Pasando ya una semana, Mery ya estaba en camino. Bélida estaba ansiosa que llegue lo más rápido posible para que lo cuente todo.
—Mami, ya está todo listo ¿Verdad?—
—Sí cariño, no te pongas así—veía que mordía sus uñas.
—Es que... Es que después de dos años la voy a ver. Ya quiero verla mamá—
—Se paciente, un par de horas no es nada—la abrazó.
Ya siendo las cinco de la tarde, Bélida estaba mirando una película para distraerse. Mery llegó en un auto con su papá y su mamá. Tocaron el claxon.
Miró por la ventana y ahí estaba Mery abriendo la puerta del auto. Corrió hacia la puerta desesperada.
—¡Mamá es Mery! ¡Amigaaaa!—salió corriendo a abrazarla.
—¡Bélida!—dijo abriendo los brazos corriendo hacia ella.
Se emocionaron tanto que cayeron abrazadas de rodillas al césped. Sus cuerpos ya no podían mantenerse en pie. Después de tanto tiempo, volvieron a sentir el cálido abrazo de la otra.
—Te prometí volver a encontrarnos, ya lo cumplí—dijo Mery mirándola.
—Promesa cumplida—agarró el meñique de Mery—hoy volvió a nacer con más fuerza nuestra amistad—sonreía muy feliz.
—En la escala de mis mejores días, ¡este es mi mejor día!—sonrió.
Se limpiaron las lágrimas, sus papás se saludaron y después pasaron a la casa de Bélida.
—Los hemos preparado un pastel de bienvenida—les guiaba a la sala.
—No debieron molestarse—dijo Doña Celeste.
—¿Por qué no? Somos familia de otra sangre—Dijo Linda.
—Esperen, ahorita lo traemos—
Se dirigieron a la cocina. Trajeron el pastel.
—Está hermoso—miraba cada detalle del pastel.
—Ya quiero probarlo, tengo hambre—dijo Justin.
—Para eso lo hicimos Justin ¡A partir el pastel!—dijo Linda.
—Esperen, ahorita saco mi cámara—dijo Don Genaro.
Tomó unas cuantas fotos, comieron el pastel y los papás se pusieron a conversar. Así que, la llevó a su cuarto para que se pusieran a conversar, con más privacidad.
—Que bonito cuarto, muy tú la verdad. Libros, cuadernos, calendario al frente, lista de cosas que hacer, cama sin arreglar, pósters de películas y series, un parlante para tu música—abrió la puerta del baño—lo que no podría faltar, un millón de productos para tu cabello—dijo Mery sonriendo.
—Creo que no cambié en nada. Siempre serás la que tenga más bonito su cuarto—se sentó en su cama—verdad ¿Qué pasó con tu novio?—
—Se rió—no pasamos ni un mes de relación. Se podría saber porque tú no tienes uno, me parece muy sospechoso—
—Eso está por cambiar, creo—sonriendo—quería contarte sobre Patrick. Yo creo que él es mi chico ideal, aparte de caballeroso, es guapo—idealizaba demasiado a Patrick.
—No puedes conocer bien a una persona con tan solo cruzar unas cuantas palabras y miradas—dijo Mery tratándola de hacer aterrizar.
—Tienes razón, espero conocerlo más, pero es bien lindo—se hechó en su cama— tienes algo más que contarme—quería chisme del pueblo.
—Oye, no te acuerdas de alguien—dijo Mery echándose a su lado.
—¿De quién? alguien más importante que tú, no lo creo—dijo sonriendo.
—Pues Kamíl, como lo prometió. Varias querían ser enamoradas de él, pero él se los negaba, porque estaba prometido a un amor que eres tú—
—¿Cómo sabes de esa promesa?—volteó a mirarla.
—Me lo contó, ah y una sorpresa más. Él también viene a estudiar en Lambrich —dijo mirándola, esperando su reacción.
—Se levantó —¡Quee! Imposible—
—¿¡Todo bien chicas!?—
—Siiiii—dijo Mery.
—Por favor, dime que no es cierto. En serio yo me salgo de ese colegio ¡Dios mío!, esté va a ser el peor medio año de mi vida—no quería verlo ni en pintura.
—Amiga no lo lleves a la exageración. A lo menos te va a ver. En serio se ha enamorado perdidamente de ti, hasta yo me sorprendí—trataba de convencerla.
—Cómo saberlo Mery. Hasta yo puedo prometer muchas cosas, muy distinto es cumplirlo—dijo desconfiando.
—Creo que eso quiere al venir aquí. Sabe que no confías solo con palabras. Aun así, creo que debes ver este video, después me dices que piensas—agarró su celular y le mostró el video.
El video era cuando Kamíl había rechazado a una chica y estaba conversando con su grupo de amigos. Le decían que tal vez Bélida ya tenía enamorado, que ya le olvidó y él decía que tenía que escuchar de su propia boca que lo rechaza, que así recién podría soltar y dejar ir a la persona que tanto ama.
Después de ver el video, Bélida se quedó confundida y no supo cómo reaccionar.
—¿Y dime qué opinas ahora?—preguntó Mery
—Pudo haber estado fingiendo porque sabía que lo estaban grabando—dijo indecisa.
—Ay, Bélida das colera así. Nada quieres creer, algún día se va a hartar y espero que después no te arrepientas—dijo Mery aconsejándola.
—Suspiró—Ya hay que dejar de lado el tema de Kamíl y mejor hoy como bienvenida, vámonos al cine, ¿qué opinas?—
—Lo primero que quiero hacer, es ir al cine. Así que, como sea convenzo a mis padres—estaba emocionada.
—Amiga ¿dónde está tu casa?, dime que no es lejos, por favor—dijo apretando las manos.
—Es a tres cuadras de tu casa, a lado de una panadería—
—Que bien, no quería que te ubicaras tan lejos—dijo poniéndose de pie—voy al baño, ahorita regreso.
En el baño.
—Olvida Bélida, olvida. Piensa en otra cosa. Piensa en el colegio, no, maldición. Ahí va a estar ...Joder, porque ahora—se lavó la cara y fingió una sonrisa para salir.
Ellas dos bajaron y tenían planeado sea como sea convencer a los papás de Mery.
—Ya bajan, conversaron todo con Mery. Tanto tiempo que no se veían, ya por poco y Mery se viene caminando—dijo su papá haciéndole burla a Mery.
—Yo también extrañé bastante a Mery, nadie ocupó su lugar por más amigos que tenga—la tomó de la mano.
—Qué bueno, en cambio Mery solo tenía de mejor amiga a ti y un poco a Kamíl. Tú sabes cómo es de cerrada—dijo su mamá mirando a Mery.