Siendo las siete de la mañana ellos estaban en pleno sueño. Suena su alarma y no lo hacen caso. Sus padres tocan la puerta de sus cuartos.
Levantaron de mala gana. Miraron su reloj.
—¡Mierda, me hago tarde!—levantaron de un solo salto de su cama.
En la casa de Bélida.
—Bélida quédate quieta—desenredaba su cabello.
—Pero estoy comiendo—comía pasta.
—Come, come hija no quiero que te desmayes—le servía más.
Su papá era el que más la concentía en todo.
En la casa de Mery.
—¡Justin, por favor, trae el desayuno de tu hermana!—planchaba su cabello.
—Llegó a su recámara—toma hermanita—la miró sonriendo.
—No eres así. Dime, que favor quieres ahora—agarró su ensalada de frutas.
—Mery, no seas así—
—Yo rompí tu maniquí, perdón—salió corriendo.
Mery solo sonrió ante la inocencia de su hermano. Se podía volver a poner el brazo del maniquí.
En la casa de Kamíl.
—Le acomodaba la corbata—hijo, cuando has crecido tanto—
—Desde hace dos años atrás ¿Acasó cerraste los ojos mamá?—sonrió.
—Desde que tenías ocho—observó con melancolía a su hijo—hay que bajar a comer. Hoy tu papá preparó el desayuno—
En la casa de Patrick.
—El porte lo sacaste de mi, que elegante—sonreía viendo a su hijo llegar al comedor.
—Buenos días papá, ¿vas a poder asistir hoy?—
—Porsupuesto, a lo menos el último día debo estár presente. Perdón, por este último año estár tan ausente—fué a abrazarlo.
—No te preocupes papá. Ya estoy grande y comprendo tu trabajo. Estoy agradecido que núnca me dejaste de niño—sonrió.
Faltando quince minutos para las ocho llegan cada uno en su auto con sus padres.
—Baja Bélida con su papá—Volvemos a las diez cariño. Vas comprando cualquier cosa—le entregó dinero—te ves hermosa—la abrazó.
—Gracias por decirlo. Los espero, vengan temprano—lo abrazó.
—Baja Mery con su mamá—Ten un buen día cariño. Regresamos con tu papá a las diez—la abrazó.
—Bajó Justin—sé que eres nerviosa para salir al frente, toma—le entregó un frasco con slime.
—Se agachó para abrazarlo—gracias hermanito. Y sobre el maniquí, no te preocupes que no está roto—
Solo sonrió y regresó al auto.
—Kamíl baja con su mamá—te comportas bien. No por ser la clausura signfica que puedes hacer bromas—
—Mamá ya no tengo diez años—
—Sonrió—Vuelvo con tu papá a las diez—
Baja Patrick con su papá.
—Pásalo bonito hoy, vuelvo a las diez—le dio un abrazo.
—Te espero—
—Toma, para algo te ha de servir—le dio dinero.
Todos los padres estaban cerca, pero como no se conocían ni siquiera se interesaron en saludarse.
Ya juntos en el portón.
—Nuestros padres han estado a metros de conocerse—dijo Kamíl asustado.
—Después de esta resaca siento que ya nada es peor—Bélida se agarraba la cabeza.
—No sé como quitar la ojeras—
—Amor, ni se notan. Te ves bien—Patrick la consolaba.
Pasaron al comedor. Algunos que habían ido a la fiesta estaban dormidos en las mesas.
—Si que la fiesta estuvo buena he—los miraba somnolientos.
—Will, de lo que te salvaste amigo—dijo Kamíl.
—Es que no iba a ir sin ella—la abrazó—es muy celosa y...
—Will—lo miró seria—chicos se les nota con sueño. En la sala de teatro hay colchonetas donde pueden dormir—
—Gracias Karen, vamos que ya no puedo más—jaló la mano de Kamíl.
Se dirigieron al fondo de la biblioteca y entraron a la sala del club. Tendieron las colchonetas en el piso. Apenas acostarde se quedaron dormidos.
Pasando una hora Kamíl es el primero en despertarse. Topa su pierna.
—No siento nada—se preocupó—le daba palmadas.
—Kamíl que haces—entre abría sus ojos.
—No siento mi pierna—lo pellizcó.
—¡Ahhh! ¡Porque me pellizcas!—la pierna de Patrick había estado sobre la pierna de Kamíl.
—Ah, era tuya—lo miró y se apartó un poco.
—Estiró su brazó despertándose—porque gritan—
—Dejen descansar—seguía hechada Mery.
—Es que Kamíl...
—¡Buenos días jóvenes! Por favor, se van dirigiendo al auditorio donde se va a realizar la clausura—lo decía por altoparlante.
—¡Demonios!—Mery se levantó molesta.
—Hay que lavarnos la cara e irnos ya—dijo Kamíl.
Entrando al auditorio ya estaban ahí sentados los docentes y director para hacer la respectiva graduación. También ese día se entregaban premios y diplomas. Cada uno fué a sentarse en los asientos destinados por sección.
Siendo las diez empiezan a llegar los padres y sentarse en la parte de atrás.
Empieza la ceremonia.
—Muy buenos días alumnos, padres, madres y toda la plana docente. Estamos dando comienzo con la graduación del 2018 "Jóvenes decididos de hoy, millonarios del mañana" porque ellos son todo menos humildes—
Toda la sala se rió. Pero era cierto era la promoción más altanera de todas. Habían mandado a decorar todo con negro y dorado. Sus diplomas tenían estampado oro en las letras doradas. Su sesión de fotos para sus cuadros costó como de una boda real.
Les llamaban uno por uno para entregarles el cuadro y su diploma.
Terminado de entregarles a todos. Salió Esthér a dar el discurso de graduación. Fué corto porque se había olvidado casi la mitad por la resaca de anoche. El final del discurso.
—"Vivamos el tiempo que podamos vivir, vivamos a la rapidez que queremos avanzar, vivamos amando a las personas que queremos a nuestro lado y vivamos respetando a quienes no comprendemos" ¡Feliz graduación, Gracias!—
Todos en el auditorio aplaudieron. Sus compañeros la abrazaron y juntos botaron sus gorros hacia lo alto. Eran setenta gorras, setenta estudiantes, setenta sueños y muchas sonrisas.
Pasaron a sentarse en su lugar. Empezaron con la entrega de los diplomas.