Amor a prueba de adversidades

Capítulo 25: Sensaciones.

 

Alessandro

Me pierdo en mis pensamientos, mientras contempló a mi mujer, que luego de la larga charla que hemos tenido ha quedado profundamente dormida. Se ve tan serena, tiene su ceño levemente fruncido, mientras que su boquita carnosa se encuentra entreabierta, quedando como la criatura más bella que han visto mis ojos.

Yo no podría pegar el ojo en todo el día, después de todo lo que me he enterado. Aún no puedo creer que quien consideraba mi amigo, se haya atrevido a lastimar a mi mujer, aunque me haya quedado un poco tranquilo al saber que no logro abusar de ella, lo que le dije es verdad lo mataré cuando tenga la oportunidad. El simple hecho de pensarlo me enloquece, todos pasaron sobre mí para lastimarla. Efectivamente, Isabelle pasó por todo lo que me ha dicho el investigador.

Lloraba mientras me contaba lo asustada que estuvo cuando se quedó en la nada, no tenía a quien recurrir, ella me busco cuando salió de la clínica, pero la amenazaron y al verse sin salida decidió seguir por nuestros hijos. Me dijo que pensó que podría salir adelante, que las cosas irían mejor, pero después de que los meses pasarán sucedió el secuestro, fue golpeada durante el tiempo que estuvo ahí, no habían golpeado su vientre hasta el último día de su secuestro. Ella pensó que no resistiría, todo esto solo me enojo más, y en ese momento odie a todo el mundo incluyéndome. Pero antes de caer al precipicio, alguien la salvó, nunca supo quién fue, pero es su ángel.

También, me di cuenta de que su corazón tiene odio hacia todos, y especialmente hacia mí. No me quejo lo merezco, pero eso no quiere decir que se me desgarra el corazón por su desprecio.

Ayer mi hermana ha llamado avisando que hoy llegarían, quería conocer a sus sobrinos, cosa que en este momento es imposible, y apoyarnos a Isa y a mí. Por otro lado, mañana tengo una cita con Charlotte Durant. Le daré lo que quiera con tal de que mi mujer pueda recibir el trasplante y pueda recuperarse con éxito, por el momento el doctor le ha hecho una transfusión de emergencia, ya que está delicada y no podía esperar más.

He hablado con un amigo que es fiscal, me ha prometido investigar sobre el secuestro y todos los delitos que han cometido Lorenza y Elliot, es de mi total confianza, no volveré a dejar a mi esposa y a mis niños solos y menos le confiaré su vida a alguien. Necesitamos pruebas para demandarlos, hasta el momento solo tengo las fotos y el vídeo, que fue enviado por el anónimo.

Vuelvo a la realidad cuando veo a Belle desesperada, está dormida y todo parece indicar que está teniendo una pesadilla. Me acerco a ella para tocar su rostro, pero en ese momento comienza a gritar y mover desesperadamente su cuerpo.

—No por favor, no me los quiten —susurra asustada, mientras lágrimas ruedan por sus mejillas. La muevo tratando de despertarla, pero nada funciona, está sudando y temblando en mis brazos. Al no saber qué hacer, hago lo único que se me ocurre en ese momento, la beso con una mezcla de dulzura y preocupación, ella reacciona minutos después, y me responde, ella...  me está respondiendo el beso, mi interior explota de emoción, después de años vuelvo a sentir sus suaves labios en los míos. Y era lo único que necesitaba para luchar por ella, el beso se vuelve intenso, brusco y desesperado tratando de trasmitir todos lo que por años se nos ha privado.

No sé en qué momento paso, pero mi mujer se encuentra en mi regazo con sus piernas a cada lado de mi cuerpo, mientras la sostengo posesivamente de sus caderas, ella tiene sus manos enredadas en mi cuello.

Nos mantenemos besándonos, acariciándonos con todo el amor que teníamos guardado, mis manos suben y bajan acariciando su espalda, mientras sus manos ahora se encuentran enredadas en mi cabello.

De pronto, nuestra burbuja se rompe, ella se separa de mí como si le diera asco, cosa que me lastima, pero no digo nada solo me limito a observarla. Ella está sonrojada, con sus labios hinchados por la sección de besos que acabamos de tener, por su ojos pasa el arrepentimiento, y esto me golpea directo en el estómago. Ella se arrepiente de lo que acaba de pasar, y duele porque ese beso es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.

—Yo... esto no está bien —dice mientras intenta salirse de la cama, me apresuro a evitarlo, tomándola de su cintura la acomodo en la cama y me alejo un poco.

—Entiendo que no es el momento —hablo mirándola fijamente, espero a que diga algo, pero en cambio solo me mira con angustia —, pero si te digo que me arrepiento te estaría mintiendo. Extrañaba tanto tus besos y tus caricias —confieso con firmeza, pero siento mi alma temblar de los nervios.

—No te confundas Alessandro, eso fue un impulso, pero no significa nada —dice rompiendo lo que quedaba de mi corazón —. Aunque estés arrepentido, no te perdonaré nunca —habla ahora con enojo, haciendo que retroceda por la manera en que se está expresando —, todo el amor que sentía por ti, lo enterré aquel día.

—Es mejor que descanses, no volveré a molestarte —aseguro para después dejar la habitación. Al salir me recuesto en la pared para dejarme caer lentamente hasta el piso. Sabía que me odiaba, pero que lo reconozca me ha dolido más de lo que creí. Solo deseo que mis hijos no me odien, eso no lo soportaría mi corazón destrozado.

Me derrumbó una vez más, en la soledad del pasillo, lamentándome por todos mis errores, por mi vida que se está derrumbando de apoco. Mi cabeza descansa entre mis piernas, mientras sollozo de impotencia, de enojo con la maldita vida, el destino o como quieran llamarlo.

Unas voces interrumpen mi momento de sufrimiento, al reconocer una de las voces, levanto mi rostro encontrándome con unos ojos iguales a los míos, justo enfrente de mí se encuentra mi hermana junto con su novio, y otro hombre que no reconozco, pero que tiene un parecido a alguien, que en este momento no recuerdo a quién.




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