Amigos en matrimonio

Eres mi mejor amigo #28

"Aprender que hay personas que te ofrecen las estrellas y otras que te llevan a ellas. Esa es la diferencia entre quien quiere y quien ama"

—Mario Benedetti.

 

[Roman]

21:00 PM.

Melissa suspira, nos quedamos acostados y abrazados desde hace un rato, ella intenta levantarse, pero no la dejo, la abrazo más fuerte, ella se ríe.

—Roman, me tengo que cambiar, ya es tarde.

—Un ratito más.

—Llevas dos veces diciéndome lo mismo.

—Estoy cansado.

—¿De qué?— preguntó con asombro.

Entrecierro mis ojos.

—Yo cociné y limpié hoy.

—Eso no cansa.

—¿Tú qué sabes? Si no cocinas.

—¿¡Ah!? ¿y el arroz que hice la otra noche?.

—Sólo... eso no es cocinar, yo no hice arroz hoy, preparé diversas comidas para la cena, todo lo hago yo deberías reconocerlo.

Ella se ríe, me abraza, sus piernas aprietan mi cintura.

—Te amo, sólo te estaba molestando.

—Me deberías recompensar por tanto.

—¿Cómo?— preguntó. Agarro el botón de su jean, ella me  quita la mano y aprovechó para salir de la cama —. Ya es tarde— dijo entre risas yéndose.

Siempre me hace esto. Dejo la almohada caer en mi rostro. ¿Qué tiene de malo adelantarse con eso? Es esa locura de esperar al compromiso.

—Me desespera— susurré.

—Roman, ya levantate y cambiate— ordena. No respondo —. Roman, no te lo voy a repetir iré contigo o sin ti ¿escuchaste?.

Tomé la almohada, la quito de mi rostro, la lancé a alguna parte.

—¡Ya voy!.

Melissa viene hacía aquí, tomé una almohada como escudo, me hice hacía atrás como pude.

—¿Me estás gritando...? Ay maldito, baja esos pies mugrientos de la cama ¿no ves que tienes zapatillas?.

—Pero no te acerques a mi.

—Como si te golpeara, exagerado.

—"Accidentalmente" si lo hiciste varias veces.

—Vamos, levanta.

—Que aburrido estoy, no quiero ir, vamos a quedarnos.

Melissa me dio una mala mirada, se sienta en la cama, desata sus agujetas, salgo de la cama, tomé mi ropa, me fui a cambiar en el baño, al salir veo a Melissa recién quitándose su blusa.

—¿Cómo es posible que no estés lista?.

—No me digas nada.

La veo quitarse sus pendientes, me acerco a ella impaciente, desabrocho el botón de su jean, veo como se paraliza de repente, deslizo su pantalón por sus piernas, ella cae en la cama, se lo quito por completo, veo sus piernas descubiertas por completo, levanto la mirada, Melissa está muy roja.

Su cuerpo no está mal a pesar de haber estado engordando últimamente, no pude contenerme, acaricie sus piernas, ella no se ve nada cómoda con esto, quito mis manos de ella, me alejo.

—Te espero abajo— siento que hablé tan rápido como salí de la habitación.

Me quedé afuera esperando, hablé con mi mamá... bueno no dije más de dos palabras, la señora me preguntó si iríamos y le dije que no por enésima vez, veo a Melissa salir, le sonrío, está preciosa porque ahora si lleva más ropa, me preocupan dos cosas de su vestimenta y esas son que agarre un resfriado y que su amiguito no le quite los ojos de encima. Cierra la puerta, antes de entrar al auto le doy un beso a sus labios.

—¿Traes todo?— me pregunta.

—Sí... eso creo, mi mamá me llamó.

—¿Le dijiste que mañana vamos?.

—No, sólo le dije que no.

—Entonces tendrás que llamarla luego para avisarle.

—Llámale tú.

—Es tu madre, Roman, tú lo harás.

Suspiro.

—Está bien.

Al llegar, salimos del auto, Melissa se sujeta de mi brazo, caminamos juntos hasta la puerta, le doy unas palmadas a la mano de Melissa llamando su atención.

—¿Qué?.

Le señalo hacía el auto estacionado.

—Es el de Mac.

—Si sé, ella dijo que vendría.

—Estoy seguro que es una mala idea.

Melissa se apresura a tocar el timbre antes de que me escape de aquí, la madre de Edmond abrió la puerta, nos saluda con una sonrisa, nos hace pasar.

—¿En dónde lo dejo?— le pregunto.

—Déjame ayudarte.

—No, no, puedo solo.

—Está bien, sigueme.

Vamos a la cocina dejé las bolsas sobre la mesada.

—¿Lo preparaste tú?— pregunta mientras sacaba lo que preparé.

—Sí.

—Se ve delicioso ¿cómo estás, Roman?.

Me conmueve con esa simple pregunta, ella es la madre que siempre quise, ella me conoce desde que era un niño, no me hacen esa pregunta usualmente.

—Estoy bien ¿y usted?.

—Me siento muy bien hoy, es lindo que regresaran aquí, es una noche maravillosa, nos ha reunido después de tantos años.

—Estaba pensando lo mismo.

Sólo me estoy poniendo algo nervioso quiero irme con Melissa pero se nota que ella quiere tener una conversación conmigo, creo que no está mal que me quede después de todo al problema lo tengo con su hijo nada más. 

—Roman ¿y qué tal te va?— me pregunta con una sonrisa.

—¿Con qué exactamente?.

—Con Melissa— contesta tan directa que me sorprende.

—Con Melissa... bien, estamos bien.

—¿Sólo eso? Van a casarse pronto, siento que es algo precipitado ¿qué pasó?.

—Bueno hemos estado juntos casi toda la vida, no me parece precipitado para nada, quiero estar seguro de que no se irá de mi lado...— sonreí y la miré —. Al menos no tan fácilmente.

—¿Y la amas?— preguntó de repente.

Vuelvo a mirarla con el ceño fruncido levemente, estuve viéndola un momento para luego sonreír, no está bromeando.

—Sí, la haré mi esposa ¿no? Claro que la amo, señora ¿por qué preguntó eso?— sin quererlo mi tono se escuchó ofendido al final.

—Ok, tranquilo, no era mi intención ofenderte, es que hoy en día hay jóvenes que se apresuran a casarse y... al final se separan o cosas así.

Acomodo el cuello de mi camisa, suspiro al final.

—Con Melissa sabemos lo que queremos, estamos muy seguros de eso.

—Ay si, seguramente, oye hazme el favor no le falles, pensalo muy bien, yo sé que ella no es cualquier chica, ella no es como las demás, Melissa es muy valiosa... no creo que esté bien que te diga esto pero, deseaba que Melissa eligiera a Edmond, eso fue hace algunos años, tú estabas saliendo con alguien más.



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En el texto hay: amistad amor y drama

Editado: 14.07.2022

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