Amar Como Las Estaciones

CAPÍTULO XXIX: SANANDO II

Al día siguiente Patrick se fue temprano a clase, sus compañeros de exposición lo esperaban.

—Asomándose por la puerta—Hola—dijo alzando su mano.

—Hablando del rey de Roma, el deprimido que se asoma—dijo Jael sonriendo—Has traído tu laptop ¿verdad?—abrzándole por el hombro.

—No, mi mamá lo llevó a su trabajo, es que de ella se malogró—dijo un poco confundido—¿Por qué? Ustedes no trajeron o que—dijo preocupado.

—¡No jodas!, para nada hicimos las deapositivas, la profesora nos va a prestar, pero nos va a bajar puntos—dijo decepcionado Jael.

—¡No me molesten!, yo necesito alta nota  en esta exposición para pasar este curso a las justas, ¿¡okey!?—dijo frustrado Rick.

—Pensemos en algo, ¡Rápido!—dijo Beatríz la única chica del grupo.

Mientras que en otra parte.

—Ashhh me olvidé mi plumón azúl—dijo renegando mientras veía sus útiles—mmm le pediré a Mery uno.

Se dirigió hacia el salón de Mery.

—Amiga un favor, solo déjame usar por un momentito tu plumón azul—dijo frente a ella.

—Okey, me lo devuelves a la hora de salida, tengo dos más de repuesto—dijo sacando el plumón azúl.

—Gracias—abrazándola—oye en qué dibujo estás he, que ya ni en casa dejas tu tablet—dijo molestándola.

—Me encanta dibujar cualquier cosa que se me venga a la mente y pues como aquí son liberales, lo traigo—dijo sonriendo.

—Te veo en recreo—dijo despidiéndose.

Se dirigió hacia la puerta de salida.

Cuando estaba saliendo Patrick aparece y se encuentran. Ella lo mira sonriendo y él se pasa ignorándola. Se dirige hacia Mery.

—Mery un favor, ¿has traído laptop? Para que me prestes—dijo apresurado.

—Yo no, pero Karen sí, le voy a pedir—sé dirigió hacia Karen junto con Patrick.

—Karen, por favor ¿podrías prestarle un rato tu laptop a Patrick? Lo necesita urgente

—Hola Patrick, no es mío es de Will, pero igual llévalo. Me lo traes antes de recreo—dijo mirándolos.

—Okey, gracias Mery, gracias Karen. Les debo un almuerzo—dijo tomando la laptop y yéndose rápidamente.

Bélida había visto todo, pero como veía que se acercaba, apresuró el paso para no toparlo otra vez, le daba vergüenza. Le pareció sospechoso su comportamiento.

—Avanzando hacia ella—mírate, ahora quieres hablarle, después de lo que sucedió—dijo Estér mirándola antipáticamente.

—No sucedió nada—dijo seria. No sabía de qué hablaba.

—¿Nada? Recuerda lo que pasó en esa cena, no seas tonta—dijo yéndose.

Estér había estado esa noche en el restaurante.

Prendió la curiosidad en Bélida. Se pasó todo el día pensando en aquella cena, pero ahora más detalladamente. Ya siendo las nueve de la noche se da cuenta de todo.

—Bajando a su cocina—tengo hambre, ojalá halla sobrado comida—dijo rogando un poco de suerte.

Vio las ollas vacías.

—Nooooo—dijo quejándose—no quiero cocinar, tomaré café con pan, que más da—dijo un poco molesta.

Hirvió agua, preparó su café, agarró unos tres panes y se puso a comer mientras veía su k-drama romántico.

—¡Que cólera con esa chica!, él chico es bien atento con ella, porque demonios no le dice que no lo quiere más que como un amigo, ¡No ves que lo ilusionas!—dijo comiendo su pan—no quiero llegar al capítulo donde se da cuenta que tú quieres al otro, ashh—dijo golpeando su pantalla con su dedo.

Se puso a pensar bien en lo que dijo, analizó, recordó y se dio cuenta.

—Tomando el último sorbo y tapándose la boca por lo sorprendida que estaba—yo...yo hice lo mismo. Soy igual de estúpida que esta chica. ¡Mierda!, porque demonios no se lo dijiste Bélida—dijo rascándose la cabeza—es obvio que se dio cuenta esa noche.

Incómoda lavó su taza y se subió a su cuarto. Estaba decidida a hablarlo y pedirlo disculpas. En la mañana se lo comentó a Mery.

—Tocando el timbre—¡Mery!

—¿Acaso es Bélida?—pensó mientras se dirigía a abrir la puerta—Bélida ¿Qué haces aquí?—preguntó sorprendida.

—Pues vine a buscarte para ir juntas—dijo sonriendo.

—Sé que tienes algo muy importante que decirme, vamos—dijo cerrando su puerta. Su mamá no estaba.

—Suspiró—Mery, soy mala—dijo sin mirarla.

—No, porque lo dices—mirándola preocupada.

—Ilusioné a Patrick y luego le rompí el corazón—dijo mirándola.

—Sorprendida—como llegaste a esa conclusión.

—Me di cuenta de todo, viendo un K-drama, parece tonto ¿No?

—Vaya...¿Qué piensas hacer?

—Hablarle y pedirle disculpas, no quiero que me odie—dijo preocupada.

—No te odia y no te va a odiar. Sería muy inmaduro de su parte—dijo animándola.

—Vale, hoy le hablaré—dijo decidida.

Caminaron hasta su colegio. Patrick vino minutos antes de que toque la sirena, como casi siempre lo hacía. Así que no pudo hablar en la mañana con él.

Tuvieron clases y llegó el recreo. Bélida se tardó organizando un trabajo con su equipo, por lo cual no vió que Mery pasó con Patrick y Karen. Desesperada sale en busca de Mery y también de comida.

—Los vió a los tres—ahora o nunca—dijo nerviosa acercándose.

Patrick la ve y se desespera, sabe que todavía no está listo para hablar con ella.

—Hola chicos—dijo mirándolos.

—Bélida, porque tan tarde—dijo Karen.

—Es que...

—Perdón, pero ya me retiro, mis amigos me están llamando—dijo cogiendo su plato—con permiso—dijo sin mirar a Bélida.

—Tosió—es que estuve con mi equipo de trabajo—dijo sonriendo.

—¿Viniste a ver a Mery?—preguntó Karen.

—Sí, a quien más—dijo sonriendo nerviosa queriendo disimular.

—Siéntate, estamos platicando sobre los concursos que se están dando—dijo Mery apoyando a su amiga.

Bélida estaba que se moría de hambre, pero no podía ir a comprar. Karen sí se había dado cuenta del distanciamiento de los dos.

Ya minutos para que toque la campana, estaban subiendo a sus salones.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.