Amar Como Las Estaciones

CAPÍTULO XVIII: LA FERIA II

Bélida no sabía qué hacer. Porque le sucedía estas cosas. Llegó a su casa y subió a su cuarto. Caminó en círculos.

—Que demonios le sucede a mi destino, porque siempre me pasan cosas vergonzosas—suspiró—si es que alguien fuese escritor de mi vida. Sí que le gusta la comedia romántica, te odio—

Se lavó la cara y llamó a su amiga.

—Hola amiga, quiero consultarte algo—dijo Bélida nerviosa.

—No me digas nada. Sé que Kamíl y Patrick te invitaron a una cita—dijo interrumpiéndola.

—Como demonios sabes eso—

—Soy tu mejor amiga. Te conozco hasta el alma. Descuida, que yo no voy a estar incomoda si es que los dos nos acompañan—dijo Mery feliz.

—¡En serio piensas que a los dos les voy a aceptar! No te pases—

—O sea, no una cita, sino una salida como amigos—

—¿Tú crees que aceptarán?—dijo Bélida insegura.

—Como vas a dudar amiga. Harían todo lo posible para pasar más tiempo a tu lado—dijo con una cara triste Mery.

—Tienes razón, mañana los avisamos. Me acompañas, please—

—En serio quieres que te acompañe a decir eso—dijo Mery riéndose.

—Es que me da nervios, por favor—dijo rogándola.

—Está bien. Descuida, te acompañaré—

—Bueno,  voy a hacer mi tarea. Te veo mañana, besitos—dijo Bélida despidiéndose.

—Yo también tengo algo de tarea. Te veo mañana, sueña con tus dos angelitos—dijo Mery despidiéndose.

Bélida simplemente sonrió por la broma de Mery. Ambas se fueron a hacer su tarea.

Bélida estaba nerviosa por mañana y Mery estaba confundida, ya que estaba empezando a sentir algo por Patrick desde que la ayudó botando a Dylan. Es que nunca nadie había hecho eso por ella y mejor decidió pensar que solamente estaba agradecida.

Al día siguiente a la hora de salida Kamíl y Patrick las esperaban en el portón, ya que Mery a la hora de recreo los avisó de que las esperaran ahí.

—Mery, porque están ambos en el portón, eso es muy raro—dijo Bélida sorprendida y nerviosa a la vez.

—Bueno, queríamos decirles algo, ¿no?—dijo Mery mirándola.

Los miró y sintió la misma adrenalina que cuando salió por primera vez a debatir en público.

—Hola chicos—dijo nerviosa Bélida.

—Hola Bélida, tenías algo que decirnos—dijo Patrick mirándola.

—Sí, lo que quería decirles es que, si quieren acompañarnos a la feria. Los cuatro vamos a ir como amigos, no como una cita—estaba nerviosa por ver su reacción.

—Por mi normal, con tal de divertirnos y pasar tiempo juntos "cómo amigos"—dijo Kamíl resaltando lo último.

—Por mi parte también, estoy de acuerdo—dijo Patrick mirando a Kamíl.

—Bueno, creo que todos estamos de acuerdo—dijo Mery sonriendo.

—Solo esperemos el fin de semana. Creo que ya no tengo nada más que decir, nos vemos otro día—dijo Bélida nerviosa  queriendo irse.

—Está bien, ya llegó nuestro auto—dijo Kamíl mirando al auto que venía.

—Bueno, nos vemos otro día chicos—dijo Mery sonriendo y retirándose junto con Bélida.

Ambos primos se subieron y ni se quisieron mirar en todo el camino. Mientras Bélida y Mery estaban felices porque habían aceptado ir tan solo como amigos.

Pasaron los días y llegó el fin de semana que tanto estaban esperando los cuatro.

Bélida y Mery estaban saliendo de la escuela, por el portón.

—No lo puedo creer amiga, hoy nos vamos a la feria. Estoy bien emocionada, en serio—dijo Mery feliz.

—Yo también por primera vez que voy a una, hay que divertirnos bastante—

Caminaban agarrado de las manos. Nunca se les fué esa costumbre de pequeñas.

—Sí hay que divertirnos—

Voltearon sorprendidas.

—Hola—sonrió.

—Kamíl, nos asustaste, tarado—dijo Mery.

—Quieren—les invitó la galleta que tenía en mano.

Mery agarró uno y Bélida solo lo miró. Kamíl se puso a su costado.

—Deja de acosarnos, quieres—volteó a mirarlo seria.

—Perdón, dueña del colegio. No sé si te has dado cuenta que solo hay una salida para alumnos. Acaso quieres que salte los muros, que salga en helicóptero—se burló.

—Se enojó más—Es que me das cólera. Siempre tienes respuesta para todo. Solo—

Le agarró ambos cachetes y le puso una galleta en la boca.

—Come, estás hablando de hambre—sonrió.

Comió la galleta porque no quería botarlo. Estaba enojada pero el dulce lo calmaba. Mientras caminaban Patrick los esperaba afuera con dos helados.

—Hola chicas—sonriendo—primo—apenas los vio.

—Hola Patrick—dijo Mery sonriendo.

—Quiero invitarles helado, tomen—los entregó a cada una.

—Y para mi—lo miró serio.

—Puedes comprarte el tuyo, Kamíl—

—Bueno, haremos intercambio—le quitó el helado y le dio la galleta.

—Oye—dijo Bélida.

—Mmm que rico es de maracuyá, gracias Patrick—fingió una sonrisa y se fué al auto.

—Te compraré otro te lo prometo—la miró apenado.

—Descuida, otro día será. Ya debemos irnos—

—Adios Patrick, gracias por el helado—

Bélida llegó a su casa. Ambas se asearon y se tomaron su tiempo para alistarse, por no decir que Bélida en vez de alistarse se ponía a hacer su concierto en su ducha. Mery se estaba maquillando, ya que quería verse más hermosa para alguien en específico.

Pasaron las horas y ya era las ocho de la noche. Bélida salió de su casa para ir a la casa de Mery. Llegó a la casa de Mery.

—Buenas noches don Genaro, ¿ya está lista Mery? —dijo saludando cortésmente. 

—Buenas noches Bélida, pasa. Mery está que se arregla y no sé para quién se arregla tanto. Me avisas si está con alguien he—dijo don Genaro bromeándolo, pero con cara de serio.

—No se preocupe, yo estoy al tanto de ella—dijo siguiéndole la corriente.

—Y que te prestas para la broma, no—Mery bajaba las escaleras.

—Mirándola asombrada—Dios mío amiga, estás hecha una belleza. Tú sí que te vestiste bonito—dijo sorprendida Bélida.




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