Amo y mil Canciones

28

UN VASO LLENO DE VACÍOS

2 de junio 2023

Carla

Idiota, ¿qué se piensa? Que voy a estar a su disposición y para cuando él decida salir conmigo, o para cuando al fin le caiga la idea divina de pedirme que intentemos estar juntos. No señor. Está equivocado. Y por qué... Agsh... ¿Por qué pasa tiempo con Emma, ahora? ¿Por qué...?

—... Carla.—La voz de mi amiga me saca de mis pensamientos. Sigo sin acostumbrarme a escucharla hablar.

—¿Mmm?—Vuelvo a ella.

—Deberías terminar de arreglarte para la escuela.—Comenta ajustando su chaleco.

Lo hice sin muchas ganas.

Estas semanas todo estuvo bien, sin problemas—serios—, después..., bueno, digamos que estuvimos divididos. Cami y yo hablábamos por horas, pero ella no hablaba con Leo, lo evitaba, mejor dicho, pero sí hablaba con Miguel. Y yo, hacía lo opuesto. No Miguel. Sí Leo. Sigo enojada con él, y él no para de acercarse a Emma. No me molesta que sean amigos, pero como ella lo ve no me inspira confianza, se hace la linda frente a él, le coquetea, y Miguel como idiota no le dice nada. No me importa.

Sí que te importa.

Acota mi subconsciente.

Cami estas semanas estuvo con pesadillas, decía cosas dormida, jadeaba de miedo, solía sudar también, como si estuviese escapando de algo o de alguien, no lo sé. Pero veía sus ojos tan asustados que preferí no preguntarle nada.

Hablé con Leo y él está desanimado porque ella trataba de hablarle lo menos posible, y evitaba a toda costa el hablar de lo que sienten el uno por el otro. Volvíamos a lo de antes; Cami y Miguel siendo los mejores amigos. Leo y yo siendo nuestro apoyo mutuo. Y me molestaba, porque si Miguel le dice algo a ella sobre mí, Camila no va a querer decirme nada.

Llegamos a la escuela y otra vez Emma se pegó a mi mejor amiga como garrapata, y disimuladamente también se iba acercando para tener a Miguel más cerca.

Típico, y después nos trataba de zorritas a nosotras. Pensé con sarcasmo. Miguel le decía algo y ella reía como loca.

Lo tocó.

¡¿Qué mierda estás tocando, idiota?!

Leo agarró mi brazo y nos fuimos de ese círculo así caminábamos por nuestra cuenta.

—Te saqué de ahí antes de que Emma se quede sin manos. Ibas a ser la responsable.—Soltó con un deje divertido y a mí me tocó fulminarlo con la mirada.

—Yo no hice nada.—Me defendí cruzándome de brazos.

—Casi le saltás a la yugular, no hicieron faltas palabras para darse cuenta de eso. Estás celosa.—Me acusa con el dedo índice. Se lo golpeé para sacarlo de mi cara.

—No estoy celosa. Simplemente..., me molesta que después de todo lo que hizo, de lo basura que fue, Camila la trate con amor.—Me indigné.

—Porque ella no es rencorosa.—La defiende.

—¡Pero yo sí!—Grité con impaciencia y al parecer a él le dio gracia.

Empieza a rascar su nuca nervioso—. Carla...

—No. No tengo idea de por qué ella no quiere hablarte del tema "ustedes".—Me apresuré antes de que terminara la frase.

Él se me queda viendo y supe que era justo lo que iba a preguntar, ya que lo hizo dos mil seiscientas veces, —en lo que va del mes—, así que no querrán imaginarse todo el mes de mayo.

—Pero...—Puse mi mano en su hombro y él dejó a medias lo que iba a decirme.

—Ella tiene sus razones. No presionarla sería de gran ayuda, deberías darle tiempo.—Bajó la mirada con tristeza.

—¿Más tiempo? Ya pasaron tres semanas. ¿Cuánto más tengo que esperar?—Su voz apenas fue un murmullo.

Sus ojos mostraban el desespero que trataba de esconder en sus palabras. Lo miraba y pensaba en que Leo merece tener una respuesta, pero también creo que Cami tiene razones para evitarlo, no quiere tener que enfrentarse a su mirada. Ni a sus preguntas. Ella lo quiere, pero aunque para mí esté equivocada, teme arruinar su vida.

Ella se culpa por lo que unos bastardos le hicieron, y no quiere que Leo cargue con eso.

Cada vez que yo los veo juntos, es imposible no ver reflejado lo que ellos sienten, esos sentimientos son visibles para todos, aunque permanezcan en el silencio, aunque ninguno se haya declarado directamente.

Estuve sola en el aula, Cami tenía taller de arte así que me senté sola. Mientras la profesora de literatura hablaba sobre una novela que estuvimos leyendo, mi cabeza vagaba por cualquier lugar menos el presente.

Fui hasta el final de la carpeta, con la intención de escribir la palabra "idiota" la cantidad de veces que se me sea posible y en un folio, una fotografía llamó mi atención. No era estilo selfie, y tampoco era vieja, como si alguien la hubiera tomado por mí.

"Lo tuyo es la fotografía, lo mío admirar la belleza".

Mi corazón se adelantó a mi cabeza. Como si ya supiera quién había tomado esa foto, y por qué. Solté una risa incrédula y nerviosa.

—Está loco.—Dije en voz baja mientras seguía viendo la foto. Sentí mis cachetes arder así que preferí pensar en otra cosa.

Negué para deshacerme de todos los pensamientos que me hacían ponerme así y guardé la foto en el folio donde estaba. Carraspeé mi garganta y fingí poner atención a la clase, pero ni tiempo a eso tuve porque el timbre por fin había sonado.

En el pasillo de las aulas me encontré con Miguel, al verlo y acordarme de la fotografía, mi corazón se aceleró de nuevo. Para evitar ese sentimiento, iba a preguntarle por Leo, pero cuando abrí la boca para hablar él ya estaba parado al lado de su amigo.

—¿Y Cami?—Preguntó.

—Sigue en el taller de arte, ya debe de estar por terminar su hora.—Le respondí.

Otra vez volvió a aparecer Emma, se puso entremedio de los chicos, levanté una de mis comisuras formando una mueca sin poder disimular mi desagrado.

Leo se puso frente a mí cubriéndome con su espalda para que ellos no noten mis expresiones, me miró por encima de su hombro y sonrió, yo le clavé con suavidad el dedo índice en la espalda.




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