Amar Como Las Estaciones

CAPÍTULO LVI: LA ÚLTIMA CITA

Siendo ya las diez de la mañana. Ellos estaban sentados en el patio trasero conversando. Kamíl mira a Patrick como diciéndole "a que hora lo vas a decir".

—Mmm queremos tener nuestra última—

—Es una cita. Hemos planeado una cita de cuatro—interrumpió a Patrick.

—Es el cumpleaño de Mery. Si quieres tener una cita con ella no estorbaré—

—Es que... la verdad es que es como una—

—Mery no estaría tan contenta si su cumpleaño lo pasa sin ti—otra vez lo salvó Kamíl.

—¿Qué lugar han escogido?—preguntó Mery.

—Es como un tour. Ustedes solo disfrutarán de nuestra guía turística—

—Vamos a hacer cosas de acuerdo a nuestros gustos—dijo Patrick.

—Hay que hacerlo—

— Ya escucharon a la cumpleañera—sonrió mirando a Mery.

Pidieron permiso a sus padres y ellos llamaron a su chofer para que traiga todas las cosas.

Salieron de su casa en una camioneta y Mery llevó su cámara para grabar todo. Estaban en la parte de atrás donde estaba todo descubierto.

—¡Sonrían!—agarraba la cámara para tomarse una selfie.

Todos voltearon hacia la cámara. El viento meciendo sus cabellos y una sonrisa llena de felicidad fue la primera foto que capturó de esa aventura que les aguardaba. De ahí en adelante grabaría toda su historia.

Continuaron por la carretera con el cielo despejado y el sol radiante. Al llegar al tecer desvío pararon porque ahí empezaba su viaje a pedal.

—Para mí el celeste—dijo Mery.

—Para mi el verde claro—dijo Bélida.

Kamíl tomó la bicicleta de color rosado y Patrick el anaranjado.

Manejaron en medio de esos bosques con árboles que llegan hasta el cielo. El olor a tierra húmeda y el trinar de las aves hacen que sea un paseo que te da más vida.

Su primer paradero fue en una vieja sastrería.

—Como descubrieron este lugar—miraba con mucha alegría la entrada.

—Es una ruta que los turistas conocen. De pura coincidencia un día conversé con un turista—dijo Patrick.

—Ya quiero ver como es por dentro—tomó su brazo y lo jaló para que entrasen.

Kamíl y Bélida entraron por atrás. Pagaban la entrada.

Una anciana explicaba la línea de tiempo de la moda. Había varias personas ahí dentro.

—Lo que están viendo es una réplica de la primer máquina de coser—

—¡Wow!—

—Y está es la maquina de coser de mi tatarabuela. La sastrería es un legado en nuestra familia—

—¡Wow!—

—Y eso no es todo. También se dedicaban a tejer. A continuación, mi nieta les va a mostrar el proceso de hacer hilo de lana—

Mery se quedaba viendo muy entusiasmada todo lo que presentaban.

—A continuación el museo de las personas que marcaron en la historia de la moda—

—Coco Channel—susurró Mery.

—Sí jovencita, Coco Channel es una de las más icónicas. Sin la rebeldía y lucha de channel no seríamos libres de vestirnos ropa corta o prendas que eran consideradas solo para "hombres"—

—Admiro a Coco Channel—agarraba emocionada el brazo de Patrick.

Después de ya haber escuchado todo pasaron a comprarse un recuerdo.

Mery salió muy feliz de ese lugar. Había tomado foto a todo y había conocido más la historia de las personas que admiraba.

Con un poco de hambre salieron rumbo a una granja. Se notaba kilometros de pastizales para vacas.

—Como supieron que el queso me gusta más que el teatro—bajó de su bicicleta.

—La comida en general te gusta más que toda cosa—lo miró Patrcik.

—Sonrió Mery—no la critiques a mi hambrienta—la abrazó.

—Hay que entrar ya—entraron agarradas de la mano.

Ellos entraron por su tras. Dentro había muchas personas comiendo.

Dos amables niños llegaron a su mesa.

—Buenas tardes, bienvenidos sean a la granja "El prado de Don Ferriol". Este es el menú—

—Después de comer pueden pasar a ver la planta lechera donde se hacen todos los derivados de la leche—dijo el otro niño.

Pidieron su comida y esperaron que los sirviera. Miraban alrededor y todo era tan acogedor. Las flores resplandecián de miles de colores y a los animalitos se les notaba felices.

Cuando llegó la comida.

—Aquí si que no tienen miedo de ponerle harto queso—un kilo de queso derretido tenían en el centro de la mesa.

—Este sería tu paraíso—sonrió mirándole Kamíl—ten cuidado al comer.

Los sirvieron comida como para ocho personas. Mery tomó las fotos respectivas y ya después comieron.

Ya terminando fueron a la planta lechera donde veían el proceso de hacer queso, yogurt y mantequilla.

—Muy buenas tardes, yo soy Jimena su guía por la planta. Aquí mi hermano Joaquin está ordeñando la vaca para luego llevar la leche...—

Todos prestaban mucha atención a la explicación y les hacían probar algunos bocados de sus productos.

Ya al finalizar mostraban sus productos para que los comprasen.

—Me llevo tres kilos de queso. Yogurt de fresa, piña y lúcuma. Un kilo de mantequilla también—estaba muy feliz.

—Muchas gracias por su compra—le entregó su pedido.

—Pensé que con la emoción comprarías más—sonrió—permíteme—cogio la bolsa.

—Cuando venga con mi papá llevaré más—

—¿Ya nos vamos?—preguntó Patrick.

—¿De ti va a ser el siguiente lugar?—lo miró Mery.

—Sí, les va a impresionar—estaba emocionado por ir.

Subieron a sus bicicletas y cruzaron los kilometros verdes del campo. Pasando un tunel se encontraba el mundo de la arquitectura.

Casas hermosas y vistosas adornaban el lugar. El estilo gótico, barroco, minimalista, ecoambiental, etc. Al parecer un grupo de arquitectos hicieron sus casas soñadas ahí y se volvió una zona turística. 

—¡Bienvenidos! bienvenidos al la ciudad de los arquitectos. Yo seré su guía en este pequeño mundo. Yo soy Frank Mali—

Patrick miraba todo sorprendido.

—El es el arquitecto más famoso del estilo gótico, pero él a puesto su escencia innovadora en las casas y se ven irreales—




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