—Vaya día…
Las palabras salieron de mi boca sin que me diera cuenta, no lo podía creer, otra vez esa sensación, sentía la misma sensación que cuando desperté en el hospital hace meses. Mi vida, la que he estado volviendo todos estos años, no paraba de cambiar drásticamente. «¿Cuántas cosas tienen que pasar hasta que pueda vivir de una manera más tranquila?» pensé con mis manos sobre mi cabeza. Primero fue mi ceguera, luego empecé a vivir aquí, mi intento de suicidio, y ahora que por fin todo se estaba acomodando… esto.
«Debo lucir patético» pensé, después de todo, estaba deprimido en una banca pensando tantas cosas inútiles, en lugar de festejar mi nueva y posible recuperación. Pero lo cierto es que, luego de todo lo que había vivido aquí, el estilo de vida que llevaba más autosuficiente, los amigos verdaderos que había hecho, todo lo que era claro para mí, la vida que veía de forma tan clara, ahora parecía derrumbarse con esta noticia. Eso solo me producía una cosa: temor.
El temor que sentía a ilusionarme con una posibilidad que, en palabras del propio Marcus, aún no era certero del todo mi mejoría. Temor de volver a mi antiguo yo, un chico arrogante, despreocupado e irresponsable, alguien que no sabe el valor de las cosas a su alrededor hasta que las pierde. Temor a perder todo lo bueno que había conseguido en este tiempo, por una vida que hasta hace poco me parecía vacía y sin valor.
—¿Alex, estás bien?
Como un constante recordatorio de mi pasado, la voz de Vanessa producía un efecto extraño en mí, una mezcla de incomodidad y nostalgia; sentimientos tan variados que uno creería imposible que se juntaran, pero lo hacían. Incluso así, no me atrevía a mostrar el efecto que me producía su presencia.
—Estoy bien, eso solo que… es difícil de digerir.
—Pues, yo creo que deberías estar feliz, recuperar tu vista es como recuperar tu antigua…
—...Vida —completé yo —. Realmente no sé si quiero hacerlo.
—¿De qué estás hablando?
—Nada, no importa.
—Claro que importa, ¿cómo es que esto no te alegra?, ¿cómo es que no quieres volver a ver? Realmente no te entiendo.
—Pues no espero que lo hagas. Para empezar, tú eres la que menos me conoces en estos momentos.
—¿Insinúas que eres alguien diferente ahora?
—Sí, y tú ya no me conoces como antes.
—¡Pues déjame conocerte entonces!
—Claro que no. No lo haré… no otra vez.
El silencio nos envolvió, ninguno dijo nada por varios minutos. Realmente no tenía intención de volver a abrirle la puerta a Vanessa. Habíamos quedado en tratar de ser amigos, pero la realidad es que cada vez que la escuchaba o estaba cerca de ella todo mi pasado, lo bueno y lo malo, salían a revolver cualquier resolución a la que llegara. Era bastante molesto en verdad, pero supongo que los sentimientos son difíciles de cambiar.
—Siempre acabamos así.
La voz de ella reactivó la conversación, y me vi obligado a preguntar a qué se refería con esa aclaración, ella rió y dijo.
—Nuestras discusiones. Cuando éramos pareja discutíamos muy seguido, pero luego de un rato ambos nos quedábamos callados y esperábamos a que alguno admitiera la culpa o cambiara el tema.
—Sí, y por lo general ese era yo.
—Bueno, aunque hubo veces en la que yo lo hice.
—El cambiar de tema, porque reconocer tus errores…
—Lo sé, así que solo lo diré una vez, escucha bien.
Presté toda mi atención a ella, que ahora parecía estar justo en frente mío «¿qué es lo que querrá?» pensé cuando tomó mis manos y pareció agacharse, pues el sonido de su respiración estaba a mi altura. Ella respiró y soltó un gran suspiro acompañado de sus palabras.
—Lo lamento. Perdón por haberte dejado de tal manera, perdón por haber aparecido de la nada y perdón por haber querido que volvamos a acercarnos sin considerar tus sentimientos. Ahora sé que lo que te hice no puedo borrarlo solo con palabras, y sé muy bien que te has estado esforzando en llevar una relación cordial conmigo. Sé que esto no cambiará nada de lo que hice, pero creo que es un avance.
Quedé sin palabras, Vanessa nunca se había disculpado de tal manera, y por su tono de voz sabía que lo hacía de manera sincera. No puedo decir que no me alegraba, pero la confusión y sorpresa eran mucho mayor, «supongo que ella también puede ser honesta»
—Bueno, eso es todo. Debo irme, aún tengo que seguir con las prácticas, y no quiero dejar solo al doctor Marcus —dijo la chica mientras se alejaba lentamente del lugar donde estaba.
A medida que sus pasos se alejaban de mi sitio, una pregunta me surgió, una que realmente quería que ella contestara, por lo que levantándome de mi asiento la llamé.
—Oye Vane… ¿Qué cambió para que dijeras eso?
—Mmm… supongo que me di cuenta, de que algo me faltaba —dijo pensativa.
—¿Qué cosa?
—Tú…
***
Luego de esas palabras permanecí un tiempo más sentado en el patio, no puedo decir que llegué a una resolución durante ese tiempo, de hecho, tenía más dudas que antes y seguía sin saber que hacer, pero no resolvería nada quedándome allí sin hacer nada. Por lo que me fui del lugar.
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Editado: 12.04.2024