Amor de jefe /myg

Capitulo 2

¡Demonios!, Parecía una gallina escarbando entre sus cosas, su habitación era un desastre, apenas y tenía tiempo de arreglarla haci que tomo toda la ropa regada y puso sobre la silla, se veía como una montaña pero la diferencia es que está era de ropa sucia y tal vez algunas limpias.

Se le hacía tarde para ir a trabajar, su nueva vida le demandaba muchas responsabilidades, trabajar para ganar dinero y cuidar del pequeño Eun-tak, parecía sencillo pero para ella era muy complicado.

Camino hasta la cocina donde encontró al niño haciendo el desayuno o mejor dicho el intento.

—¿que haces Eun-tak?— se apresuró a ir hasta donde el, su sostro estaba lleno de harina y sus manos llenas de masa.

— Noona estoy haciendo el desayuno— dijo mirándola tiernamente haciendo que sacará una sonrisa.

— pero te puedes hacer daño— dijo limpiando su rostro con unas servilletas.

—es que ya es demasiado tarde y cómo aún no estaba hecho el desayuno lo quise preparar para ti— dijo el pequeño mientras seguía revolviendo lo que estaba en el boul.

—mira ya deja eso, te compraré algo para que desayunes y te vayas a la escuela ¿Está bien?— dijo acariciando su rostro sin hacer notar el desespero pues ya eran más de las 9 de la mañana.

—¿y tu qué comerás?— dijo el niño levemente preocupado por su hermana.

—ya se me ocurrirá algo haci que ve a cambiarte— se recogió su cabello y encogió su mangas para empezar a limpiar el desastre. 

No hiba a gritarlo o regañarlo solo por eso, entendía perfectamente que sus intenciones eran las mejores pero apenas en un niño. Intentaba dar lo mejor de si para mantener su bienestar. Hace unos ocho años habían quedado huérfanos, por lo que ambos fueron a parar a un hogar de paso, su hermano solo tenía unos meses de nacido y ella ya era casi una adolescente. Por lo que no pasó mucho tiempo cuando cumplió la mayoria de edad y ya tendría que estar más en ese lugar, más su hermano aún era menos de edad y debería de quedarse más tiempo allí o esperar a que una familia lo adoptará. Ella no estaba dispuesta a que eso pasara, había perdido a sus padres y no quería que la separaran también de Eun-tak.

Empezó los trámites por la custodia del niño y después de tres largos y duros años la consiguió, en esos momentos estaba graduada de la universidad y tenía un trabajo estable en un banco.

Todo se fue al caño después de unos meses y se quedó sin empleo por recorte de personal, ahora devia conseguir un trabajo si no quería que la trabajadora social le quitará a Eun-tak y lo llevarán de nuevo a ese lugar. Hacia trabajos de medio tiempo para ganar dinero pero no era suficiente, exigian mucho y la paga era poca por lo que hoy tendría una entrevista de trabajo en una importante empresa de textiles.

Secó sus manos y fue hasta la habitación de su hermano para ver si ya estaba listo, este se encontraba poniéndose la camisa del uniforme rapidamente.

—dejame ayudarte— se acercó hasta él y acomodó su cabello.

—¿soy una carga cierto?— pregunto el niño con un puchero y está lo miro con el ceño fruncido.

— claro que no— respondió.

—ya deberías de estar en tu entrevista de trabajo pero estás aquí peinando mi cabello— dijo un poco triste.

— escúchame tú no eres una carga, eres mi hermano y te amo demasiado— dijo con una sonrisa —crees que si fueras una carga no hubiera hecho tantas cosas para que estuviéramos juntos de nuevo como familia.

El pequeño eboso una sonrisa y ambos salieron tomando sus cosas.

Compro su merienda y su desayuno y lo dejo en la escuela dandole un beso en la coronilla de despedida.

Ahora comenzaba el verdadero terror, miro la hora en su reloj y no era presisamente temprano para ir a una entrevista de trabajo, solo le quedaban unos minutos para llegar a tiempo.

Corrió por los andenes sujetando su bolso para evitar que se callera, casi arroya a una señora pero logro esquivarla y siguio corriendo hasta un punto dónde sus piernas ya no pudieron y tubo que detenerse.

Tenía la respiración agitada haci que se recostó en un poste tratando de recuperar el aliento.

La adrenalina volvió a su cuerpo al mirar la hora de nuevo, siguio corriendo hasta que sin darse cuenta chocó con alguien, el impacto había sido en su cabeza y lo más probable es que le dejé una marca por unos días.

Levantó su cabeza algo anonadada y vio la persona frente a ella, estaba igual que ella, tirado en el suelo sobando su cabeza por el golpe, estaba vestido con traje blanco con si fuera parte de una orquesta o mejor aun, con si si estuviera por casarse.

—fijate por dónde caminas— dijo aquel levantándose con enojo. Su tono fue grosero y prepotente

—lo siento yo venía corriendo y...— detuvo sus palabras y analizo la situación, si el también venía corriendo lo menos que hubiera hecho es ofrecer una disculpa —no, tu también disculpate— subió el tono de voz al igual que él y se levantó para encararlo.

—¿Disculparme?, ¿Quien era la que venía corriendo como loca?— espetó con fuerza aún con una mano en su cabeza.

—si, lo sé y acepto mi error pero tú también venías en lo mismo— dijo con sus brazos cruzados ingnorando las punsadas que sentía en su cabeza, específicamente en la zona del golpe.

—no tengo tanto tiempo como para perderlo disculpándome con alguien como tú— respondió y dispuesto a seguir con su camino siguió avanzando pero la chica lo detuvo tomándolo por el brazo.

—¿Alguien como yo?— pregunto —¿Y como es alguien como "yo"— dijo haciendo comillas en el aire.

Obteniendo solo una risa burlona por parte de él, lo miro con rabia, su mañana no había Sido de las mejores y aunque había hecho lo posible por no explotar, el choque con ese idiota y la manera en que le hablo había disparado su frustración y mal humor.

—si no quieres llegar tarde a tu boda discúlpate ahora— dijo con voz de mando haciendo que el peli negro se sorprendiera un poco, no solo por el tono sino porque le había recordado el motivo de su huida.




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