Amor a prueba de adversidades

Capitulo 17: Injusticias.

Isabelle

¿Dónde estoy? logro articular al tiempo que llevo mis manos a mi vientre para comprobar que mis bebés estén bien, gracias a Dios siguen conmigo, trato de estabilizarme ya que me ha costado demasiado mantenerme despierta desde que he despertado, y no es para menos me han drogado para traerme aquí, y solo ruego que eso no afecte a mi embarazo. Al lograr enfocar bien mi vista puedo ver el lugar en donde me encuentro, este no tiene ventanas, solo una puerta de algún tipo de metal, y no hay muebles. Me encuentro en el suelo y cuando intento hacer un movimiento para levantarme un mareo me lo impide por lo que me quedo durante unos segundos quieta.

Al fin te tengo bajo mi poder —habla la persona que me ha hecho la vida un infierno. Sí, se trata de Lorenza Lombardi, quien lamentablemente es la madre de Aless, además de ser la causante de nuestra separación, pero eso no es lo que me causa terror sino la persona que se encuentra a su lado, que no es ni más ni menos que el imbécil de Elliot. Este me regala una sonrisa perversa cuando ve que levanto la mirada asustada provocándome un escalofrío —. No sabes que satisfactorio es verte tan vulnerable y saber que por fin acabaré contigo.

 

¿Qué quieren de mí? —pregunto tratando de hacer tiempo para ver la manera de escapar de las garras de estas bestias —, ya me separaron de Alessandro, déjenme en paz —pido sintiéndome impotente al saberme en esa situación nada favorable.

 

Aún falta mucho para joderte, esto apenas comienza dice Elliot. Cuando veo su intención de acercarse retroceso chocando con la pared —, no tienes escapatoria puttana, debes aceptar tu destino concluye tomando bruscamente mi rostro al mismo tiempo que se acerca para besarme, pero me armo de valor y le escupo en su maldita cara, en consecuencia, recibo una piña en mi mejilla que me deja desorientada, todo se vuelve borroso y solo puedo sentir movimiento a mi alrededor. Al parecer no le basta con eso porque comienzo a sentir golpes por todo mi cuerpo, llevo por instinto mis manos a mi vientre tratando de protegerlos, solo puedo llorar mientras suplico para que se detengan, pero ese momento nunca llega.

Después de lo que parece una eternidad dejo de sentir los golpes para pasar a sentir dolor por mi cuerpo entero, trato de buscar una posición en dónde pueda tranquilizar mi dolor, pero al moverme lo único que consigo es soltar un grito desgarrador. No sé qué mal he hecho para que me sucedan tantas desgracias juntas.

Cuando Elliot se cansa de ver mi sufrimiento sale de la habitación dejándome destrozada tanto físicamente como emocionalmente. No sé si tengo un hueso roto, solo puedo sentir el olor a sangre y su sabor en mi boca que debe estar partida, pero en estos momentos lo que me preocupa son mis bebés, solo ruego a Dios que no me los quite, me moriría sin ellos.

Comienzo a sentir cansancio, no quiero quedarme dormida, pero ya no tengo fuerza para seguir luchando.

 

Me despierto asustada por las malditas pesadillas que me persiguen, pero eso no es lo que me preocupa, sino que me encuentro en una habitación completamente blanca, lo que me indica que estoy nuevamente en la clínica.

Los recuerdos de todo lo que ha pasado vienen a mi mente, me quitaron a mis hijos y todo fue por obra de Lorenza, solo puedo pensar en que no los volveré a ver. Por lo que lloro en silencio por impotencia y bronca por las personas crueles que existen, pero sobre todo por la vida misma.

Paren por favor ya he perdido la cuenta de las veces que me han pegado, lo hacen todos los días para que luego una enfermera me cure, y nuevamente divertirse golpeándome. He notado que no lastiman mi vientre, solo lo ha hecho Elliot la primera vez que me defendí, pero no lo han vuelto a hacer, es algo que a pesar de todo agradezco —, ya por favor pido sin fuerzas.

 No sabes cómo me divierte verte tan humillada menciona la inconfundible voz de Lorenza, seguida de su maldita risa.

He tratado de escapar a pesar de los golpes que me imposibilitan, pero solo me he ganado más de estos. Desde que estoy aquí hace más de dos semanas solo me han dado algo de comer dos veces, y su comida era un pedazo de pan, esto solo me hace más débil.

Maldita seas Lorenza, te dije que no te metieras con ella, pero te atreviste a lastimarla dice una voz a lo lejos. Mis sentidos no pueden procesar lo que está pasando por lo que no le doy importancia.

 

No me importan tus amenazas —contrataca esa mujer.

Sabes de lo que soy capaz así que las vas a liberar y no la joderás nunca más en su vida amenaza.

 

 Siento que alguien mueve mi cuerpo, pero estoy demasiada cansada para responder de alguna forma. Hace un rato me han dejado en paz, pero tal parece quieren seguir.

Isabelle tienes que aguantar un poco más, conseguiremos ayuda me habla esa voz que no se a quién pertenece.

  

Dejo de recordar cuando la puerta es abierta y por ella entran Zoé y los médicos. Por sus caras sé que no tienen buenas noticias, para este punto de mi vida ya nada me importa. Si me dicen que me voy a morir pues lo acepto, total ya me han quitado a mis razones de ser.

Se acercan hasta donde me encuentro, los doctores tienen una carpeta cada uno, las cuales ven por unos minutos en total silencio, al mismo tiempo que mi amiga me mira tratando de transmitirme tranquilidad, pero hasta ella se ve realmente preocupada.

 —Has estado descuidando tu salud —habla el doctor André regañándome, como si eso me importará ahora —. Casi tuviste un paro cardíaco por tener la frecuencia cardíaca rápida —explica haciendo que lo observe horrorizada porque no sabía que llegue a tanto —, estás delicada, sino estábamos ahí no me quiero imaginar que hubiese sucedido, gracias a que actuamos rápido pudimos estabilizarte —sigue con su explicación mientras yo intento de procesar todo lo que ha pasado en las últimas veinticuatro horas —. Mientras te encontrabas inconscientemente te realizamos unos exámenes, los medicamentos no están ayudando en nada, tal vez seas intolerante a algún componente o no has llevado una dieta saludable y has tenido mucho estrés que no es recomendable en estos casos. Entiendo que estás pasando por momentos difíciles, pero no puedes descuidar tu salud, claro si deseas luchar por tus hijos.




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