Isabelle
Ha pasado una semana desde que me quitaron a mis hijos, y también desde que tuve que dejar el tratamiento. Al día siguiente, ya desahogada fui a ver a mis soles, pero como era obvio no me lo permitieron y me dijeron que mis hijos ya tenían opciones de adopción así que ni tratará de recuperarlos cosa que me dolió, esas personas se saldrán con la suya, tienen mucho poder y dinero cosa que no tengo.
El abogado sigue buscando la forma de poder realizar otro juicio para demostrar que estoy capacitada para hacerme cargo, pero el Juez pide que sea controlada por unos meses para considerarlo. Meses en donde no podré ver a mis hijos, cada segundo que pasa me desespero más por tenerlos conmigo. No entiendo cómo pueden ser tan crueles para quitarles sus hijos a una madre.
He pensado en ir a rogarle nuevamente a Alessandro para que me ayude, pero se me pasa cuando recuerdo que no le importo en lo más mínimo mis súplicas aquel día y solo me echó como en el pasado.
Por otro lado, Zoé me convenció para ir a los hospitales y averiguar si puedo hacerme el tratamiento, decidí hacerlo, pero solo nos llevamos otra desilusión, no tienen lo necesario para un tratamiento tan avanzado como es mi situación. Mi caso ha avanzado bastante, me ha comenzado a sangrar la nariz con mucha frecuencia, he bajado muchos kilos no soy ni la sombra de lo que era, y todo esto solo indica que he empeorado. Por todo lo que he pasado me siento vacía por dentro, siento como voy cayendo a un precipicio, como voy perdiendo la batalla.
Al estar mi local clausurado, porque solo pudimos pagar la multa para que me dejen en libertad, tuve que buscar un trabajo, actualmente estoy trabajando en una florería, no gano mucho, pero sirve además fue en el único lugar que me aceptaron por mi enfermedad que es más visible que antes.
Ahora mismo, me encuentro acomodando algunas macetas, dejo de hacerlo para sentarme unos minutos por el mareo que me ha agarrado, hoy precisamente es uno de esos días en dónde siento mi cuerpo agotado, tanto que solo quiero dormir. En media hora termina mi turno, cuando logro recuperar las fuerzas me levanto para seguir con mi trabajo.
De igual manera sigo haciendo diseños para distraerme, una vecina me ha pedido ayuda para la decoración del cuarto de su hija, así que tendré dinero extra haciendo lo que amo.
Esta mañana he recibido otro mensaje del número desconocido, que decía "La verdad está saliendo a la luz." Anónimo, no sé a qué se refiere esta frase, pero cuando la leí me causo una sensación de angustia de solo pensar en que se trata de otro problema.
He pensado en que el anónimo puede ser Lorenza o Elliot para tratar de joderme la poca estabilidad mental que me queda.
Elliot me sigue molestando con llamadas todos los días, pero nunca respondo. Aún no he tenido tiempo de cambiar mi número, pero lo considero una pérdida de tiempo ya que lo puede conseguir nuevamente con una sola llamada. Me han dejado claro con sus acciones que me tienen vigilada, y cualquier paso en falso podrían lastimar a mis hijos y eso no lo puedo permitir esa es por otra de las cosas que prefiero no volver a buscar a Alessandro. No me perdonaría jamás si se meten con ellos, a mí me pueden hacer cualquier cosa, pero si se meten con ellos soy capaz de todo.
Ya paso un poco más de media hora de que termino mi turno, por lo que tomo mi bolso y mi celular que lo coloco en el bolsillo del pantalón para después comenzar a caminar a la salida, y seguidamente cerrar la puerta, soy la encargada de abrir y cerrar durante toda la semana porque la dueña está de viaje y me dejo a cargo.
Comienzo a caminar por las solitarias calles van a ser las ocho de la noche, es un lugar tranquilo, pero eso no quita el miedo que tengo andar solas por la calle, ya que me ha quedado esa inseguridad después del secuestro. Sigo mi camino hasta el departamento de mi amiga, cuando voy llegando observo un auto estacionado enfrente de nuestra casa, Frunzo mi ceño por la curiosidad que me causa de saber quién será. Solo espero no se trate de otro problema, sigo mi camino a medida que me voy acercando siento muchos nervios y ni siquiera sé porque, cuando por fin me encuentro frente a la puerta veo a una persona tocando, cuando voy a preguntar que necesita este se da la vuelta dejándome paralizada al descubrir de quién se trata, es Ale…. Alessandro está aquí, pero no se parece en nada al hombre frío e hiriente con el que me enfrente en su oficina. Este en cambio, parece que no hubiese dormido por días, tiene mucha tristeza en su mirada, su ropa está arrugada cosa que no es típico en el Alessandro que conozco y su cabello se encuentra revuelto como si se hubiese pasado la mano por horas. Ambos nos miramos sin pronunciar palabras, a pesar de su mirada que carece de vida, veo al Alessandro que en el pasado me amo. Cuando vuelvo a la realidad y me doy cuenta para donde están lleno mis pensamientos, me recuerdo que tengo bastantes problemas como para pensar en tonterías. Finalmente, logro salir de mí ensoñación y decido ignorarlo para caminar hasta la puerta y así poder entra en mi casa, en dónde podré esconderme del mundo. Seguro se enteró de mis desgracias y vino a burlarse en mi cara, no podría resistir un solo insulto o humillación de su parte. En el momento que logro abrir la puerta siento una mano en mi brazo provocando esa corriente eléctrica que me recorre todo el cuerpo que no experimentaba hace mucho tiempo.
—Necesitamos hablar Isabelle —dice en apenas un susurro que no se si en verdad lo dijo o lo imaginé.
—No tenemos nada de qué hablar tú mismo me lo dijiste el día que me echaste de tu oficina —le recuerdo sin querer sonar dura, pero no lo logro —. Si solos vienes a burlarte o humillarme mejor vete.
—No vengo a molestar solo necesito hablar contigo —habla sin soltarme aún. Tomo el coraje que necesito y giro mi rostro para mirarlo fijamente —. Lo sé todo —asegura por lo que frunzo mi ceño en confusión, ya que no sé a qué se refiere.