Capitulo 14. El secreto de Violeta

Violeta

—No lo hubiéramos imaginado—Dijo Rosa. Hacía tiempo que no los veía, me sorprendió verlos en mi floristería.

—¿Como os habéis enterado de que trabajaba aquí?

—Te vimos entrar, no pensamos que trabajarías aquí pero este trabajo es muy chulo, no te avergüences de él—Dijo Rosa.

—¿Quién te ha dicho eso? Yo no me avergüenzo de mi trabajo, el problema es que no quiero que muchas caras conocidas me vean y piensen que estoy malgastando mi tiempo.

—¿Quien dice eso?—Preguntó Mauro.

—Em… mi padre, Nicole, Alexa, Nayan, Elena, son personas que no conocéis pero esas y más.

—Pues no saben lo que se pierden.

—Violeta, esta planta, ¿es una Nevadia?

—Sí, solo nacen en esta temporada, entre el otoño y el invierno, se caracteriza por ser una planta blanca, es rara ¿verdad? También dicen que reinvierte hechizos, lo cual no todo el mundo lo cree, de hecho dicen que es un mito.

—¿Tu qué piensas?—Preguntó Rosa.

—Pienso que las plantas son creadas por la naturaleza, todo extraído de ella ni es bueno ni es malo, es un equilibrio entre todo. Si me preguntáis por el dato de la magia, estamos es una era tecnológica pero eso no quiere decir que una vez existió la magia.

—¿Has visto algo relacionado con ella que te haga pensar eso?—Preguntó Mauro.

—Una vez, pero fue cuando era muy pequeña, así que mi familia pensaba que era mi imaginación.

—Nos llevaremos dos ¿Cuánto es?—Preguntó Blanca.

—Son 10,20 en total, son muy difíciles de encontrar—Blanca me dio el dinero y le puse las plantas en una bolsa de papel.

—Ya tenemos otra cosa de la lista.

—Violeta, ¿qué fue lo que viste? Cuando eras pequeña—Preguntó intrigado.

—Pues… fue el día de la excursión en familia, estábamos mi madre, mi padre, mi hermana mayor y yo. Creo recordar que tenía 4 o 5 años en aquel entonces. Hicimos la ruta del bosque, el camino de la montaña, me caí del camino y llegué a la entrada de una cueva con plantas que tapaban la entrada, eran como cortinas de plantas, recuerdo que me hice mucho daño y que incluso me había salido sangre.

—¿Y tus padres?

—Mis padres no se enteraron de nada, era como si el tiempo se parara para ellos, cuando crucé las plantas vi pequeñas luces que salían de unas flores, eran de color turquesa, nunca más las volví a ver, y me curaron la pierna que sangraba. Pero claro nadie me creyó porque volví donde estaba sin ningún rasguño.

—Vaya… que extraño…

—Violeta, te he traído estas flores ¿a que son… bonitas? Vaya, hola—Oriol había entrado en la floristería.

—¿Estáis saliendo los dos?—Preguntó Rosa.

—No, ¿por qué lo piensas?—Dijo Oriol.

—Por supuesto que no estamos saliendo, ¿quién te lo ha dicho?  ¡Blanca!

—Te juro que yo no les he dicho nada.

—Entonces sí que estáis saliendo—Dijo Mauro. —Pero ¿por qué no queréis que se sepa?

—Es largo de contar.

—Yo tengo mucho tiempo.

—Nosotras no, tenemos que conseguir más ingredientes.

—Espera un momento—Rosa cogió el brazo de Blanca y por segundos se separaron, pero era como si hubiera pasado más tiempo entre ellas, justo como me pasó a mi aquel día.

—¿Qué acaba de pasar?

—Algo que no quiero que vuelva a pasar—Dijo Blanca teniendo las bolsas de las plantas en la mano.

—Blanca, ¿vas a seguir igual? Si queremos romper el hechizo tenemos que coger todos los ingredientes.

—¿Estáis hechizadas?—Preguntó Oriol.

—Tu ve por tu lado y yo iré por el mío, las tres primeras no hace falta que ya las tenemos en la tienda y las plantas

—Es complicado de explicar pero si, de algún modo estamos conectadas en los recuerdos o las memorias de ambas, es muy difícil de describir lo que sientes.

—¿Sientes que el tiempo ha pasado para ti pero para los demás no?

—Más bien, nosotras no paramos el tiempo pero cuando nos tocamos parece como si nos transportáramos en nuestra mente y podemos ver los recuerdos de las dos. Se está poniendo histérica con eso porque no quiere recordar el pasado.