Amigos en matrimonio

Ya no te amo #36

"Puedes cerrar tus ojos a las cosas que no quieres ver. Pero no puedes cerrar tu corazón a las cosas que no quieres sentir"
—Johnny Depp.

[Edmond]

Viernes 21:00 p.m.

Me levanto, guardo unos libros, me acerco a Melissa por detrás, ella se despide de una compañera, Melissa mueve su cabeza percatandose de mi presencia, me sonríe, termina de guardar su cuaderno, se da la vuelta.

—Hola, Ed.

—¿"Hola"? Dirás adiós— corregí.

Ya que estos días se los pasó sin mí, sale con Roman todos los días, casi no se han separado.

—Roman no vendrá a buscarme, si no tienes planes podemos salir juntos ¿qué te parece?.

—Sí claro, salgamos.

No me perdería por nada la oportunidad de salir con ella.

—¡Bien! Vamos.

Bajamos las escaleras está tan vacío por aquí, no sé qué deba decir, no me molesta ir en silencio pero, me preocupa que eso a ella la incomode o estarle aburriendo.

—¿Y Roman?— pregunté.

—Con sus amigos obvio.

—Ah ¿y tú no vas a celebrar?.

—No, eso a mi papá no le parece correcto, no quiero que piense mal de mí— respondió desanimada.

—Entiendo— respondí. Ella se detiene en un escalón aún nos falta un par de pisos —. ¿Estás cansada?.

Niega con una pequeña sonrisa.

—No, no... bueno un poco.

—¿Cómo te ayudo? Puedo cargarte o sólo resiste un poco más ya falta poco.

—Descuida, bajemos rápido y descanso en el auto.

—Está bien.

Entramos al auto, miro a Melissa acomodando su cabello, que bonita es.

—¿Por qué sonríes?— me pregunta de repente.

La miré por un momento, me siento descubierto y nervioso.

—¿Ah? Por nada ¿a dónde quieres ir?— pregunté llevando mis manos al volante.

—Veamos una película en tu departamento pero, primero compremos algunas cosas.

—¿Por algunas cosas... te refieres a comida?.

—¿Y todavía preguntas? Pareciera que soy una desconocida para ti y sólo estuvimos separados un par de días jaja.

Me reí con ella, Melissa pellizcó mi mejilla suavemente por un momento, me sorprendí por eso, se sintió bien.

—A penas recordaba tu nombre, tú simplemente ignoradas mi existencia en ese "par de días"— reclame con una sonrisa.

—No exageres.

—No me saludabas, si yo no me acercaba a ti no hubieras dicho nada.

—Al parecer no hay mucha gente en el supermercado— comentó cambiando el tema evidentemente.

Salimos del auto, entramos en el local, Melissa tomó una canasta.

—Dame la llevaré.

—Ah bueno.

Me da la canasta, paseamos por los pasillos, Melissa miraba algunas golosinas.

—¿Qué pasa?— le pregunté al verla salir del pasillo con los brazos cruzados sin haber llevado nada aún.

Melissa se da la vuelta, tiene su dedo en su barbilla.

—¿Y si cocinamos algo?— sugiere.

¿Habla enserio? Lo que sea me reí.

—En mi mente esa pregunta se tradució en ¿y si nos suicidamos? Jaja ¿hablabas enserio?.

—Sí, Edmond, ya sabemos seguir recetas, podemos buscar algo y prepararlo.

—Está bien.

Melissa parece tener algo en mente, ha puesto queso, jamón, huevos, harina, sal, aceite, aceitunas, papas, cebollas, por último puso una botella de vino, la veo entrecerrando mis ojos, ella en cambio me da un guiño, pagamos, salimos del local, Melissa va con una sonrisa.

—Que preciosa noche— dijo emocionada.

—Ajá.

Caminamos hacía el auto, guardamos las bolsas, entramos al auto, Melissa tiene una llamada de su padre por lo que escucho.

—Papá quédate tranquilo, estoy bien, con una amiga nada más...— mintió. La miré enseguida, ella me sonríe levantó sus hombros mirando hacía otra parte, acomoda su cabello detrás de su oreja —. No sé cuando, papá no soy una niña, si sé, papá no quiero que llames toda la noche, por favor sólo confía en mí, si, adiós papá te quiero.

—¿Qué amiga?— le pregunté.

—No deberías estar tan al pendiente de mi conversación es algo privada ¿sabes?.

—No podía hacer oídos sordos.

—Claro.

—¿Por qué le mentiste? Podías decirle que vas conmigo.

—No lo sé, no pensé demasiado en eso, da igual.

Al llegar abro la puerta, me hago a un lado dejándola pasar, cierro la puerta, dejo las bolsas en la mesa, Melissa se quita la chaqueta, hago lo mismo, comenzamos a sacar las compras, preparamos todo siguiendo una receta que Melissa tenía guardada, a ella le fascina la tarta es algo que tenemos en común.

—¿Qué película veremos?.

Melissa llevó la tarta al horno, viene hacía aquí, pone la botella de vino frente a mi.

—Ya veremos, no se me ocurre nada por empezar ¿lo abres por mí?.

—Lo dejaremos al azar, me parece bien.

[Melissa]

22:20 p.m.

Edmond abrió la botella, traje dos copas, sirvió el vino, bebimos un poco, pasé mi lengua por mi labio superior, levanto la mirada encontrando a Edmond viéndome sonrojado.

—El vino sabe muy bien.

—Ah si, es cierto.

Estuvo dándome respuestas cortas a casi todo.

Subí a su habitación, encendí la televisión, cambié un poco hasta encontrarme con una película que Edmond y yo amamos Harry Potter y el cáliz de fuego recién empieza.

—¡Edmond!.

—¿¡Qué!?.

—¡Sube!.

Edmond no tarda en llegar, me siento en la cama, sonríe mirando la película, se sienta a mi lado, ahí fue cuando mi ritmo cardíaco se descontroló, mis ojos se llenaron de lágrimas, voy a extrañar tanto esto, mañana es mi boda en adelante ya no podré hacer esto, no parece correcto y no quisiera herir a Roman.

Edmond choca su hombro contra el mío a propósito.

—Iré a ver la tarta debe estar lista, dejé que se enfríe un poco, traeré las cosas— dijo levantándose.

—Te ayudaré— aviso.

Subimos las cosas, finalmente nos sentamos, juntos decidimos probar la comida a la cuenta de tres.

—Una— dijo Edmond. Levantamos nuestro tenedor con un pequeño trozo de tarta.



#28430 en Novela romántica
#4712 en Chick lit

En el texto hay: amistad amor y drama

Editado: 14.07.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.