En un inocente juego de las escondidas entre Amelia y sus amigos se terminan encontrando con que la pequeña Milú se había perdido así que en un repentino cambio de planes se disponen a buscarla. ¿Podrán Amelia y sus amigos encontrar a Milú antes de que termine el día?
Amelía: "No puedo creer que Milú se haya perdido. ¡Debemos encontrarla ahora!"
Lucas: "No te preocupes, Amelía. ¡Vamos a buscarla juntos! y estoy seguro que la encontraremos si trabajamos todos juntos"
Sofía: "Si estoy segura que si trabajamos todos juntos la encontraremos pero... ¿Dónde podemos empezar a buscarla?"
Javier: "Hay un busque cerca de aquí seguro debe de estar por ahí" Amelía: "Esta bien empecemos por ahí entonces"
Los cuatro amigos se adentran en el bosque, llenos de determinación. Tras un rato de búsqueda, se encuentran con un gran dragón, que se erige imponente entre los árboles.
Dragón: "¿Quiénes se atreven a perturbar mi territorio?"
Amelía: "¡Perdona! Estamos buscando a mi gata, Milú. ¿La has visto?"
Dragón: "No la he visto, pero puedo dejarles pasar si traen algo que deseo: una manzana morada que crece en un río lejano de aquí, si la traen a mi les ayudare abriéndoles paso a mi bosque"
Sofía: "¿Una manzana morada? Nunca he oído hablar de eso."
Javier: "¿Dónde está ese río?"
Dragón: "Sigue el sendero hacia el este, pero cuidado, el camino está lleno de peligros."
Amelía: "No importa, ¡vamos a buscar esa manzana!"
Los amigos se dirigen al este, enfrentando desafíos en el camino. Cruzando un puente tambaleante, se encuentran con un grupo de criaturas traviesas que intentan dificultarles el paso.
Lucas: "¡No podemos dejar que nos detengan!"
Sofía: "¡Rápido pasen! ¡Yo distraeré a las criaturas!"
Con valentía, Sofía se enfrenta a las criaturas, mientras Lucas, Javier y Amelía buscan una forma de cruzar el puente tambaleante. Finalmente, logran pasar y continúan su búsqueda.
Al llegar al río, se maravillan con su belleza, un agua cristalina y pura, lleno de raras plantas que estos no conocían. Sin embargo, la manzana morada no es fácil de encontrar.
Javier: "¿Dónde estará esa manzana?"
Amelía: "Debemos buscar entre los árboles frutales."
Después de una búsqueda exhaustiva, encuentran un árbol cubierto de manzanas moradas brillantes.
Sofía: "¡Miren! ¡Ahí está!"
Amelía: "¡La tenemos! Ahora, volvamos al dragón."
Regresan rápidamente, el sol comenzando a ponerse. Al llegar, el dragón los espera con impaciencia.
Dragón: "¿Tienen la manzana?"
Amelía: "Sí, aquí está."
El dragón toma la manzana observándola con cautela, su expresión se suaviza y con un leve asentimiento se mueve del camino.
Dragón: "Gracias, pequeños. Ahora pueden pasar."
Los amigos corren en busca de Milú que se encontraba atrapada en un arbusto, maullando.
Amelía: "¡Milú! ¡Estás a salvo!"
Con alegría, Amelía abraza a su gata. El grupo se siente aliviado y feliz.
Javier: "¡Lo logramos! Ahora, ¿Qué hacemos?"
Sofía: "¡Vamos a la azotea del edificio! Quiero ver las estrellas."
En la azotea, se sientan juntos, disfrutando de la vista del cielo estrellado.
Lucas: "¿Cuál será nuestra próxima aventura?"
Amelía: "No lo sé, pero estoy lista para cualquier cosa."
Sofía: "Tal vez un viaje a la montaña."
Javier: "O explorar el viejo castillo."
Con risas y sueños, los amigos miran las estrellas, sabiendo que juntos pueden enfrentar cualquier desafío. Mientras la amistad se mantenga, la aventura siempre estará a su lado.