Amnesia

Capítulo 1

Extraño choque




 

Lo primero que sentí al despertar, fue dolor.

Dolor en cada una de mis articulaciones, en especial la cabeza. Se sentía como si fuera a explotar de un momento a otro, en millones de pedacitos, así que, opté por moverme un poco e intentar enfocar la vista.

 Cuando la nubosidad desapareció de mis ojos, me quedé estática.

 

Al parecer había chocado.

 

Todo el coche expulsa pequeñas ráfagas de humo blanco…<¿Esa es una buena señal?>. Me llevé una mano a la cabeza, pero la retiré rápidamente al sentir algo viscoso y tibio entre los dedos...era sangre.

¿Qué es lo que ha pasado?

  Con dificultad salí del auto, evitando el vidrio entre mis piernas desnudas y llenas de pequeñas heridas. Al estar finalmente de pie, pude ver los verdaderos daños.

  Fue un gran choque, pues, la parte delantera del vehículo fue atravesada por el pobre árbol, unos centímetros más y mi muerte hubiera sido instantánea.

 

Bien, no sé qué es lo que tengo que hacer. No recuerdo nada, no tengo la menor idea de qué día es, o donde estoy.

 

<<¡Un teléfono!>>, eso es. Seguramente allí estarán todas las respuestas que necesito.

 

  Me incliné sobre el asiento del conductor, observando minuciosamente cada rincón, hasta que encontré el aparato.

Y de nada sirvió, porque la pantalla estaba hecha trizas; intenté encenderlo de todas formas, pero ni siquiera un sonido emitió. Así que lo dejé allí, junto a un…¡BOLSO!. Lo arrastré hacia mi, y revisé lo que había dentro.

Chicle, un paquete de gomitas, tampones, un encendedor, mucha ropa y una billetera rosada. ¡Bingo!

  Volví a deslizarme fuera del auto, y a la luz de la luna llena, comencé a fisgonear entre muchas tarjetas, una de ellas perteneciente a una librería. Hasta que di con documentos importantes, una licencia de conducir y un carnet de identidad. El cual, a duras penas pude leer con claridad.



 

Artie Rose Donovan

22 años

Nac. 22/10/1999

Soltera

Estado de Washington



 

Bueno, al parecer mi nombre es Artie, supongo que es un gran avance, pero sigo sin saber cómo es que llegué aquí.

   El dolor de cabeza era cada vez más agudo, lo que me llevó a formular un plan básico.

 

Buscar a alguien. Pedirle que lleve al hospital. Hablar con la policía, para buscar a mi familia...si es que tengo una.

Observé mi ropa en busca de algún bolsillo para guardar la billetera. Estaba vistiendo una falda un poco larga, una camiseta y unas zapatillas desgastadas. 

  Lo bueno, tenía bolsillos. (Aunque preferí llevarla en la mano)

  Lo malo, estaba cubierta de sangre.

Tendría suerte si alguien detiene el coche, y no acelera a tope pensando que era una asesina en serie.

 

¿Lo era?, ¿Por eso choqué, porque estaba escapando de la policía…?

 

No es momento para pensar en eso, después lo haré.

Caminé hasta el borde de la carretera, y esperé durante varios minutos a que un auto apareciera.

  Un par de luces nublaron mi vista unos segundos, y sin pensarlo dos veces alce las manos para hacer que se detuviera.

Gracias al ser que vive en los cielos, el auto se detuvo a unos pasos de mí, con las luces intermitentes encendidas. Me acerqué a la ventanilla y golpeé para que el conductor la abriera.

  Una vez la ventanilla estuvo abajo, mis ojos se toparon con otros muy verdosos.

 

- Hola, ¿necesitas…- Sus ojos recorrieron mi ropa ensangrentada.- ayuda?, ¿Quieres que llame a la policía?.- Su voz evolucionó del tono amable, al tono de estar apunto de entrar en pánico.

 

- ¿Puedes acercarme a la civilización?, creo que acabo de chocar mi coche entre esos árboles.- Apunté con el pulgar hacía la dirección del auto.

 

- Claro, sube.

 

Desbloquea las puertas y, antes de subirme, me miré la ropa por milésima vez. El chico me miró con una sonrisa amable, como si me hubiera leído el pensamiento me dijo.

 

- Tranquila, no importa si manchas el asiento.

 

Asentí tímidamente y terminé por subirme al coche. Ya dentro, me coloqué el cinturón y cerré la puerta a mi lado. El chico echó a andar el auto mientras me lanzaba pequeñas miradas furtivas; yo me mantenía mirando por la ventana, tratando de recordar algo, por mínimo que fuera, mientras me aferraba a la billetera con el único documento que era capaz de decirme quién rayos era.

Unos minutos después de recorrer silenciosamente la carretera, un poco más adelante, una imponente ciudad empezó a tomar forma.

 

- ¿Dónde estamos?.- Le pregunté al desconocido, quien, al oírme hablar luego de tanto tiempo en silencio, dió un pequeño saltito.

 

- En Seattle, ¿No conoces la ciudad?.- Me miró realmente confuso.

 

- Creo que no.

 

- ¿De dónde vienes?

 

- No lo sé.- Estaba a punto de echarme a llorar, sentía tanta frustración y rabia, porque no recordaba nada.

 

- ¿Cómo qué no lo sabes?, ¿Quién eres?

 

  Abrí la mano derecha, e inspeccione dentro de la billetera hasta dar con el carnet.

- Me llamo Artie Donovan.

 

  El coche comenzó a detenerse y finalmente el chico, lo estacionó a un lado de la carretera.

  Se soltó el cinturón de seguridad y se dio vuelta, hasta que estuvimos frente a frente. Sin decir nada, me inspeccionó de abajo hacia arriba.

 

- ¿Por qué tienes sangre en el cuello?, ¿Me dejas revisarte?.- Preguntó suavemente, como si yo fuera un perrito asustado. Aunque...en verdad me sentía como uno. 




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