Amar Como Las Estaciones

CAPITULO XLIII: LA MEJOR EXPERIENCIA

Mientras tanto con los chicos.

—Increíble, apenas nos juntamos y ya estamos metiéndonos en problemas—Demian sonreía mirándoles.

—Que buenos recuerdos—lo miró Patrick.

—¿Y por qué le hicimos eso?—preguntó Adib.

—Por idiota—

—Shit, ya han llamado a los guardias—Demian miró hacia los árboles.

—Hora de irnos—Kamíl corrió hacia el risco y se lanzó sin pensarlo.

Los demás lo siguieron. Cayeron al agua y buzearon para salir. Nadaban muy rápido, las chicas los habían perdido de vista.

—Mery no están, se han ahogado—miraba desesperada.

—Han ido a academia de natación, no creo que se ahogen—

De la nada los ven salir por otra parte y con la mano les avisan que ya se van. Ellas se levantan y salen a su encuentro.

—¿Que pasó?—dijeron ambas.

—Guardias—dijo suspirando Adib.

—Hay que irnos ya—dijo Kamíl.

Caminaron hasta sus cuatrimotos. Se subieron y estaban a punto de salir.

—Chicos mañana hay una fiesta con temática de los ochenta, están invitados—dijo Demian.

—¿Dónde?—lo miró Patrick.

—En la discoteca "Años de oro". Está a lado de los museos de arte—

—Okey—dijo Kamíl.

—Adiós, nos vemos mañana—dijo Adib.

Ellos pasaron adelante y cada uno tomó su camino. Pararon en un baño para cambiarse.

Siendo las dos de la tarde y con hambre llegaron hacia un lugar donde comerían.

—Ya era hora, me muero de hambre—Bélida se dirigía hacia el restaurante.

—Yo de sed—la miró.

Entraron más rápido que los chicos y escogieron una mesa. Vino el mesero a antenderlos.

—Buenas tardes señoritas—puso en su delante la carta de comidas.

Vieron que los nombres eran raros y no tenían ni idea de cómo se veían los platos.

—Este de acá—apuntó con su mano.

—Para mi esto—dijo Mery haciendo lo mismo.

—Van a querer la especialidad de la casa que es la pizza—

—Porsupuesto—dijeron ambas.

En eso llegaron los chicos y se sentaron.

—Buenas tardes jóvenes—les pasó la carta de comidas.

—Comida Italiana—Kamíl miró la carta—a mi me trae vincisgrassi—

—A mi vermicelli con le vongole —dijo Patrick.

—En un momento regreso con sus pedidos—se retiró de la mesa.

—No puede ser ¿Saben Italiano?—se asombró Mery.

—Sí, también Inglés, Alemán, Chino Mandarín, francés y Ruso—dijo Patrick.

—Diablos, hay algo que no sepan hacer—sonrió Bélida.

No dijeron nada y solo las miraron. Ellas se fueron al baño. Al volver ya habían servido los platos. Muy gustosamente se pusieron a comer.

Para finalizar les dieron la pizza.

—Respiró profundo cerrando los ojos—delicioso—dijo Mery.

—Sin esperar más Bélida agarró su tajada—mmm está riquísimo—movió los hombros.

—El bailecito de la felicidad—sonrió Kamíl.

Comieron toda la pizza y llegó la hora de pagar la cuenta.

—¿Cuánto crees que cueste todo?—miró a Bélida.

—Como estuvo delicioso, yo creo que cada uno veinticinco dólares—

—El mesero llegó a su mesa—su boleto de pago—los entregó.

—Lo agarraron—Shit—dijeron ambas.

—No se preocupen yo pago—dijo Kamíl dando su tarjeta.

El mesero llevó su tarjeta. Ambas ya se estaban sintiendo culpables del gasto. Le entregaron su tarjeta y salieron. Ya estando frente a sus cuatrimotos no sabían a dónde ir.

—Mejor será ir a nuestros cuartos. Mañana será un día bonito—dijo Bélida mirándolos.

—Hay que acampar—dijo Kamíl sonriendo.

—¿Qué?, Estás loco Kamíl. En primer lugar no deberíamos estar aquí.De no regresar a dormir capaz y nos expulsan—Mery miró a Kamíl.

—Es cierto, pero el director no podrá hacer nada. Los dueños de la escuela somos nosotros, literalmente—dijo Patrick sonriendo.

—No quiero ganar mala reputación, pero tampoco quiero perderme de buenas experiencias—dijo Bélida animándose.

—Así se habla—dijo abrazándole— bien, quien viene con nosotros—miró a Patrick y a Mery.

—Vamos, te prometo que no se van a meter con nosotros—la miró fijamente.

—Sé que me voy a arrepentir de esto—suspiró—acampemos.

—Bélida sonrió feliz—que vamos a hacer primero—

—A comprar lo necesario para acampar—dijo Patrick.

Así que se subieron a las cuatrimotos y salieron del campamento hacia un supermercado cercano. Compraron un encendedor, malvaviscos, un parlante pequeño y se fueron a alquilar carpas para acampar. Solo había dos grandes.

Ya siendo las cinco llegaron al lugar donde iban a acampar y se pusieron a armar sus carpas.

—Tenemos que apresurarnos o dormiremos encima de la hierba—dijo Mery preocupada porque no sabía como armar una carpa.

—No te preocupes, Kamíl va al rescate—dijo sonriendo mientras ayudaba a Kamíl el quien si sabía armar carpas.

—Apresúrate Kamíl, necesitamos tu ayuda. Ya me olvidé como se armaba carpas—

—Yo armo tu carpa mientras tanto tu ve a traer leña—lo miró.

—Okey, okey—dijo Patrick yéndose a traer leña.

Después de una hora ya habían armado las carpas.

—Listo ya quedó— Kamíl dio un suspiro.

—Gracias—lo abrazó Bélida.

—Bueno, entremos—llevaba la mochila de Bélida.

—¿No íbamos a dormir por pareja?—la miró.

—Bélida se sorprendió—¿Cuándo acordamos eso?

—Ni lo pienses Kamíl—agarró la mano de Bélida y la metió adentro.

—Jajaja ¿en serio pensabas que iban a aceptar?—traía su última brazada de leña.

—Tú cállate—se avergonzó y fué a lavarse.

Ya al acomodar sus cosas en la carpa salen a prender el fuego.

—Jajaja Patrick no vamos a hornear pan—Mery miró el montón de leña que había traído.

—Es para asegurarse—sonrió.

Intentan prender la fogata.

—¡Madre mía! no enciende nada de fuego—dijo Kamíl molesto quemando un pedazo de papel.

—Quitate, yo sé de esas cosas—Patrick intentó prenderlo con hojas secas de alrededor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.