Nuestros rostros quedan a escasos centímetros. Su respiración cálida roza mi piel y por primera vez en mucho tiempo, mi corazón late con un nerviosismo que desconozco. Sus ojos se iluminan, como piedras bajo un rachuelo. Ella no responde a mi comentario pero yo no tengo la suficiente fuerza para que una palabra más salga de mi boca.
Jasmín____>
Mi caída me deja frente a él y nuestros ojos se encuentran bajo la tenue luz que se filtra entre los manteles de la mesa. El calor de su cercanía me invade de golpe. Mis mejillas comienzan a calentarse generando un leve sonrojamiento en ellas. ¡Maldito sea este príncipe!, ¿Por que tiene que tener esos hermosos ojos color verde olivo tan intensos?. El me había dicho si estaba segura de que lo odiaba y ese comentario me hizo estallar el cerebro, no sabía lo que sentía en esos precisos momentos, como podría responder a eso.
Andrew___>
La observo detenidamente, sus mejillas rosaditas y delicadas logran desarmarme. Por los cielos, ¿Como puede ser tan condenadamente hermosa?.Si me quedo un minuto más en esta sercania, temo que mi corazón no lo resista.
Jasmín___>
El tiempo parece haberse detenido. Mis ojos no pueden apartarse de los suyos. Esos ojos verdes profundos, indescifrables que están haciendo que mi corazón en loquesca. El silencio bajo la mesa se vuelve ensordecedor....hasta que el crujido de una puerta abriéndose rompe la magia del momento.
Las puertas del comedor se habrieron de par en par. El mayordomo anunció la entrada de la Reina. Mi madre entró al comedor con su habitual elegancia y paso firme. Sin embargo, su compostura se desmoronó al instante cuando sus ojos recorrieron el comedor: Frutas desparramadas por el suelo y algunas estampadas contra las paredes como si hubiesen participado en una guerra campalnal.
Mayordomo: ¡Dios mio!.¿Pero qué a pasado aqui?—Exclamó con la voz al borde del colapso.
La reina muy sorprendida por la situación del lugar, frunció el ceño. Su mirada se dirigió a un extremo de la mesa. Donde un trozo de mi vestido sobresalía sospechosamente de bajo del mantel. Cerró los ojos con un suspiro, tratando de controlar sus hemociones.
Reina: Jasmín,¿Podrías hacerme el favor de salir de ahí y explicarme qué ha sucedido aqui?.
Andrew y yo nos separamos de inmediato pero por los nervios, me incorporé de golpe y me golpeé la cabeza contra la parte inferior de la mesa.
Andrew____>
Me sobresalté al escuchar la voz de la reina. Me aparté rápidamente de Jasmín, justo a tiempo para ver cómo se golpeaba la cabeza. Me incliné para ayudarla, pero ella, completamente nerviosa. Me dejo ir un fuerte manotazo en el pecho, que casi me deja sin corazón. Antes de salir torpemente de bajo de la mesa. Lo que hizo que pusiera las manos en el suelo para no irme de espaldas hacia atrás.
Apenas se levantó, sin querer me pisó la mano. Sentí cómo mi alma abandonaba mi cuerpo por un momento mientras me la sobaba con una mueca de dolor.
Jasmín____>
Estaba tan nerviosa, que el príncipe intentó ayudarme pero los nervios que sentía en ese momento, hicieron que reaccionará de una forma impulsiva. Dejandole ir un fuerte manotazo y como si eso no fuera suficiente, al levantarme le pisé la mano y tropecé con la cola de mi vestido. Haciendo que callera de espaldas hacia atrás con un golpe en seco.—Por los mil demonios de Sheldon—susurré, intentando no perder el poco orgullo que me quedaba.
Mi madre y el mayordomo se acercaron de inmediato hacia mi para ayudarme y asegurarse de que estuviera en buen estado.
Reina: ¡Por todos los santos!,¿Te encuentras bien, hija mia?. —Yo solo asentí con la cabeza, aún aturdida por el golpe.
Andrew____>
Me levante apresurado, al escuchar el fuerte ruido y las palabras provenientes de la reina. Me hice paso rápidamente entre el mantel de la mesa. Cuando ya estaba de pie pude, observar a la princesa tirada en el suelo. Quejándose en voz baja. Trate de no reírme pero era algo inútil. Me acerqué a ella fingiendo preocupación. La Reina nos miraba, como si fuésemos dos niños malcriados en plena rabieta. Pude controlar mi sonrisa y tome la mano de la princesa, ayudándola alevantarse. La princesa se puso de pie y comenzó arreglar su vestido y corona.
Reina: Segura, ¿Que te encuentras bien, hija?.
Mayordomo: LLamen al doctor, rápido—Dijo dirigiéndose a las sirvientas.
Jasmín: No, no, no es necesario. Me encuentro en perfecto estado. No me hice daño gravemente o eso creo.
Reina: LLamen al doctor, rápido.
Jasmín—¡Estoy bien!, madre. Lo digo enserió no me hice daño. No LLamen al doctor.
Reína: Esta bien, ahora alguien me puede explicar. ¿Que es todo este caos?.¿Por qué hay fruta por el suelo y paredes?. Que fue lo que pasó aqui durante mi ausencia.
Jasmín— El tiene la culpa de todo. El me lanzó uvas en la espalda.
Andrew—Es cierto pero ella se regreso y tiro toda la fruta de la bandeja sobre mi, como si estuviéramos en un combate, inmedio de una guerra frutal.
La Reina simplemente suspiro con un rostro que lo decían todo:
Reina: Jasmín, eso no es excusa para actuar de tal forma, donde quedaron tus modales. Que va decir el príncipe que eres una señorita, impulsiva que se deja llevar por cualquier tentación.
Jasmín: !Que hay de el, donde quedaron sus modales por que solo me regañas a mi!, Yo simplemente me denfendi de este hombre arrogante, que piensa que tiene todo bajo su sombra.
Reina: ¡Jasmín! basta, por favor. Que clase de modales son estos. Esta no es la educación que te hemos dado.
Jasmín—Baje la cabeza toda avergonzada, mientras cada vez más deseaba con todo mi ser, hacer desaparecer al príncipe.
Reina: Respecto a usted, príncipe Andrew. No quisiera sonar grosera pero se que sus padres lo educaron de una mejor forma y usted y yo sabemos que esa no era la forma de tratar a una dama.
Andrew— Lose y le pido disculpas a la princesa. Prometo que esto no volverá a suceder. Solo me deje llevar por mis impulsos, le pido una disculpa a usted, también por todo el de sastre que ocasionamos—digo apenado.