Amar Como Las Estaciones

CAPÍTULO XIX: MOMENTOS MÁGICOS

Mientras que en otro lado estaba Patrick con Génesis, una chica que a la mala le había pedido acompañarla supuestamente solo por un ratito. Ella quería estar con Patrick, pero él no le hacía caso.

—Génesis, prometiste que me ibas a dejar ir cuando juegues a atrapar pececitos. Veo que ya lo hiciste, me puedes dejar ir, por favor—dijo mirándole seriamente.

—Porque eres aguafiestas. Tan importantes son esas enanas, son tus menores Patrick—se burló de Mery y Bélida.

—No importa la edad, sino la madurez que demuestra—dijo Patrick seriamente.

—Porque eres así conmigo. Yo que te trato de lo mejor, que, acaso no te das cuentas que ando loca por ti y tu ni caso me haces—

—Sabes, aprecio tu sinceridad. Lo siento, no puedo corresponder tus sentimientos, es que a mí me gusta otra persona—dijo Patrick mirándola fijamente.

—Amas a la persona que no te ama y no amas a la persona que te ama, que irónico es el amor—dijo Genesis fingiendo sonreír.

—Como sabes tú que no me ama—dijo Patrick mirándola.

—Por Dios eres tan ciego, acaso no te das cuenta de que el primer amor no se olvida fácilmente y es obvio que tu primo Kamíl fue el primer amor de Bélida–se asercó a él.

—Se quedó pensativo—¿Cómo sabes eso? pero puedo hacer que me ame—dijo mirándola.

—Bueno soldadito, tú mismo te matas. Mejor no perdamos el tiempo y visitemos más lugares en esta feria—quiso jalarle de la mano.

—Primero voy a ir al baño. Espérame, ya vuelvo—dijo incómodamente.

—No te atrevas a dejarme plantada Patrick—dijo seria mirándole.

—Está bien, volveré—fingió una sonrisa.

Mientras en la entrada los otros esperaban, a Mery le entraron ganas de ir al baño y los dejó solos. Aunque Bélida quiso acompañarla ella dijo que estaría bien. A decir verdad, todo fue un plan de Kamíl, ella simplemente cooperó. Ya estando bien lejos, ya por llegar al baño.

—Vaya, mi amiga sí que tiene suerte en el amor. Dos chicos darían todo por ella y a mí ni me pelan, hacen planes para quedarse a solas con ella y yo soy la que tiene que irse—suspiraba de tristeza.

—Hermosa, no pensé encontrarte por aquí ,y sola—dijo desde lejos Dylan acercándose.

—Vaya, hoy sí que se vistió, estás divina—dijo Jackson sonriendo.

—Oye deja tranquila a la futura novia de Dylan, si no quieres que te golpee—dijo Maik burlándose de Jackson.

—Mery intentando caminar lo más rápido posible sin voltear atrás—mierda, porque me quejé de que nadie me hacía caso, ahora que hago—dijo nerviosa y en voz baja.

—Corriendo—ya te atrapé, porque intentas huir de mí—le agarró del brazo.

—Sin voltear—déjame ir, pareces un maldito acosador—dijo nerviosa y haciéndose la fuerte.

—Agarrándole del hombro y volteándola—no debes temerme, si yo no quiero hacerte daño—dijo Dylan mirándola.

—Agachando la cabeza—pero me das un poco de miedo. Así que, por favor, suéltame—estaba nerviosa.

—Es en serio que lo temes, jamás haría daño a una chica—dijo Jackson apoyando a Dylan.

—Pero si es un poco mañoso—dijo Maik burlándose.

—Acaso quieres que te demuestre un poco—dijo Dylan agarrándola de la cintura y apoyándola hacia él mientras la miraba fijamente.

—No gracias—dijo Mery apartándole y tratando de retirarse.

—De aquí tú no te vas, a lo menos hay que ir a pasear—dijo agarrándola de la mano.

Por favor, que alguien me ayude—suplicaba internamente.

—Creo que no aprendes, creo que no entiendes que es pedirte que dejes en paz a una persona—dijo Patrick molesto acercándose.

—Y creo que tu no entiendes que es dejarme coquetear con la persona que me gusta—dijo Dylan acercándose a él con ganas de darle un puñetazo.

—¡Alístate Mery, para correr!—dijo Patrick de lejos.

Los tres chicos se acercaron a Patrick intentando pegarle. El primer golpe lo soltó Dylan , Patrick lo esquivó y le agarró por detrás aventándole hacia Jackson de una patada por la espalda. En ese momento Maik aprovechó y le dio un puñetazo en la cara. Él reaccionó dándole otro y aventándolo hacia Dylan que ya se estaba levantando. Aprovechó ese tiempo y agarró la mano de Mery para salir corriendo.

Intercambiaron miradas y sonrisas en medio de que se escapaban. La adrenalina corría por su cuerpo de Patrick, mientras que en el de Mery la oxitocina.

En otro lado Kamíl y Bélida ya estaban aburriéndose.

—Ya se está tardando mucho, ¿no crees?—dijo Bélida preocupada mirando a Kamíl.

—Descuida, seguro que no le pasó nada. Mejor le envió un mensaje a Patrick para que la recoja a ella, mientras nosotros entramos ya a la feria y ahí nos encontramos de nuevo los cuatro—intentaba convencerla.

—Pero es mi amiga… aunque no creo que se incomode por ir con Patrick. Está bien, envíaselo, pero prométeme que los buscaremos ahí adentro—Bélida dudaba, caminando de un lado a otro en un espacio corto.

—Descuida ya envíe el mensaje a Patrick—acercándose—ella estará bien, Bélida—dijo tomándola de los hombros y mirándola fijamente.

—Avergonzada—bien, entremos a divertirnos—dijo nerviosa y aún, un poco preocupada.

—Sé que te encanta el algodón de azúcar, he visto uno cerca, hay que ir—dijo llevándola de la mano.

Ya llegando al puesto que estaba desocupado para su suerte.

—Denos el algodón de azúcar más grande que tenga, por favor—dijo Kamíl sonriendo.

—De que sabor quieres jovencito—dijo la señora que atendía.

—De todos los sabores. A ella le encanta el algodón de azúcar—miró a Bélida.

—Qué bonito es tu enamorado, así deberían ser todos—la señora miró a Bélida.

—Avergonzada—Kamíl, un ratito—dijo en voz baja llevándole a un costado.

—Que—dijo Kamíl sonriendo.

—Soltando la manga de su camisa—podrías, no sé, ver otras cosas alrededor. Es que me pones ner...

—Interrumpiendo—tienes razón, tú espera el algodón de azúcar. Yo voy a ver que hay…por ejemplo allá hay manzanas acarameladas—miraba alrededor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.