"Supongo que a veces tenemos buenas intenciones, pero tomamos malas decisiones"
—avenida 745.
[Edmond]
Jueves 17:30 p.m.
Dos semanas después.
Me preparo un café antes de salir, las vacaciones finalizaron, tengo que ir a las clases de cocina que acepté tomar con Melissa, no sé qué hará ella, estos días se han vuelto cada vez más difíciles para mí, visito a mi mamá tanto como me es posible, ella me pidió disculpas por haberse descuidado, se sentía mal y no hizo nada al respecto, entiendo que no pudo imaginarse que tenía algo tan grave. Hailey aparece en la cocina, recién se despierta al parecer, ella se acerca a mí con una sonrisa, me da un beso en la mejilla.
—¿Ya te vas?— pregunta con desánimo. Ella se alejó para servirse agua.
—Sí, en un rato.
—Espero te vaya muy bien.
—Gracias.
Ella me ve fijamente sosteniendo una sonrisa brillante, también le sonreí, en estos días pude tratarla más, le di un montón de consejos, quiero cuidarla de la madre de Roman y de él, sólo le hacen daño a Hailey, se relacionó con las personas equivocadas por desgracia, la ayudo porque veo que ella es una buena persona que no ha tomado las mejores decisiones, a parte no podía resistirme a darle ayuda y apoyarla en un momento tan difícil, haré lo que sea para mantenerlos a salvo a ella y a su bebé, me preocupan demasiado, la voy a acompañar con sus análisis tiene una cita para el próximo lunes, está muy ansiosa por eso, la he visto muy triste, lamenta mucho ser una "carga" para mí, tristemente no puedo hacerla pensar diferente.
—Te ves pensativo, Edmond.
—¿Ah?— dije sin haberla escuchado.
—Te veo pensativo ¿pasa algo?.
—No, no... eh ya me voy, Hailey— me despido. Me acerqué a besar su mejilla, ella se sonroja —. adiós.
—Suerte.
Al llegar al salón donde tomo las clases acomodo mis cosas, unas manos suaves cubren mis ojos ¿quién puede ser?.
—¿Quién eres?— pregunté.
—Alguien que te extrañó mucho— respondió. Es la preciosa y dulce voz de Melissa.
Ella quitó sus manos de mi vista, me doy la vuelta para verla, con todo eso de tan sólo haberla escuchado mi corazón se descontrolaba y aún más al verla, Melissa se ve mucho más hermosa de lo que recuerdo, está muy distinta, con una sonrisa dulce, me extiende sus brazos.
—¿Sólo te quedarás ahí sin abrazarme?— preguntó un poco indignada. La abracé fuertemente, ella suelta una risa alegre —. ya quería verte, Ed— dijo acariciando mi cabello sin separarse por unos minutos.
—Desapareciste, no supe nada de ti ¿pasó algo? Y regresaste antes.
Melissa se separa, acomoda su largo cabello, me mira algo triste, lanza su cabello hacía atrás.
—Mi celular se rompió, tengo uno nuevo... y si, regresé antes, no podía perderme las clases por nada, ni siquiera por mi luna de miel— agregó rodando sus ojos.
Ya veo que no le fue bien.
Iba a decirle algo pero los profesores llegaron al salón y Melissa se fue a su lugar, tuvimos un trabajo en grupo ella me sorprendió encargándose de casi todo a penas nos dejó participar, tuvimos la nota más alta, sólo por eso no nos dieron tarea, guardamos nuestras cosas, Melissa se acerca a mí agarrando mi brazo, al salir pensé que vería a Roman afuera pero no estaba.
—Tranquilo, le dije que después de clases me iría contigo a partir de ahora.
Eso me hizo muy feliz, que consiguiera pasar más tiempo conmigo, entramos en mi auto, mientras conducía y escuchaba algunos detalles de sus viajes la notaba muy diferente.
Detuve el auto de golpe, ella me ve sorprendida sin comprender por qué me detuve.
[Melissa]
22:30 p.m.
Edmond me ve y me siento descubierta a él no le puedo engañar.
—Melissa ¿qué te hizo?.
—No le di una cosa y no me volvió a hablar, me ignora, a penas llegamos él se fue con su amigo sin decirme nada.
—Tienen que arreglar eso en algún momento. Melissa, siento que tengo mucho para contarte.
—Edmond, no he dormido por algunos días, me gustaría escucharte, pero ahora sólo llevame a casa por favor.
Mis ojos se cierran, me acurruqué en el asiento, Edmond me cubrió con su abrigo. Al abrir mis ojos veo que me llevan cargada en brazos, abre la puerta de mi habitación encendió la luz cerré mis ojos fingiendo estar dormida, me dejó en mi cama, me acosté de costado dándole la espalda, dejó un beso en mi mejilla, apagó la luz.
—Hey— dije llamándole.
Él viene hacía mí, no es Edmond para mi sorpresa es mi esposo, se sienta en la cama, acaricia mi cabello lo acomoda hacía un costado.
—No deberías quedarte dormida en el auto de Edmond.
—¿Dónde está él?— pregunté desilusionada.
—Esperaba que me preguntaras otra cosa o que al menos me saludaras como sea, tu papá se quedó conversando con él y hasta lo invitó a cenar.
—¿Te quedarás?.
—Sí. Deberías descansar un poco más hasta que sirvan la cena.
—Está bien dormiré un poco.
[Roman]
23:00 p.m.
Dejo mi espalda contra el respaldo de la cama, Melissa reposa su cabeza en mi abdomen, reviso mi celular, sólo respondía a mensajes de unos amigos hasta que la llamada de Clarissa se centró en la pantalla ¿ahora que quiere esa señora? Le contesto.
—Clarissa.
—Ya deja de llamarme así.
—¿Qué pasa por que llamas?.
—¿No vendrás a cenar? ¿en dónde están?.
—Estoy con Melissa cenaré con ella y su padre.
—Ah regresan y cenan primeramente con su familia en vez de con la tuya como corresponde, sigues sin tener autoridad por lo que veo.
—Bueno Clarissa hasta luego debo colgar.
—Saluda a Melissa de mi parte y dile que mañana van a cenar aquí.
—¿Qué? No, no lo hagas.
—¿Por qué no?.
—Tú no sabes comportarte.
—Vengan mañana o hablaré con ella directamente.
Fue lo último que dijo luego colgó, de cualquier manera logra ponerme de malhumor esa señora. Melissa pasa su brazo por mi abdomen abrazandome, está dormida realmente, porque despierta me aleja tanto como puede, se volvió muy tímida, con el viaje creí que todo mejoraría, pero siento que regresé a cero con ella, es bastante reservada con todo, ni hace falta que muestre carácter, Melissa me ve y agacha la cabeza, lo que no consigo es que haga lo que yo quiero, no lo hace, me contradice en todo, eso me vuelve loco, no lo soporto y no sé que hacer pero soy yo unas de las decisiones rebeldes que tiene, sus padres siempre quisieron juntar a Melissa con Edmond, su mamá no era grosera como su padre por lo que nos permitía ser amigos y gracias a eso pude llegar hasta aquí.