Amor a la antigua

Ruptura

El exasperado ruido de sus pasos y las ahogadas respiraciones al caminar de Dayana y Camila solo podía significar una cosa, ella y su mejor amiga se estaban escapando de su colegio por debajo de un húmedo y oscuro escenario que solamente ellas dos conocían. Su ruta perfecta de escape consistía de un viejo salón de reuniones construido de madera y ubicado en los rincones de dicho centro educativo; para estas señoritas bastaba con abrir dos tablones sueltos por los cuales ingresaban hasta salir a una grieta que conectaba con la calle. Sus cuerpos delgados les brindaban la facilidad para poder pasar por aquel lugar sin complicaciones haciendo que su fuga fuera perfecta. Nadie se imaginaba que dentro de dicho sitio oscuro y abandonado se encontrase una salida, quizá pocos noten su ausencia, no más que algún docente o tal vez sus amigos de clase quienes poca importancia les daba la repentina falta de dos de sus compañeras.

El motivo por el cual los escapes del colegio se volvían frecuentes era salir hacia una discoteca con la compañía de sus enamorados, o por lo menos Dayana quien se vería con Cristopher (su novio de 18 años) mientras que su amiga Camila le acompañaba ciegamente a donde quiera que ella fuera.

—Vamos Camila, date prisa— dijo Dayana en voz baja.

—Shh, alguien podría oírte— respondió Camila en un susurro casi imperceptible.
— Eres muy ruidosa— bromeaba con tal de hacer enojar a su amiga.

Cuando salieron a la calle se sentían victoriosas, una vez más se habían fugado sin ser descubiertas. Un típico viernes cerca del mediodía, aunque un tanto frío y ventoso propio de aquella ciudad, pero agradable para salir. Dayana sacó su celular y se dispuso a llamar a su novio el mismo que se había anticipado en dejarle un mensaje diciendo "que no iría a su encuentro" excusándose que tenía que hacer algo muy importante con sus amigos.

— Me fugué otra vez por él ¿y ahora me dice que no podrá venir?— molesta y refunfuñando empezó a gritar — ¡este desgraciado me ha dejado plantada!

—Amiga, por favor tranquilízate– Camila intentó sosegarla— si alzas mucho la voz llamaras la atención de todo el mundo, ¿acaso quieres que todos se enteren?

— Es que no puedo creer que lo haya hecho, ¡otra vez!— el coraje le hacía gritar y de una forma insistente, más bien desesperada empezó a llamar a su celular sin obtener un resultado positivo.

—Es mejor que vayamos a casa, no podemos quedarnos aquí, y para colmo usando el uniforme del colegio— Camila le tomo de los hombros en un casi abrazo y le acompañó hasta su casa.

Y como una costumbre que se había formado, el camino a casa de Dayana consistía en consejos por parte de Camila acompañados de comentarios respecto a la ya tradicional ausencia de Cristopher. Al llegar a su hogar, saludó a su madre y a su pequeña hermanita, y de inmediato se dirigió a su habitación sin decir más palabras, haciendo ver que su estado de ánimo no era el más apto para una conversación de ningún tipo, ni siquiera quiso almorzar, nada le alegraría. Se encerró en su habitación presa de la decepción y la angustia. Caída la noche Dayana solo esperaba que su novio se conectara a la red social de WhatsApp para reclamarle lo sucedido, su enfado no podía ser controlado hasta obtener una disculpa por parte de él después de haberla dejado plantada.

Dayana:

"¡Ya me tienes harta, Cristopher! siempre me haces lo mismo ¿sabes qué? Haz lo que quieras ¡no me vuelvas a hablar más!" escribió en su teléfono con la mayor rapidez que sus dedos podían proporcionarle.

Cristopher:
"¿Por qué no te calmas? Mira cuando estés más tranquila hablamos, Dayana yo te quiero, solo no entiendo que te pasa, te pones así como loca, ya te expliqué que tuve que ocuparme en otras cosas y no fue mi intención dejarte plantada" respondió, familiarizado con el mensaje de su novia con la que siempre mantenían este tipo de discusiones.

Dayana:

"Yo estoy tranquila, no me trates como si estuviera loca, no necesitas decirme que se me pase nada ok. Ya te dije que no me hables" finalizó al mismo tiempo que emitía sonidos de ira encerrada en su habitación.

Dayana empezó a golpear la almohada buscando desahogar su enojo, era su forma común de hacerlo a veces tirando las cosas de su velador o sus materiales de belleza; así que luego de varios intentos se tendió boca arriba, miraba el techo de su casa y recostó su cabeza en su amoblada cama, luego de un suspiro apretó el teléfono celular contra su pecho. Una vez que se sintió más relajada tomó una decisión rápida, fue a la configuración de su WhatsApp y bloqueó a Christopher con el fin de demostrar su enojo. Era una de las muchas y típicas discusiones de las que venían dándose cada vez y con más frecuencia. La mayoría de tales discusiones eran por cosas sin sentido, celos innecesarios, o simplemente deseaba que él fuera más atento con ella y le diera más atención. Nuevamente volvió a tomar su celular y se dispuso a escribir un largo texto para contarle a Camila que rompería definitivamente con Cristopher por lo ocurrido aquel día, como era de esperarse desde su perspectiva. Su plática no duró mucho puesto que acordaron hablar del tema el día domingo con más calma.

Camila, su confidente, su paño de lágrimas, era de las pocas amigas que se encuentra hoy en día, esa amiga que estaba siempre dispuesta a escucharla, aconsejarla y sufrir si era necesario para manifestar su lealtad y aprecio por Dayana, era bastante extrovertida pase a mantener siempre con sus límites definidos, no destacaba físicamente por el resto de las chicas, pero su actitud respecto a la amistad le volvía única. Tanto era su apego hacia ella que fue a visitarle el domingo por la mañana; salieron como de costumbre a caminar a un parque ubicado a las afueras de la ciudad, era su lugar favorito, ya que era allí donde encontraban la calma y el espacio para aliviar sus pensamientos la una a la otra. La brisa favorecía el ambiente, los árboles silbaban al compás del viento y el sol brillaba con mucha intensidad. Recostadas bajo la sombra de un bello cedro, dejando que el silbido de las aves fuera el único que se percibiera, Dayana miró hacia la copa del árbol y bajó de golpe su mirada, ahora enfocada en Camila.



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En el texto hay: tragedia, religion, violencia sangre muerte

Editado: 19.10.2020

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