"Me rompiste el corazón en más de mil formas... y a pesar de todo eso te quise demasiado"
[Connor]
Me levanté de mi asiento con una sonrisa, esta fiesta es un caos, todos comenzaron a decirse cosas, Roman y Joaquín estaban golpeandose nadie se atrevía a separlos, Clarissa pasa por mi lado, tomé su brazo.
—Clarissa ¿qué pasó por aquí?— pregunté con diversión.
—Connor ¿no te da miedo que alguno te vea? Bueno, ya se sabe casi todo, pero lo que a ti te concierne ya tenemos el dinero, te pagaremos— me asegura.
—¡Bien...! Bien ¿cómo lo consiguieron?.
—¿Ves todo esto? Roman le robó a Joaquín, se enojó y arruinó todo, lo otro consiguió de la herencia de Melissa.
—Ah... la herencia que le dejó su madre, la señora era poderosa, y su dinero es muchísimo.
—¿Ajá? ¿qué le pasa a tu cara?— pregunta con sospecha.
—Oh nada, no sé cómo Roman se contuvo al no sacarlo todo.
—Iré a separar a Roman— dijo alejándose de mí.
Lo quiero todo... todo de Melissa.
[Roman]
Mi mamá nos separó, la sangre cae hasta mi pecho, vaya paliza que nos dimos, mi mamá me clavó las uñas en mi brazo llevándome hacía adentro.
—Vete a casa tenemos mucho de que hablar ¡que vergüenza!— exclamó.
Le arranco mi brazo ya harto de todo esto.
—NO— contesté, me fui hacía el grifo a quitarme la sangre de la cara —. Tengo que ver a Melissa.
—No, no es necesario, ella ya no importa, ya tenemos el dinero, vámonos.
Doy un golpe en la mesada con mi mano abierta.
—NO MAMÁ, NO, ya déjame tranquilo, ya estoy harto de todos, tengo que hablar con ella, sólo no te metas más en mi vida.
Seco un poco mi rostro, me voy hacía la habitación de Melissa, encontré a Emma, Cassy, Reese y a Thomas, ellos me ven con desprecio, están en el pasillo, no me importa nada más que ver a mi esposa, llego hasta la puerta, la golpeo.
—Melissa, abre la puerta— pedí.
Miré hacía atrás, ellos se estaban yendo, incluso Emma que es la más bocona se fue en silencio, sigo tocando la puerta hasta que fue abierta por Edmond, veo a Melissa vistiendose, Edmond se fue, entré en la habitación, cierro la puerta, la veo limpiar las lágrimas y continuar poniéndose sus zapatillas, ni siquiera me mira.
—Melissa, te amo.
—Mientes.
—No sé cómo pasaron todas esas cosas, te suplico que me perdones, por favor, nunca fue mi intención hacerte daño... ¿a dónde vas?— le pregunto al ver que se dirigía hacia la puerta, la agarré de la cintura.
—Me voy con Edmond.
—Tenemos que hablar— dije intentando impedir que se vaya.
—No, ya no quiero, tú... lo arruinaste todo, Roman— dijo con dolor, se detuvo a cubrir su vista con su mano aún llorando —. Estoy cansada, sólo déjame ir.
La sujeto con más fuerza reteniendola.
—Melissa, lo que dijo Joaquín... no lo contó bien ¿tú le creés todo lo que dijo de mí?— le pregunto.
—Isabella es tu hija ¡Dios! Tienes una hija con ella estando casado conmigo ¿me vas a negar eso?.
—Hailey después de que me casé contigo ella fue a hablar con mi mamá para decirle eso, pero yo te amo a ti, quiero estar contigo por eso no quise que supieras y te lo oculté.
Melissa llora aún más muerde su labio inferior.
—Las fotos... me negaste que tuviste algo con Leena y tenías todo con ella, regresé y no dejaron de estar juntos, Roman...— habló agitada, parecía que el aire le está faltando —. Trajiste a tu amante a mi casa, tu hija... todos están aquí ¿por qué Roman? ¿por qué has sido tan malo conmigo? Dime qué te hice.
Comencé a llorar con oír todas esas cosas y como le están afectando.
—Melissa es muy complicado de explicar, yo te amo, sé que te estoy lastimando demasiado, no quiero culpar a nadie, pero mi madre controlaba toda mi vida desde antes de casarme contigo, me obligó a hacer cosas... me metió en la cabeza de que Hailey no me amaba que sólo quería nuestro dinero, me insistió que me quede contigo hasta que... conoció a Leena y empezó a decirme muchas cosas feas.
—¿Qué cosas te dijo de mí?— me pregunta.
La miro avergonzado.
—Que te acuestas con Edmond y cosas así... no quiero seguir empeorando las cosas, perdóname, yo siempre confíe en ti, pero la gente me decían muchas cosas y tú estabas tan diferente conmigo, si lo arruiné todo, fui tan inseguro.
—Antes de ser mi esposo eras mi mejor amigo, Roman, tenemos toda la vida de conocernos y yo de amarte, te amo tanto y me duele mucho— dijo llevando su mano al cuello —. Una de las personas que más amo, Roman eras mi mundo entero, pero tenemos que ser realistas... lo nuestro nunca podrá funcionar— dijo bajando la mirada, se sacó el anillo, me lo entrega —, No quiero ser tu esposa— murmuró entre el llanto.
Melissa cae en mis brazos, la llevé hasta la cama, le quité sus zapatillas, no la veía así desde lo de su madre, llora como si yo hubiera muerto... tal vez si, tal vez estoy muriendo para ella, me quedé sentado abrazando a Melissa que está recostada en mi pecho, acaricio su cabello a medida que lo desato.
—¿Melissa?— le hablo.
No se si se quedó dormida.
—¿Mmh?.
—Te propongo algo ¿quieres?— le pregunto.
—¿Qué?.
—Que si nuestro matrimonio acaba... recuperemos nuestra amistad, la de antes, no quiero terminar mal contigo ¿qué dices?.
—Eso no se puede— contesta.
—Por favor quiero intentarlo, no podemos dejar todo lo que tuvimos así.
—Nos hicimos mucho daño, lo veo imposible, Roman.
Tomé su mano.
—Te prometo que no te haré daño, creo que es lo mejor, no quiero que nos quedemos con lo malo, por el contrario...
—No, no, para ser honesta no quisiera volver a verte, es imposible que quedemos siendo amigos si estaré recordando todo lo que me hiciste.
—Está bien, lo que tú decidas está bien.
[Melissa]
Tres meses después.