Amar Como Las Estaciones

CAPÍTULO LV: CUMPLEAÑOS DE MERY

El 28 de diciembre es el cumpleaños de Mery. Ellos habían planificado una sorpresa.

Siendo las seis de la mañana llegan a casa de Bélida.

—Hasta que al fin llegan—abrió la puerta apresurada.

—¿Pasa algo malo?—dijo Kamíl.

—Nos vamos a hacer tarde. Mery sabe levantarse a las siete—

—¿El pastel ya está listo?—preguntó Patrick.

—Sí, está en la cocina. Nos la pasamos toda la noche horneando hasta que salga perfecto—

La cocina estaba un desastre.

—Veo que no les salió a la primera—dijo Kamíl viendo bastantes queques quemados y a medio decorar. 

—Para ser exactos, a la quinta vez recién nos salió—

—Abrió la refrigeradora—Está hermoso. Es exactamente como a ella le gustaría—era una torta con temática de medusas.

—Patrick, por favor, si lo van a sacar no lo hagan caer—

—Está bien, seremos muy cuidadosos—

Ambos cogieron el pastel ya que era grande y pesado. Muy lentamente salían hacia la maletera del coche.

—¡He! Se roban el pastel—bajó rápidamente las escaleras.

—Heder, son Kamíl y Patrick—le jaló de la mano.

—Se sobó los ojos—me estoy volviendo loco—se dirigió a la cocina.

—Dile a papá y a mamá que voy a estar en la casa de Mery. Van a la hora que despierten—estaba en la salida.

—Okey—

Los tres fueron hasta la casa de Mery. Sus padres ya habían adornado la casa y preparado el desayuno.

—Justin abré la puerta—

—Abrió la puerta—Hola, pasen, pa...¡Wow! Esta bellísimo—

—Hola chicos, Dios mío se han esforzado bastante—miraba el pastel Doña Celeste.

—Pónganlo aquí—Genaro limpió un espacio en la mesa.

—¿Mery sigue dormida?—preguntó Bélida.

—Sí, pero pronto va a levantar. Hay que ir a cantarle Las Mañanitas—dijo Celeste.

Subieron inmediatamente al cuarto de Mery que estaba en el segundo piso. Su papá abrió su puerta muy despacio. Todos pasaron de puntitas sin hacer ruido.

—Está muy al canto de su cama—dijo Justin.

—Si lo muevo se va a despertar—dijo Genaro.

—Empezemos a cantar antes que se mueva. Uno, dos, tres, estas son...

Se volteó y cayó al suelo.

—¡Auch! ¡Mierda!—se sobaba las rodillas y brazos.

—Patrick fue ayudarla—¿te has hecho una herida?—miraba su rodilla.

—Sonrió—mis sueños son muy realistas—empezó a tocar su cara.

—Mery, estoy en tu cuarto. No es un sueño—giró la cabeza de Mery hacia los demás.

Los miró y no sabía dónde esconderse.

—Te encuentras bien cariño—dijo su mamá.

—Fingió sonreir—todo bien, continúen.

Se levantó y subió a su cama para continuar con el plan.

—Estás son las mañanitas que cantaba el Rey David. A las muchachas bonitas se las cantamos así. Despierta, Mery despierta. Mira que ya amanecio. Ya los pajaritos cantan...—cantaban en coro.

—Felíz cumpleaños amiga. Dieciseis años a tu lado, de los cuales siempre atesoraré. Que hoy sea un día increíble tanto como tú—lo apapachaba entre sus brazos.

—Gracias cerebrito, siempre tan melosa—solo soportaba el extremo contacto físico de ella.

—Felíz cumpleaños hijita. Siempre serás mi pequeña que le gustaba romper mi ropa nueva para hacer ropa para sus muñecas—lo abrazaba su mamá.

—Mamá—lo miraba con los ojos aguados—perdón por eso.

—No te disculpes cariño. Amo que hayas pulido tu talento.

—Cariño, sé que casi siempre falto en tus mejores momentos. Pero quiero que sepas que tú fuiste la razón por la que me volví fotógrafo. Quien no querría tomarte una foto princesa—lo abrazó.

—Gracias papá—

—No soy bueno con las palabras. Solo quiero decirte que si la reencarnación fuese cierta. Yo siempre elegiría ser tu hermano—

—Hermanito—lo abrazó.

Justin se puso a llorar. Era demasiado sensible.

—Felíz cumpleaños Mery, un día como hoy nació la niña que me dio mi primera cachetada. Gracias por siempre hacer lo correcto—sonrió abrazándole.

Mery y Bélida sonreían recordando aquella situación.

—Feliz cumpleaños Am...Mery. Espero que celebremos juntos muchos años más de vida. Que el hoy y el mañana siempre tengan una buena cara para ti—lo abrazó fuertemente.

—Hay que llevarla para que vea su pastel de...

—Su mamá le tapó la boca—es una sorpresa—lo miró.

—Sonrió nervioso—cierto—

Su papá fue a vendarle los ojos. La ayudaron a bajar la escalera y la pusieron frente al pastel.

—A la cuenta de uno,dos...tres—

—Bajó su venda—¡Wow, está bellísimo! Dios, cuanto habrán demorado en hacerlo—la miró.

—Las horas lo de menos. Lo importante es que te encantó—Bélida la tomó de la mano.

—¡Que lo muerda! ¡Que lo muerda!—decía Justin.

Don Genaro estaba grabando.

—Primero apaga tus velas y pide tu deseo—dijo Bélida.

La mamá de Mery prendió las velas.

Mery se acercó, cerró los ojos.

—¡Ahora sí! ¡Que lo muerda!—Justin quería venganza por lo de su cumpleaños.

Mery agarró el cuchillo y lo puso detrás de su cabeza. Sopló la vela y después mordió el pastel.

—¡Así no se vale!—frunció el seño.

Los demás se reían mientras que Justin renegaba.

Sonó el timbre de la puerta y era la familia de Bélida. Justin abrió la puerta.

—Hola Justin ¿Llegamos a tiempo?

—Sí, pasen, pasen.

—Adrián, Linda, pasen—Genaro les dio la bienvenida—que grande que esta Heder.

—Amiga, yo pensé que ya no llegaban.

—Bélida nos odiaría sino veníamos. Nos lo estuvo recordando desde que llegó diciembre—dijo Heder.

—Se rió—ellas siempre tan unidas desde la cuna.

—Mamá recuerdas esa vez que en el cumpleaño de Bélida, Mery esperó hasta las doce de la noche para grabarle un video para su cumpñeaños.

—Salía toda somnolienta en el video. Tan linda ella—sonrió Doña Linda.

Ambas llegaron a donde estaban sentados.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.