Amor a prueba de adversidades

Capítulo 35: Peligro.

 

Isabelle

 

    Grito cuando los brazos de mi amado esposo me toman por sorpresa y comienza darme unas cortas vueltas, no puedo hacer más que disfrutar del momento, estos últimos días ha estado más cariñoso si eso es   posible, y debo reconocer que me encanta.

 

    Es un hombre dedicado a su familia, sé que sigue sintiendo culpa, y arrepentimiento por lo que pasó en el pasado, pero le dejado en claro que debemos superarlo. Hay noches que lo escucho llorar en silencio, me duele que sufra, pero también sé que es su manera de sanar.

 

   Mis padres y mi suegro se la pasan jugando con los niños, y ellos están más que gustosos. Han pasado dos semanas desde que conocí a mis padres, aún hay veces en que me pregunto si no estaré soñando y que en cualquier momento todo se derrumbará. 

 

   Ahora mismo, estamos acomodando las cosas para la cena, y se debe a qué han llegado las anheladas festividades. Este año es nuevo y especial para mis soles y para mí, y sé que la disfrutaremos al máximo.

 

  Mi esposo me baja y seguidamente me da un casto beso, en este preciso momento estamos tomando un pequeño recreo, y aprovechando que nuestros hijos están con sus abuelos y tíos.

 

—Quiero hacerte el amor —susurra acorralándome contra la pared de la cocina, su acción me eriza la piel, y es que no hemos vuelto a estar de esa forma, y todo se debe a qué mi marido quiere esperar para que me recupere al cien por ciento.

—¿Por qué no me lo haces? —pregunto perdida en el mar de sus ojos.

—Porque no puedo —dice separándose de mí, y yo lo miro enfadada —. Cielo, no te enojes. Mejor seguimos con los preparativos —me convence inmediatamente con su "cielo", me lo dice desde hace unas semanas y es lo más perfecto que he escucho.

Cuando está listo el desayuno llamamos a todos, y ellos comienzan a comprarse en la larga mesa. Mis soles últimamente quieren estar upa mientras comen, y como no podemos decir que no terminan saliéndose con la suyas.

—¿Mamá verdad que nos dará una hermanita? —pregunta mis pequeño, haciendo que me atragante con el jugo. Siento la mano de mi esposo palmeando con suavidad mi espalda, pero sin dejar de reír divertido ¿le parece gracioso mi situación?

—¡No, no mi mami mía! —exclama una celosita captando la atención de todos los presentes, que solo la miran con ternura y es que mis bebés son tan pero tan tiernos que están para comérselos.

—¡Tú mami es mía! —exclama Aless provocando que la pequeña Chiara lo mire de mala manera. Oh, alguien se ha enojado.

—¡Mía, mamá mía! —habla a los gritos, mientras se mueve para darle la espalda a su padre. Mi esposo la mira incrédulo, pero que no se queje tiene su mismo carácter.

—Mami es de los tres, ¿verdad? —pregunta Matteo mirándome con sus preciosos ojitos, le sonrío. Es tan sereno, tan entendido y me encanta su manera de buscar soluciones.

 

—Sí, soy de los tres, amour —digo lanzándole un beso.

Chiara como la berrinchuda que es empieza a llorar como si le hubiesen pegado, trato de calmarla, pero no lo logro.

—Sh,.. no llores pequeña —pido limpiando sus lágrimas, ella no me hace caso, pero se cuelga de mi cuello, y esa es la señal de que quiere dormir y por eso está berrinchuda. Me levanto con ella en brazos para dormirla, de a poco va calmándose, hasta que su respiración se vuelve lenta. 

—Yo la llevaré amor —susurra mi esposo al tiempo que se acerca y carga a la princesa. 

Mi hijo ya está en brazos de su abuela, así que me siento nuevamente y esta vez sí me alimento. ¿Pueden creer que todos comen lo mismo que yo? Todos me acompañan en mi dieta, al fin estoy conociendo lo que es tener una familia que te apoye en los buenos y malos momentos.

Aless llega minutos más tarde, y almorzamos entre risas. Observo de reojo la tensión entre Andrea y Dante, y eso, aunque no debería me preocupa ya que últimamente he visto a mi cuñada un poco decaída.

Por otro lado, mi amiga Zoé siga con mal de amores, el doctor no piensa dejar a su mujer por ella ¿Qué clase se hombre hace eso? Sé que ella también hizo mal, pero en cuanto se enteró de la verdad huyo de esa relación prohibida.

Mi hermano Andriano, no ha encontrado todavía el amor, y dice que lo único que quiere es disfrutar de su familia, de esa que sufrió mucho.

He conocido bastante de mis padres estos días, hay tardes en la que nos pasamos charlando como si nos conociéramos de toda la vida. 

Por la tarde, Aless y yo subimos para bañarnos y bañar a los peques. 

—¿Y si nos bañamos juntos para ahorrar agua? —pregunta con picardía.

—Si hacemos eso no saldremos más, y debemos preparar a los niños —le digo guiñándole un ojo provocando que me mire incrédulo. Yo también puedo jugar querido esposo.

Agarro lo necesario para el baño de mis hijos, y voy a su búsqueda, cuando llego me encuentro a mi esposo con ambos en sus brazos mientras camina hacia el baño, lo sigo sonriendo ante esa hermosa escena.

—Ve a ponerte más hermosa de lo que ya eres, yo me encargo de ellos —me pide el amor de mi vida.

—¿Estás seguro, amour? —pregunto indecisa.

 

—Por supuesto, amore mio, no es nada que no haya hecho antes —dice dejándolos en la bañera, y estos comienzan a jugar con el agua. Y es verdad lo que dice, siempre me ayuda en todo, le gusta disfrutar de cada momento con nosotros.

Salgo de la habitación de los niños, para seguidamente entrar en la mía. Observo encantada el vestido turquesa que descansa en mi cama, es un regalo de mi esposo. Me dirijo al baño, en dónde me meto bajo la ducha y dejo el agua correr. 

 

¿Estás segura de esto amore mio? pregunta mi esposo ante mi loca idea de ir a visitar a los que por años considere mis padres, así como la madre de Aless y Elliot están presos por los delitos cometidos, mis supuestos padres también lo están después de que de un día para otro salieran a la luz cada una de sus bajezas. Los medios de comunicación colapsaron ante las pruebas que fueron colgadas en las redes sociales, y sé que fue el anónimo. 




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