Amar Como Las Estaciones

CAPÍTULO XXXV: EL PARQUE ACUÁTICO

Ambos llegaron justo a tiempo. Se encontraron los cuatro y salieron juntos. Pidieron un taxi que los lleve hasta el parque acuático.

Pasaron veinte minutos y ya se encontraban en la entrada del parque acuático.

—¡Wow este parque sí que es enorme! ya quiero bajar por un tobogán—rebosaba de felicidad.

—¿Primera vez que vienes a un parque acuático?

—A decir verdad, sí—

—Bueno chicos, ya tengo las entradas y quiero decirles que primero vamos a comer. Después ya ustedes ven que hacen—dijo la tutora sonriendo.

—Está bien, ya me estoy muriendo de hambre también—se sobó el estómago.

Todos pasaron al parque acuático y se dirigieron a un restaurante que ya tenían reservado. Llegaron al restaurante y esperaron a que llegara su orden.

—Qué bonita mini lampara te has comprado Mery—dijo la tutora mirando la lampara.

—Me gustó bastante, por eso lo compré—se puso un poco incómoda.

—No tutora, lo está min…—Mery lo pateó por debajo de la mesa.

—Está que molesta, jajaj solo bromea. Claro que lo he comprado—trató de fingir sus nervios.

—Si se le llama comprar, a algo que te ha regalado un chico desconocido—dijo agarrando la mano de Mery debajo de la mesa, ya que lo quería pellizcar.

—Está bien, no tengas vergüenza Mery. Eso les pasa muy seguido a las chicas guapas como tú—dijo la tutora alagándola. 

Mery sonrió nerviosa y no dijo nada.
—Ya traen nuestra comida—intentó cambiar rápidamente de tema.

Comieron un poco incomodos, pero para romper la tensión sus tutores empezaron a contar sus anécdotas de secundaria.
Después de almorzar se fueron a la alberca más grande.

—¿Creo que te sentiste un poco incómoda cuando la tutora dijo eso? —preguntó Patrick.

—Sí, porque no había llegado a tal grado de confianza con una persona mayor —miraba el cielo.

—Pero lo que dijo es cierto he—dijo sonriendo Patrick.

—Ya vas a empezar tú también—volteó mirándole seriamente.

—Ajajaja está bien, no te enojes—desordonó su cabello—mejor cámbiate para que entres a la alberca, yo te espero.

Mery se va al camerino. Patrick se pone a leer una revista. Pasan unos veinte minutos y ella ya estaba vestida, pero tenía miedo de salir.

—Se mira frente al espejo—el color me favorece. Este bikini va con la forma de mi cuerpo, pero falta algo...

Se miraba detalladamente, algo que estaba muy acostumbrada a hacer.

—Okey basta, debo salir ya—el miedo le consumía pero tenía que continuar.

Hizo su gran aparición un poco desconfiada, pero tenía que entrar a la alberca sí o sí.

—Wow, quién es ella. Está buenísima—dijo un chico que estaba al lado de Patrick.

—Si que es hermosa. Mira como ese chico está nervioso, creo que quiere hablarla—dijo el compañero que estaba a su lado.

—Estos muchachos de hoy, solo sexualizan el cuerpo de las mujeres—dijo en voz baja mientras leía su revista. Era un caballero de diecisiete años.

—Hola Mery, soy Zack. Soy el chico que te escribió esa carta, ¿te gustó la lampara de medusas?—la miraba de reojo, estaba nerviosísimo.

Patrick al escuchar el nombre de Mery, dejó de leer rápidamente y se levantó de su asiento.

—Hola Zack, me encantó tu regalo porque la medusa es mi animal favorito—dijo Mery un poco nerviosa.

—Las mías también lo son ¿te gustan los helados? porque yo conozco donde venden los mejores helados. Digo, podemos ir juntos—sonrío.

—Al fin te encontré, ya decía yo porque te demoras tanto Mery. Bueno, vinimos a bañarnos. Ahora mismo nos metemos a la alberca—interrumpió la conversación y abrazó a Mery por el hombro.

—Después de nadar un poco, podemos ir por el helado—dijo Mery.

—Claro, entonces vuelvo en...

—Interrumpiendo—descuida amigo, yo la llevaré por helados. No hace falta que vaya contigo. Si nos disculpas, nos vamos a meter a la alberca—Agarró la mano de Mery y se aventaron juntos.

El chico se molestó un poco, pero tenía un has bajo la maga para llamar la atención de Mery.

—Porque eres así Patrick, no ves que estaba ligando—

—Pensé que te gustaba

Miró a otro lado y no quiso decir nada.

—Olvida eso, mejor hablemos de cómo llamaste la atención de todos los hormonales—la miró.

—No me agradan, sus miradas son morbosas—

—Ojalá te vieran a ti y no a tu piel. Pero déjame decirte que tienes buenos gustos y ese bikini te queda increíble. En serio, tu precensia se nota a leguas—

—Gracias, pero igual eso no te excusa de que me corriste mi ligue—le aventó agua a la cara.

—Ese ni siquiera está guapo—dijo mirando al chico que estaba mirándolos desde lejos.

—Bueno, a mí me parece que tiene algo de atractivo—miró a Zack.

Zack al darse cuenta de que tenía la atención de Mery, decide sacarse el polo y sacudir su cabello. Mery alza las cejas. Patrick se había dado cuenta claramente que la estaba coqueteando. Son tan predecibles los hombres.

—Ya deja de mirarlo, solo quiere llamar tu atención—la agarró del mentón para voltearlo hacia él.

—Solo quiero apreciar su belleza—dijo riéndose, no le tomó con seriedad a Zack.

—Hay que hacer una competencia. El quien llegue primero al filo de la alberca gana. El que pierde paga los helados—le hechó agua a la cara.

—Está bien, acepto el trato—

—Bien, empezamos en uno, dos, tres, yaaa—contaron ambos.

Nadaron hasta el borde y Mery le ganó por poco a Patrick.

Zack estaba a punto de acercarse cuando Patrick decide salirse. Como estaba con un polo negro, decide sacárselo lentamente. Sacude su cabello y estira un poco los brazos. Patrick sabía lo que hacía.

Se sentó al filo de la alberca a lado de Mery que todavía estaba en el agua.

—Y después dices que yo soy la que llama la atención—dijo sonriendo mientras lo miraba fijamente.

—Jajaja no puedo esconder mi cuerpo, lo llevo conmigo a todas partes—cerró los ojos y puso su cara al sol.




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