Amor a prueba de adversidades

Capitulo 14: Denuncias

Isabelle

He recuperado un poco de fuerza no es mucho pero hago hasta lo imposible por seguir luchando. Ahora mismo estoy esperando a mis hijos, me han permitido verlo después de que el abogado interviniera y yo rogará para que los pudiera ver. Lo que me ha dicho el abogado me dejó pensando, dice que hay alguien con mucho poder metiendo las manos para que me los saquen cosa que no suena tan loca y más recordando las palabras del asistente "solo tiene que saber que meterse con quién no debe trae consecuencias". En ese momento no le tome importancia pero ahora todo cuadra, pero no sé quién sería. Pensé en la posibilidad de que sea Alessandro, su madre e incluso Elliot. Solo sé que no va hacer fácil tenerlos conmigo pero no me los sacarán.

Escucho pasos y ahí se encuentran esas pequeñas personitas por las cuales moriría. Ellos al verme se acercan corriendo, aprovecho y los abrazo fuerte como si fuera la última vez que nos veríamos. El juicio será en una semana, si ya ha pasado otro mes, el cual ha sido un cautiverio al no tenerlos cerca. Durante este mes solo los he podido ver 4 veces lo que básicamente sería 1 vez por semana, nada para mí que los quiero tener entre mis brazos todo el tiempo.

 

—¿Cuándo volveremos a casa mami? —pregunta mi príncipe. Trago saliva antes de contestarle, mientras trato de sonreírles les explico un poco de cómo serán las cosas.

 

—Por lo que deberemos esperar un poco más —le explico con dulzura.

 

—Está bien mami, pero cuando vengas a buscarnos debes traer a papi —me pide Chiara con un sonrisa enorme e inmediatamente se me borra mi sonrisa, sé que debería decirles que su padre no volverá, pero no puedo romper sus ilusiones.

 

—Por supuesto princesa —miento sin querer hacerlo.

 

Durante una hora disfruto jugando con mis hijos, viéndolos sonreír, contándome lo que han hecho en el hogar. Pero no puedo estar tanto tiempo por lo que forzadamente tengo que despedirme de mis soles para volver a la cruel realidad que es la vida.

 

Cuando los veo perderse en las instalaciones me levanto del pasto dónde estábamos jugando y salgo del lugar antes de que haga alguna tontería. Al llegar al vehículo, me subo este y comienzo a manejar mientras siento mi cabeza querer explotar. 

 

Ya ha pasado dos meses desde que estoy en tratamiento, he tenido varias citas y efectivamente está pasando lo que me dijeron, los medicamentos debilitan mi sistema inmune empeorando mis síntomas. Además, no ayuda que deba guardar reposo y estar tranquila, porque en estos momentos es lo último que puedo hacer. Aún no hemos tenido noticia de algún donante, pero los doctores son optimistas y creen que lo haremos pronto.

 

Mi amiga se hizo las pruebas para ser ella la donante pero no somos compatibles cosa que le enfado, ella es muy buena persona siempre quiere ayudar a los demás a pesar de su pasado no ha dejado que eso le afecte.

 

Yo agradezco su intención, y que siempre esté para apoyarme sin importar que, es mi hermana no de sangre pero si de corazón.

 

Al llegar a mi oficina; si aunque no es recomendable estoy trabajando, ya que los tratamientos no son nada baratos, además tengo que pagar el abogado. Aunque me negué Zoé me ha ayudado económicamente pero eso no quiere decir que voy abusar de su amabilidad. Por lo que decidí volver pero cuidándome mucho. Pero volviendo al tema principal, lo relevante no es que estoy parada al frente de mi oficina sino que en la puerta dice algo que me altera en un instante "Clausurado", y esto era lo único que me faltaba. Cuando me ven cerca de la puerta unas personas se acercan por lo que entiendo son los responsables de que mi oficina este clausurada.

 

—Buenos días, ¿usted es la propietaria? —pregunta una mujer vestida elegante.

 

—Si, ¿puedo saber porque me han Clausurado? —pregunto tratando de controlarme.

 

–Hemos recibido varias denuncias por su trabajo —explica y eso solo me hace fruncir mi ceño ya que nunca tuve una queja de mi trabajo —. Además, de estar acusada por fraude hacia sus clientes —menciona aquello que es como un balde de agua fría, me entrega unos papeles. Los agarro para leerlos y efectivamente me han denunciado.

 

—No he hecho nada de lo que se me acusa —intento defenderme —. Tengo pruebas que demuestran mi inocencia, pero primero llamaré a mi abogado —les informo.

 

—Puede hacer la llamada, pero deberá acompañarnos — dice con seriedad.

 

Está bien no debo preocuparme no pueden meterme a la cárcel por algo que no he hecho, ¿verdad? Con todo lo que me ha pasado tampoco es como si esto me sorprendiera.

 

Me han dejado ir en mi coche aunque me sigan cosa que me hace ver cómo un criminal, por el camino llamó a Zoé y al abogado. Al menos le doy trabajo al abogado, no es gracioso pero debo mantenerme tranquila. Y si pienso en lo malo terminaré tirándome en el medio de la calle, lloraré y gritaré como una loca.

 

Al momento de llegar, mi amiga junto al abogado ya nos esperan cosa que me tranquiliza un poco. Ella solo me regala una sonrisa que no llega a sus ojos, si sigo trayéndole tantos problemas se cansará y me dejara como todos lo hacen. 

 

 Ahora mismo estamos en una sala, ya tengo las pruebas que necesitaban se las pedí cuando los llamé. Un abogado y un juez se harán cargo del caso por lo que debemos esperarlos.

 

—Por lo que veo, por más que no quedes presa te harán una causa —dice y sé que significa, eso afectará la situación con mis hijos. Solo niego asustada y suelto un suspiro.

 

—¿Estás diciendo que si antes no tenía posibilidades ahora menos? —pregunto entre dientes.

 

—Lamentablemente, es así —no dice más ya que ingresan a la habitación dos hombres. Estos no demuestran ningún indicio de lo que pasará, cosa que me provoca nervios.

 

—Estamos aquí para ver la demanda que recibió la Señora Lombardi —anuncia haciéndome poner de malas, no entiendo porque me ha llamado así.




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