– Leyla Ámbar Hilario – dijo también
Quería huir, salir corriendo de aquella oficina pero una parte de mi quería quedarse y demostrarle que ya no era la misma chica que conoció hace un año y que humillo demasiado en una entrevista.
– Veo que seguiste mis consejos de hace un año – continuo al ver que no decía nada
– Si las seguí al pie de la letra, tal cual me lo diste a conocer en la entrevista – ironice
– Jajaja, pero de algo sirvió humillarte de tal forma, porque mírate ahora, te vez hermosa – me barrio con la mirada de manera morbosa
– Gracias, igual tú te vez uff precioso todo un papacito – ruedo los ojos – deja de joderme, si me permites me tengo que ir – dijo cuando paso a lado suyo
– Hey espera – dice sosteniéndome del brazo – Fuiste tú la que te quedaste, ahora escúchame – demanda
– No tengo nada que escuchar de ti – declaro soltándome de su agarre – Ya fuiste muy expresivo hace un año, solo déjalo así no quiero más explicaciones – sentencio comenzando ya a abrir la puerta
– Leyla lo siento maldita sea, mi padre me obligo a decir todas esas cosas de ti, yo… - una lagrima corrió por su mejilla
– ¿Pero que mierda está sucediendo? – me pregunte a mi misma en mi mente
– Leyla ¿recuerdas al niño que tú conociste en la primaria? Aquel que encontraste meciéndose en el columpio bajo la lluvia – cuestiono mirándome a los ojos
Una sonrisa se formo en mi cara – como no recordarlo, si fue el primer amor verdadero que tuve.
– Pase lo que pase… - dije sin notarlo
– Estés donde estés… - continúo Alex
– Tú y yo nos buscaremos para poder estar juntos – terminamos juntos la frase
Nada tenía sentido, él no podría saber eso, nadie sabía de aquella promesa, él no puede ser aquel niño eso es imposible, ¡Dios! Dime que él no fue mi primer amor
– Leyla mi brujita hermosa, se que estas confundida pero puedo explicar todo, puedo…
– Cállate solo cállate, tú no puedes ser mi… estás mintiendo – susurre lo ultimo agarrando mi cabeza ya que todo me daba vueltas
- Siéntate – dijo al ver que ya no podía sostenerme por mi misma – solo escúchame, por favor – suplico hincado frente a mí
– Te escuchare pero no hoy – suplico tratando de calmar mi llanto – dame tiempo para poder digerir esta información, no es fácil saber que tu primer amor te haya humillado públicamente sobre tu aspecto físico solo porque el gilipollas de su padre es un idiota – grite antes de azotar la puerta al salir
#
El regreso a mi casa lo hice en silencio claro que mi madre lo noto pero no me pregunto; esa era una de las cosas que yo amo de ella que me dé espacio para poder reflexionar sobre aquello que me está lastimando.
–Hija ¿quieres comer tacos o pizza? – cuestiono al cabo de unos minutos
– Hamburguesa – emití cabizbaja – me adelantare a la casa ¿sí? – comente mirándola suplicante
– Esta bien mi niña, ahorita te alcanzo – dijo comprendiendo lo afectada que estaba
No creas nada de lo que te digo.
Soy un mentiroso y estoy loco.