Estoy en shock, luego de que el doctor me dijera que tuve un accidente y que estuve 3 años en coma, me desespere, empecé a moverme frenéticamente y a gritar que no era real, que eso no podía haberme pasado a mí, después no recuerdo mucho, solo vi que pusieron algo en mi bolsa de suero, supongo que fue algún sedante y de ahí todo se volvió confuso. Ahora que despierto otra vez en esta habitación de hospital, me doy cuenta que no es una pesadilla, es real, es más real de lo que me podría imaginar.
Las palabras "Estuviste en coma por tres años" se repiten en mi mente una y otra vez, ¿Estuve en coma por tres años? ¿Qué me paso? ¿Por qué no puedo recordar nada?, son tantas las preguntas que rondan por mi cabeza en este momento.
Escucho la puerta abrirse y luego muchos murmullos , supongo que es el doctor de nuevo o las enfermeras, no lo sé, ni siquiera les doy una mirada, mi vista está en un punto fijo de la pared frente a mí, mi mente y mis pensamientos están en cualquier lado menos en ellos y en lo que sea que están diciéndome. No sé cuantos minutos han pasado desde que entraron en la habitación, pero desde ese momento empezaron a examinarme y a hacerme preguntas que solo he respondido con monosílabas.
—Alyssa —la voz del doctor me saca de mis pensamientos. —Tenemos que practicarte una serie de pruebas, estudios y análisis, por lo cual necesitamos sacarte un par de horas de la habitación, ¿Te parece bien? — finalmente despegó mi vista de la pared para dirigirla a él y simplemente asiento con la cabeza.
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Unas horas después por fin me traen de vuelta a la habitación, estoy agotada, hambrienta y me siento muy débil. La puerta se abre y por ella entra una enferma regordeta y bastante baja de estatura con una bandeja de comida en las manos, se acerca lentamente a una mesa movible al lado de la cama, deja la bandeja y empuja la mesa hasta que queda a mi alcance, me da una pequeña sonrisa antes de salir de la habitación. Observo lo que hay en la bandeja, un poco de arroz, una pechuga de pollo, algo que parece como sopa de verduras, un jugo en caja y una gelatina; Empiezo a comer lentamente ya que mis brazos aún se sienten pesados y como si muchas hormigas caminaran en ellos, lo bueno es que al menos ya puedo moverlos, pero no puedo decir lo mismo del resto de mi cuerpo.
Luego de terminar mi cena la misma enferma regordeta viene y se lleva la bandeja, me quedo un rato pensando en todo lo que paso el día de hoy, me desahogo llorando, ni siquiera quiero pensar en dormir, el solo pensamiento de cerrar los ojos para dormir me da miedo y entro en pánico al pensar que tal vez no vuelva a despertar.
No sé cuánto tiempo después de tanto pensar y llorar logro quedarme dormida.