Amatista

Capítulo 4: "Fragmentos de Minerales"


Ethan sabía que la voz que acababa de escuchar era de Dana. Volteó hacia atrás y observó a su amiga quien lo miraba con una notable preocupación en su rostro y estaba parada junto a Darién quién también parecía preocupado. 

—¿Con quién estás hablando?
 


Preguntó Dana mirando fijamente a su amigo. 

«¿Qué?» pensó Ethan confundido y miró al chico que estaba a su lado. El chico se encogió de hombros y apretando sus propios labios entre ellos, lo miró haciéndose el desentendido. 

El joven de ojos cafés, se levantó del césped de inmediato y se acercó a sus amigos.

—Con nadie. 
 


Respondió a Dana. 

—No estaba hablando con nadie.
 


Mentir le pareció lo mejor en ese momento, después de todo ¿Cómo entenderían algo que ni siquiera él lograba entender?

—Nosotros te escuchamos, Ethan.
 


Dijo Darién todavía preocupado.

—¿Por qué no confías en nosotros?
 


Preguntó Dana algo decepcionada.

—Si confío.
 


Respondió Ethan poniéndose un poco nervioso.

—¿Se acuerdan del gato gris?
 


 

—Vas a parecer un loco.
 


Dijo el chico de cabellos grises y comenzó a reírse levemente. 

Ethan giró sus ojos y apretó su puño derecho intentando ignorar esas risas. Quizás tenía razón pero sus amigos eran las personas en quien más confiaba y no podía permitir que dudarán de ello.

—¿Hablabas con el gato?
 


Preguntó Darién intentando comprender. 

—Algo así.
 


Dijo en voz baja Ethan, bajando la cabeza.

—Parezco un loco.
 


Agregó nuevamente en tono bajo. 

—O nos estás haciendo otra broma.
 


Dijo Dana, que apenas logró escucharle.

—¿Saben qué?
 


Habló Ethan, levantando la cabeza y los miró a los dos.

—Si, era una broma. Y ustedes siempre caen. 
 


Agregó, otra vez usando mentiras. 

No es que Ethan fuera indeciso con frecuencia, pero la actitud de su amiga le hizo cambiar de opinión. Él sabía que podía confiar en ellos, pero también reconocía que tal vez ahora no era el momento y lo mejor era dejarlos creer en otra cosa.

—Es tarde, Ethan.
 


Exclamó Dana, algo molesta.

—Vamos a casa. Y deja de ser tan "bromista".
 


La última palabra la dijo encomillándola con sus dedos.

—Bueno vayan yendo.
 


Les dijo para que se adelante, su nuevo plan era sacarle información al gato, ahora humano, apenas sus amigos se marchen. Y una vez que comprendiera lo que estaba pasando, hablar con ellos.

—Hoy sí que ya no te soporto.
 


Dijo Dana empezando a caminar para irse de allí cuanto antes.

—Vamos Darién.
 


Ordenó deteniéndose sólo para esperarlo y este negó con su cabeza.

—Voy a quedarme con Ethan.
 


Le dijo y Dana soltó un suspiro evitando demostrar la rabia que sintió en ese momento. Estaba cansada, era tarde y tenía que volver sola a su casa, sin mencionar el hecho de que tenía mucho frío. 

—¡HAGAN LO QUE QUIERAN!
 


Les gritó enseñándoles el dedo y se fue.

Darién hizo una mueca triste con sus labios y Ethan se agarró del cabello frustrado, no quería pelearse con Dana. 

Por otro lado, el antiguo gato los miraba como si de una película se tratase.

—¿Por qué no fuiste con ella Darién?
 


Preguntó Ethan, mirándole.

—Porque sé que no es una broma.
 


Respondió el colorado.

—Dijiste que hablabas con el gato que antes no podíamos ver. Quiero saber qué está pasando, pero no tenés que mentirme. 
 


Agregó y el castaño se sintió un poco aliviado. 

Darién siempre había sido muy comprensivo con él y poder contar con su apoyo en este momento era alentador.

—Es que ni yo entiendo lo que está pasando.
 


Confesó el chico mirando a su amigo con algo de tristeza. 

—Bueno intentemos resolverlo. ¿Sí?
 


Dijo Darién posando su mano sobre el hombro del castaño.

—Pero primero explícame ¿Por qué le hablas a un gato?
 


 

—Es que se convirtió en humano.
 


Soltó Ethan como si estuviera diciendo algo super común, pero lo único que logró fue una expresión de sorpresa en el rostro del pecoso y que el chico que aún los observaba soltará una fuerte carcajada. 

—Se que es extraño pero es la realidad.
 


Agregó después de ver la reacción del contrario.

—Bien.
 


Dijo Darién y retiró su mano del hombro ajeno para llevarla a su propia barbilla y así pensar mejor las cosas.

—Entonces hablabas con un gato que se volvió humano y que sólo vos podés ver.
 


Habló luego intentando encajar cada pieza.

—Eso mismo.
 


Afirmó Ethan.

—¿Y por qué se volvió humano?
 


Preguntó el colorado intentando encontrar algo coherente en lo que estaba pasando.

—No tengo idea.
 


Respondió con sinceridad su amigo. 

—¡Y pregúntale!
 


Dijo Darién en un tono obvio. 

—Tenés razón.
 


Al decir eso, Ethan observó al chico y caminó hasta él.

—Todavía me debes una explicación.
 


Le dijo y este al fin se puso de pie, rascándose levemente detrás de la oreja. 

Darién sólo prestaba atención.

—¿Sí? 
 


Preguntó el antiguo animal ladeando levemente su cabeza. 

—No lo sé, Ethan. Creo que sabés perfectamente por qué.
 


 

—NO, NO LO SÉ.
 


Gritó con algo de frustración. 

—¡DECIME!
 


Volvió a gritar y el joven de ojos celestes retrocedió unos pasos y se cruzó de brazos formando un puchero con sus labios. 

—Para que te enteres, tengo hambre y si no como algo no te pienso decir nada. 
 




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