta que Mery ya se había ido. Ella para remate se había quedado a ayudar a acomodar. Se estaba yendo sola hasta que aparece Kamíl.




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