Amar Como Las Estaciones

CAPÍTULO XXXIV: JUNTOS

Al día siguiente los cuatro estaban emocionados. Kamíl esperaba a Bélida en el portón, hasta que ella llegó. Por primera vez en su vida  Kamíl fué temprano.

—Lo vió—¡Maldición, está en el portón! Calma Bélida, actúa normal. No te alteres ni te sonrojes, actúa normal—dijo en voz baja mientras movía las manos de puro nervios.

—Sonriendo al verla—¡Por aquí!—alzó la mano, sin importarle quien los viera.

Camina emocionada, sin mirar a ningún lado.

Esa mañana como todas las mañanas la secretaria llevaba su café a la mano. Ella estaba saliendo de la caseta donde se registraba cada día.

—Renegando—Amiga, ya estoy harta de este trabajo, me olvidé algunos papeles y tuve que...

Se chocó con su brazo.

—Pensó—¡Mierda, lo que faltaba!—fingiendo amabilidad—perdón, ¿Te quemaste? Dios mío fué mi culpa.

—No se preocupe, fué mi culpa, discúlpeme—dijo Bélida avergonzada estirando su blusa para que no le queme más.

Kamíl llegó a su lado.

—La verdad es que si fué tu culpa, mira por dónde caminas—dijo la secretaria retírandose sin importarle la presencia de Kamíl.

—¿Estás bien?

—Mi blusa se arruinó. Hoy tenía exposición. Si regreso a mi casa me haría tarde—dijo preocupada.

—¿De que curso es tu exposición?

—De historia con la profesora Yolanda. No puedo fallarla de este modo—entró en pánico. Su ansiedad le hacía pensar en un mundo de escenas.

—Cálmate—la agarró de los hombros—la profesora Yolanda es muy buena. Hay que decirle lo que sucedió y comprenderá—

—Suspiró—okey, hay que esperar a que llegue—

Esperaron en la entrada hasta que aparezca el coche de la profesora. Ya al llegar se fueron hasta la cochera.

—Salió de su auto—Hola chicos ¿Ocurre algo?

—Buenos días profesora, sé que hoy tenemos una importante exposición. Me manché la blusa al chocar con la secretaria y quería saber si no se molestará que...

—Sonrió—para nada, fíjate en Thompson. Toda la vida a expuesto con la camisa afuera, sin corbata...solo me interesa que tanto han aprendido del tema ¿Has estudiado verdad?

—Porsupuesto—sonrió feliz.

—Te dije que no te preocuparas, gracias profesora—miró a la profesora—vámonos—agarró la mano de Bélida.

La profesora se los quedó mirando y no dijo nada.

Cuando ya estaban subiendo las escaleras Will y Karen aparecen.

—¡Esas manitos! ya sabía que algo iba a ocurrir ayer—Will habló fuerte.

Todos los de la escalera voltearon sorprendidos.

—Hola chicos—dijo Karen.

—Hola—soltó la mano de Kamíl.

—Suspiró—Sí sucedió ¿Contentos?—agarró la mano de Bélida y continuó subiendo.

Se miraron entre sí y dieron un grito interno. Ya se sabía que para medió día todo el mundo estaría enterado.

En otra parte, cuando ya era las ocho de la mañana. Patrick y Mery se alistaban para ir de paseo a varios lugares turísticos.

Se subieron al auto.

—Tutora ¿cuál será el primer lugar que visitaremos?—preguntó Mery emocionada.

—Bueno, será el lugar preferido de los dos—dijo el tutor.

—¡El acuario!—dijeron ambos.

—Exactamente, lo bueno es que comparten gustos similares. De lo  contrario sería un problema—dijo la tutora mirándolos.

—Dicen que esta ciudad tiene uno de los mejores acuarios que puedas visitar, ¡Dios, estoy tan emocionada!—agarró el hombro a Patrick de la emoción.

—La miró—Lo primero que visitaremos será a las…

—Interrumpiendo—a las medusas por supuesto y tenemos que conseguir entradas para la actuación de los delfínes

—Bueno, yo pensaba las mantarrayas, pero lo que tú quieras—Patrick prefirió darle la oportunidad, ya que era su primera visita.

—Gracias por comprender, de ahí miramos algo que a ti te gusta—dijo Mery sonriendo agradecida.

—Vaya, esa si es una buena comprensión de pareja. Ojalá así fuera con mi esposa—dijo la tutora molestándolos.

—No somos pareja—Mery se incómodo un poco.

—Quien sabe que depara el futuro—respondió Patrick mirándola.

—Mmm eso parece una insinuación—la tutora los molestó.

—Así nos bromeamos profesora, no hace falta malpensar—dijo Mery nerviosa mirando por la ventana.

Como el acuario estaba un poco lejitos. Patrick se quedó dormido y terminó apoyándose sobre la cabeza  de Mery hasta que llegasen al acuario. Ya una vez que llegaron al acuario bajaron emocionados.

—No lo puedo creer, ¡es enorme!—no dejaba de mirar la imponente entrada.

—Si esto es lo que hay afuera, lo de dentro te ha de dejar sin aliento—Patrick miró toda la infraestructura, era lo primero que le llamaba la atención.

—Diviértanse, nosotros estaremos haciendo unas cuantas compras y giros importantes hacia el colegio. Nos vemos aquí a las doce en punto, ni minutos más tarde—dijo el tutor.

—Chicos pueden sentirse libres, ya que no los estaremos viendo. No se descontrolen he—dijo la tutora con una mirada insinuadora.

—Somos amigos nada más profesora. A usted le gusta molestar—dijo Mery mirando a la profesora.

—Apresúrate Mery, no hay tiempo que perder—la llevó de la mano.

—Bueno, cuídense—dijeron los tutores.

—Estará bien, está conmigo—dijo Patrick sonriendo mientras la llevaba de la mano.

—Primero vayamos a las medusas—soltó la mano de Patrick.

—Qué pasa si las medusas están al final. Hay que ver en orden, ¿no crees?—dijo Patrick mirándola.

—Bueno—se decepcionó un poco. 

Caminaron felices por medio de esos túneles azules como sus ojos.

Al llegar a un cierto punto habían muchos niños esperando algo.

—Ya va a salir, ya va a salir—agarraba emocionada el brazo de su amiguita.

—Lo sé, es emocionante—sonreía muy feliz.

Decidieron esperar unos minutos para ver qué función era. De la nada se lanzó una sirena al agua.

—¡Woooooow!—dijeron los niños presentes.




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