Isabelle
Tuve que pasar toda la noche en la clínica, le he pedido a Zoé que se encargue de mis hijos, no quiero que me vean en esta situación ya que en este momento me encuentro mal no solo fisixa sino que también emocionalmente.
El doctor André dijo que me harán una biopsia para asegurarse de que se trata de la anemia Aplásica idiopática, me estuvo explicando cómo es el procedimiento.
Me insertarán una aguja en el hueso de la cadera para tomar una muestra de la médula. Dicha muestra será examinada para ver cuántas células madre hay.
Me la harán el lunes así que por lo visto pasaré el fin de semana en la maldita cama. Lo que más me enoja es que ese día es el cumpleaños de mis peques y no lo podremos pasar juntos.
También tengo miedo por los resultados, solo espero que todo salga bien. No sé que haré si algo está mal, pienso en mis niños, son tan pequeños y lo que menos deseo es que sufran.
Dejo de torturarme con mis pensamientos cuando escucho la puerta por esta entra mi amiga y la Sra. Celine a quien considero una madre. Ambas se acercan hasta donde estoy y me abrazan para después sentarse en las sillas que están al lado de la cama.
—¿Cómo estás mi niña? —me pregunta Celine.
—Pues no sé, aún no asimiló lo que está pasando —confieso sin muchos ánimos —. Solo esperemos que salga todo bien.
— Así será hija ten fe —me da palabras de aliento. Solo asiento mientras me acomodo para comer lo que me han traído hace unos instantes.
La comida no se ve nada apetitosa, pero que más da.
Ya han pasado varias horas mis hijos han venido unos minutos, no querían irse, pero no es lugar para que estén unos niños. Le pedí a Zoé que traiga mis diseños para distraerme un poco. Levanto mi rostro cuando escucho la puerta por esta entra el Doctor que me atiende con otro hombre que debe tener unos cincuenta años.
—Buenas noches, señorita Durant —saludan ambos.
—Bonne nuit —respondo aunque para mí no tenga nada de bueno.
—Le presento a uno de los mejores Hematólogo de Francia —dice el doctor que me estaba ateniéndose desde que llegue —. Ambos nos haremos cargo de su caso —me informa.
Entre los dos me explican sobre el procedimiento y luego de darme algunas indicaciones se retiran.
♧♧♧
El finde semana paso más rápido de lo que esperaba. Ahora mismo me estoy preparando para el estudio ya que en un par de minutos me lo realizarán.
Me informaron que el resultado puede tardar varios días e incluso unas semanas. Lo bueno es que puedo regresar a mi casa hasta que estén los resultados y así poder empezar el tratamiento.
Hoy es el cumpleaños de mis peques, cumplen cinco años y a pesar de que las circunstancias no eran buenas y de lo asustada que estaba me sentía la persona más feliz cuando los ví por primera vez, cuando los tuve entre mis brazos.
—Vas a estar bien —asegura es voz que no reconozco. Me duele todo el cuerpo producto de los golpes que me dieron y si la persona que me está ayudando no hubiese llegado, esos monstruos iban a seguir porque me querían muerta. Puedo sentir la sangre correr mi cuerpo y solo temo por lo que pueda pasarle a mis bebés.
— ¡Ay! Duele mucho —logro articular con la poca fuerza que me queda. Con mis manos trato de parar el dolor desgarrador que siento en mi vientre, pero no lo logro y cada vez es más fuerte hasta el punto de ir cayendo en la oscuridad.
Voy despertando, y al intentar moverme grito del dolor que siento parece como si me hubiera pasado un camión encima. Cuando recuerdo lo que ha pasado llevo mis manos inmediatamente a mi vientre para comprobar que estén ahí, pero no hay nada, y eso hace que empiece a desesperarme.
Me levanto de golpe importándome poco el dolor de minutos atrás, necesito saber que mis bebés estén bien. Cuando estoy llegando a la puerta está se abre dejando ver a una mujer que supongo debe ser la doctora. Ella me ve horrorizada porque estoy de pie.
—¿Qué se supone que hace? Debería estar descansando —habla la señora mientras me ayuda a llegar a la cama.
—No hablo italiano —digo sintiéndome débil, necesito saber de mis bebés, y esta mujer podría ayudarme.
—Oh, ¿Eres Francesa? —pregunta y solo me limito a asentir —. Bueno lo que decía es que debes descansar.
— ¿Dónde están mis bebés? ¿Están bien? — cuestiono preocupada.
—Ambos son unos guerreros, pero deben estar en una incubadora por lo menos dos meses —me explica y solo puedo suspirar más tranquila, mis bebés están vivos no importa cuánto tiempo tenga que estar en el hospital con tal de que estén bien
—¿Puedo verlos? —pregunto ansiosa deseando tenerlos entre mis brazos.
—Hoy será imposible, los tres deben descansar —se niega a dejarme verlos —.¿Cuáles son sus nombres? —pregunta. Sonrío porque desde que cumplí los cuatro meses sabía que era un niño y una niña por lo que escogí los nombres hace mucho. A los tres meses me enteré que eran mellizos cosa que me asustó al principio, pero luego me sentía la persona más feliz, dos seres crecían en mí y era una hermosa sensación el saber que no estaba sola en este mundo.
—Sus nombres son Alessandro Matteo y Chiara Juliette Durant —respondo emocionada.
—Hermosos nombres para esas preciosas —dice la doctora mirándome con ternura.
—Por favor podría solo verlos no podré aguantar hasta mañana —le suplico. Ella me observa unos instantes para después suspirar resignada.
—Está bien, pero solo cinco minutos —advierte a lo que asiento sonriente. Estoy con mejor animo porque en unos momentos podré conocer a mis razones de ser.
Unos minutos más tarde la doctora junto a una enfermera me guían hasta donde se encuentra la sala de UCIN son las siglas de "Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales". Cuando llegamos me indican dónde están mis bebés, cuando mi mirada coincide con ellos quedo maravillada son los bebés más bellos que he visto en toda mi vida. Son tan pequeños que sin duda entrarían en una de mis manos, están conectados con varios cables a una máquina y eso me altera un poco, pero la doctora Mariella me asegura que es solo para mantenerlos en observación y eso logra tranquilizarme un poco. Me quedo observandolos,deseo tenerlos conmigo para cuidarlos, amamantarlos, pero sobre todo para comprobar que son reales.