Amigos en matrimonio

No merezco eso #50


Muchas cosas cambian cuando aprendes a decir "no merezco esto"

Jael Medina.

[Roman]

Melissa me respondió con una fuerte bofetada, niega con decepción y lágrimas en sus mejillas.

—¿Cómo te atreves a pedirme algo así? Con eso me doy cuenta que no tengo nada más que hacer a tu lado si piensas lo peor de mí.

Aún mantengo mi mano en mi cara hervida, la miro con enojo.

—Si eres inocente sabrás demostrarlo y si no... está bien te voy a perdonar tu fallo, no queda más.

Melissa llora con tanto dolor con su mano en el pecho, vamos no es para tanto, le dije que está perdonada ¿quién soy yo para no perdonar algo así? También le fallé, pero mejor que nunca lo sepa, nunca le contaría eso.

—Y-yo nunca me he acostado con alguien, nunca lo hice, no me digas eso... ay Dios fue un error haber regresado— lloriquea cubriendo su rostro.

Golpeo el volante con fuerza consiguiendo que ella se asuste, la tomé de sus brazos sacudiendola.

—Oye ¡basta...! Basta, estoy harto de ti ¿puedes dejar de llorar y escucharme?— le pregunto, sus labios tiemblan conteniéndose —. Te he soportado todas tus locuras, tus rarezas, el rechazo de tu maldita familia, tus caprichos... tu abandono, cualquier otro te hubiera abandonado a la primera, pero yo soy un imbécil, Melissa, la verdad es que te quiero mucho, sé que he cometido errores, te fallé muchas veces, sé que te he lastimado y lo siento de verdad, pero dejemos de hacernos estás cosas, ya no eres una niña, tienes que cambiar y yo también lo haré, será diferente, quiero dejar de ser un idiota ayúdame.

Dejo sus brazos, veo mis dedos marcados en su piel, ella asiente, seco sus lágrimas.

—Está bien— contestó.

—Yo ya te dije lo que me molesta tu cercanía con Edmond, es mejor que ya no se vean tanto, él está con Mackenzie ya no intervengas, él está con ella no contigo, sólo dales espacio y tú me tienes a mí.

—Entiendo... oye Roman.

—¿Qué?— le pregunto, enciendo el auto y lo arranco.

—No me gusta nada la chica que estaba con Joaquín y Laurent... ya sabes la que conversaba contigo cuando llegué.

—¿Leena?.

—Sí, noté miradas de su parte, no estés con ella ¿ok? Creo que puede tener otras intenciones contigo.

—Ah... bueno, quédate tranquila.

Que perceptiva.

—Ya terminé con las invitaciones.

—Bueno ¿ahora que quieres hacer?— le pregunto.

—Debo ir de compras... quiero usar algo lindo en la fiesta.

—Bien, te dejaré en el centro comercial— dije, giro a la izquierda.

—Quiero que me acompañes, no que me dejes ahí ¿puede ser?— preguntó al instante, le doy una mirada rápida, chasqueo mi lengua disgustado.

—Bueno te acompaño, pero primero no tardes, segundo no me hagas ninguna consulta de la ropa como el color o esas cosas y tercero no te quedes conversando por ahí con nadie, yo te aviso que voy a estar con mi celular hablando con unos clientes que Mackenzie me encargó mientras, tengo cosas que hacer— le explico.

—Será como ir sola ¿seguro me dejarás así?— pregunta disgustada.

—No lo sé, ya te dije, decide tú, ya no quiero discutir— le respondo.

—Bueno, entonces sólo déjame allá sola.

—¿Y si vamos otro día mejor?.

—Le preguntaré a Edmond si quiere acompañarme.

—Listo como quieras— le contesto, ella encendió su celular ignorandome —. Parece que no entendiste nada de lo que te dije acerca de Edmond.

[Melissa]

Miro a Roman enojada mientras guardo mi celular en el bolso, llevo mi cabello hacía atrás con mis manos siento que me hace perder la paciencia.

—Todo tiene que ser a tu manera, Roman— me quejo, el se sonríe, niega con la cabeza.

—Ojalá alguna cosa fuera a mí manera y no a la tuya, pero no.

—¿Entonces que hacemos? Hagámoslo a tu manera— sugiero.

—Podemos mover tus cosas a mi casa— contesta, me reí al escuchar eso.

—¿Tienes casa?— pregunté.

—El departamento por el momento... ¿por qué te ríes?— me pregunta sonriendo confundido.

—No, no viviré ahí.

—¿Por qué no?.

—¿Tú dime por qué dejaría mi enorme y lujosa casa para quedarme en un departamento...? Lo siento, enserio no me gusta ese lugar.

—Es lo que tengo para ofrecerte por el momento, eres mi esposa tengo claro que tenemos que estar juntos.

Llegamos, Roman detuvo el auto, lo apagó, puso su mano en mi rodilla.

—Que dulce eres a veces maldición— dije, me acerqué a abrazarlo, sentí mucha ternura en mi interior —. Te quiero aunque a veces...

—Te quiero y perdón por todo, Melly...— se disculpa susurrando cerca de mi oído, su cálido aliento chocando en esa zona provocó que mi piel se erice por completo, dejó su mano detrás de mi cuello, besó mi mejilla un par de veces hasta llegar a mis labios.

—Roman...

—Mírate— dijo recorriendome con una mirada encendida —. ¿Vamos?.

—Ajá.

Acomodo mi falda Roman no se pierde ese simple acto, se puede decir que me come con la mirada, salimos del auto, está lloviendo nos mojamos en tan poco tiempo, no me gusta correr de la lluvia porque la adoro, llegamos a la habitación Roman me sonríe, me acomoda contra la pared, un grupo de chicos pasaron riéndose por el pasillo.

—Roman— le saludaron.

Roman sólo movió su mano hacia ellos en respuesta, esos chicos se fueron, él tomó mi barbilla se acercó a besarme, le correspondo, su mano que sujetaba mi cintura me acerca contra su cuerpo de repente, se siente bien, sonreí dejando el beso.

—Oye mejor...— miré hacia un costado, encuentro a Leena mirándonos de una manera extraña.

—Roman— dijo ella.

—Hola— la saluda, comenzó a buscar sus llaves.

—Oye quiero hablar contigo— dijo Leena.

Roman abrió la puerta, me empuja adentro suavemente.

—Luego, ahora estoy con Melissa.

Roman entró y cerró la puerta algo fuerte.

—¿Qué le pasa contigo a esa chica?.



#28390 en Novela romántica
#4703 en Chick lit

En el texto hay: amistad amor y drama

Editado: 14.07.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.