[Melissa]
Con Edmond preparamos el desayuno juntos, anoche cuando llegué a su departamento no pude explicarle nada sólo fui a acostarme, estaba muy agotada y él también por lo visto, me acosté con él ni siquiera me escuchó estaba dormido profundamente.
—No puedo creer que mañana por fín será mi fiesta de bienvenida— dije algo nerviosa.
Edmond se apoya en la mesada, larga una pequeña toalla a su hombro viéndose pensativo.
—No entiendo, yo jamás tuve una fiesta de bienvenida que recuerde, tú no hacías eso ¿ahora por qué lo llevarás acabo?— pregunta confundido.
—No me pongas más nervios ¿quieres? No lo sé, abandoné a todos, estuvieron preocupados y quisiera recompensarlos en eso, ya todos están invitados, me aterra que algo pueda salir mal.
—Hablando de fiestas ¿qué pasó anoche?— pregunta parándose junto a mí.
Agito mis manos liberando un poco de tensión en mi cuerpo, suelto un poco de aire antes de hablar.
—Tuve una especie de discusión con Roman, él quería obligarme a quedar en esa fiesta, yo estaba muy aburrida y cansada, le dije que me quería ir que ya era tarde y me dijo 'no' no quería llevarme a mi casa, casi no me dejaba ir, por suerte Joaquín escuchó todo, me ayudó a salir de ese lugar me trajo aquí, pero ¿sabes que?.
—¿Qué?.
—Me besó— dije, a Edmond pareció incomodarle, sus hombros se escogieron viéndose algo encorbado —. Me dijo que yo aún le intereso... me sorprendí bastante, pero pude manejar eso y le dije que entre nosotros ya no quedó nada, le agradecí y me fui.
—¿No le avisaste a Roman sobre eso?— preguntó.
—No, no quiero saber nada de ellos por hoy, sólo quiero relajarme y distraerme.
—No me deja tranquilo que Joaquín te haya besado, si estuvieras conmigo me gustaría saber si algo así te pasó...— dijo preocupado, entonces cuando me ve se sonroja.
—Si, pero es distinto con Roman, yo creo que cometí un error al casarme con él porque lo nuestro no está funcionando... no sé, él no cambia, además yo creo que me oculta muchas cosas y el hecho de que no me reconoce que estuvo con alguien más, esas cosas duelen... ¿tú creés que él me traicionó?.
—Sí, Melissa, pero eso ya todos te lo han dicho.
Choco mis puños entre sí.
—Pero nadie me trae evidencias, jamás conseguí fotos, vídeos, nombres o alguna maldita cosa, sólo alguna evidencia sería suficiente como para no frenar el divorcio ya sería algo irrevocable.
—En la fiesta si puedes aprovecha y observa si está con alguien.
—Edmond, no lo creo, jamás lo he atrapado y no creo que en mi fiesta se le ocurra portarse mal sería algo muy arriesgado...— dije, ambos nos miramos descubriendo que lo arriesgado es tan adecuado a Roman, sonreí, chocamos las manos —. Lo vamos a atrapar.
—Que decepción porque pasará lo mismo que pasó Joaquín que a estas alturas se da cuenta de que tu eres muy valiosa.
Abrazo a Edmond, él me corresponde acariciando mi cabello.
—Con el paso del tiempo voy perdiendo las esperanzas de que exista un hombre que pueda amarme incondicionalmente, que me respete, que me valore y le guste así como soy... mejor me quedo sola, los hombres son iguales— lloriqueo.
—Eso dices ahora porque nada más saliste con los inmaduros de Roman y Joaquín, no has podido ver a alguien totalmente seguro de sus sentimientos, decidido a estar contigo y lo demás vendría por añadidura— dijo abrazandome más fuerte.
¡Vamos Ed continúa! Siento que me recalca que debí escogerlo.
¿Y por qué diablos no lo hice? Ahora que ya no está libre... ahora me doy cuenta de que quiero estar con él, que quiero intentarlo, y dicen que la tercera es la vencida.
Ahora sólo sé que si su relación con Mackenzie se vuelve más formal como al punto de plantear boda me querría morir, no puedo permitir que me lo robe, eso tengo que impedirlo.
Dios necesito ayuda, tengo que hablar con alguien de esto porque está mal, soy una mujer casada y él tiene novia, mis sentimientos no son buenos en ningún aspecto.
—Melissa estás callada— dijo apartándose.
—¿Vas enserio con Mackenzie o es sólo un pasatiempo para ti?.
Edmond sonríe como si le hubiera dicho algo raro ahora me siento incómoda por tomar tanta confianza, él guardó mi manos entre las suyas con cariño mostrándose relajado.
—No son los principios que mi madre me dejó, jamás podría ver a una mujer como pasatiempo, con Mackenzie somos novios formalmente, pero aún nos estamos tratando, descubriendonos en lo poco que nos vemos— me explica pacientemente —. Nada más que no queremos llevar las cosas muy rápido como en tu caso, ojalá me hubieses dejado ayudarte y aconsejarte, pero estabas cegada con que Roman era el indicado y no escuchabas— me recordó con una sonrisita.
—Es que tú...— me detuve, lo miré asustada, casi le reprocho que no me confesara antes sus sentimientos.
—Sigue ¿me estás culpando de algo?.
Me encogí de hombros y negué con la cabeza.
—¿Enserio ella te gusta?— le pregunté.
Estoy muy bocona, mi boca habla por sí sola ¿qué me pasa?.
Justamente Hailey llegó con su bebé en brazos, Edmond me miró, pero terminó yéndose a ayudar a Hailey, suspiro ¿qué me pasa? No puedo seguir así, esto sería muy malo si se me va de las manos puedo arruinarlo todo.
Melissa ordena tu vida primero y luego piensa bien con quien compartirla.
Fui hacía ellos, saludé a Hailey y me despedí de Edmond con un beso en la mejilla.
—Me tengo que ir, luego te llamo— le aviso.
Edmond se veía preocupado por mí, pero si se me sigue yendo la boca y le termino demostrando que es posible que él me guste... por un lado pienso que sería incómodo, no sé qué esperar de todo esto.
Busqué a mi ex niñera Felicia, me está preparando té, mientras espero mis piernas se mueven sin parar, estoy un poco ansiosa.
—No, Melissa, tú por el momento estás casada, ni siquiera vas a la mitad de los trámites de divorcio, Edmond tiene novia, no deberías meterte en esa relación, es algo egoísta.