No sé que me pasó en ese momento, mi voluntad pudo más que mi cordura y decidí buscar la dirección de esa chica en el expediente. Estaba completamente intrigado por no decirlo de otra manera.
En cuanto la vi está mañana la reconocí de inmediato, como olvidar aquel ajuste de neuronas que me dió por solo haberle robado un beso, sin duda el rostro de la primera persona que se había atrevido a levantarme la mano en toda mi vida hiba a ser inolvidable.
Esa mujer había roto mi ego ese día en aquella calle, tampoco pienso hacerle la vida de cuadritos mañana cuando comience a trabajar pero sin duda no se la dejaré fácil. Vamos a ver quién puede más.
Guarde mis cosas en cuanto obtuve el dato que quería. En el camino pensaba en todas las escusas posibles para plantear en cuando me preguntará el motivo de mi visita.
Tal vez estaba sobrepasando los límites pero en esos momentos no me importaba nada.
Una mujer con una voz bastante irritante le reclamaba en un tono para nada amigable mientras ella mantenía la cabeza baja y un niño la sostenia de la mano escondiendose detrás. ¿Está casada?, Mi corazón va más rápido de lo normal y el temor ante esa posibilidad se apodera de mí.
Fue lo primero que vino a mi mente al ver la escena pero al ver a la mujer hablarle de esa manera encendió algo en mi y no pude evitar interceder.
El pagar su deuda se me presento en bandeja de plata, el dinero no fue un inconveniente para mí pero desde ahora sabía que renunciar a la empresa se le haría un poco difícil, al menos durante unos meses.
Ahora estaba en problemas, que hiba a decir de todo esto, “oye Malena resulta que vine a hasta aquí porque aún estoy dolido por la manera que me hablaste está mañana y por todas la veces y que pago tu deuda para retenerte y no dejarte espatarotia para llevar a cabo mi plan de reconstrucción de ego”. de ninguna manera.
Devia decir algo conciso y contundente.
— Me mudare aquí— por dentro daba golpes mentales por mi estúpida respuesta.
Aunque el lugar no estuviera tan mal jamás podría vivir aquí, tengo estándares.
Malena porque no simplemente puedo mentirte audazmente e irme de aquí, por qué estoy tan nervioso. Sin duda algo no andaba bien conmigo.
— Viviré en el último piso— ahora sí termine de cagarla.
Estoy haciendo demasiado alardeó de mi dinero y puedo hacerla sentir mal, lo noto en cuanto rueda los ojos y hace una mueca de fastidio.
—¿Es tu hijo?— pregunté tratando de no parecer interesado aunque por dentro me moría por saber.
— ¿Que? No... Él es mi hermano menor— respondió.
Cuando dijo eso causo cierto alivio en mi, su vida privada no me interesa, para nada, es solo que...
Con el ambiente un poco incómodo lo mejor era retirarme, no tenía porque seguir dándole explicaciones y mejor no seguir diciendo estupideces.
— Agradezco lo que hizo pero no tenía porque hacerlo. No sé cómo sentirme ahora.
— Enserio no fue nada— digo mientras observo el gran parecido que tiene con el pequeño.
Si de por si ya pensaba que estaba loco ahora ya no debe de tener dudas, ni siquiera yo podía reconocerme, estaba teniendo una especie de bloqueo mental cuando estaba frente a ella.
( . )
Por la noche llegó a sentirse molesto consigo mismo por querer desear verla de nuevo con urgencia. Se encontraba sentado sobre su cama observando el ventanal de su cuarto, podía ver las luces de la ciudad, algunas encenderse y otras apagarse pero jamás permanecia oscuro.
Se levantó y contemplo desde la ventana un poco más cerca, se cruzó de brazos y resopló. Pensaba en muchas cosas y una de ellas era su nueva secretaria, sin duda para el, era demasiado hermosa pero a la misma ves había algo que le permitía mantenerse alejado, desde que cruzo palabras con ella supo que su carácter era fuerte y de ese tipo de chicas que no se deja pisotear por nadie, le parecía fascinante pero a la vez le daba un poco de miedo.
Revolvió su cabello y volvió a su cama, devia descansar y no pensar tanto o su cabeza explotaría.
A la mañana siguiente llegó a su trabajo y saludo por dónde pasaba, observo el puesto donde debería estar su secretaria nueva pero este estaba vacío, habían algunas cosas pero ella no estaba, dejo sus cosas en su escritorio y se sentó. Unos minutos después alguien tocó su puerta y consedio el permiso para pasar, antes arreglo su corbata y peino un poco su cabello e incluso reviso su aliento encontrando todo en orden pero su entusiasmo desapareció al notar que no era quien el esperaba.
— ¡Good morning!— entro Taehyung sonriente con unos papeles en sus manos que dejó sobre el escritorio.
— ¿Que haces aquí tan temprano?— pregunto más desilucionado que curioso y se sentó de nuevo.
— Traje algunas propuestas de contrato pero más que todo quería asegurarme de algo— respondió simple pero al ver que YoonGi no tenía la más mínima intención de preguntar continuo —¿ Contrataste a la chica esa de la otra vez como secretaria o solo la dejaste ir?— pregunto con los brazos sobre el escritorio.
YoonGi chasqueo la lengua y lo miro incrédulo — Solo vienes a cotillar, mejor ve a trabajar— dijo y encendió su laptop.
Taehyung dramatizó y se hizo el indignado — eso no es cierto, solo quería saber es todo.
— ¡Oh vamos! Dime es tan bonita como en la foto— insistió haciendo que YoonGi se irritara.
— Ya no molestes— respondió neutro sin mirarlo.
— Eres un amargado— se levantó e hizo un mohín y lo miro con los ojos entrecerrados.
— ¿Cómo acabas de llamarme?
— Que eres muy simpático— remplazo nervioso y trago duro.
— No sé si fue exactamente lo que escuche pero fingire que si— desde luego había escuchado perfectamente.
Antes de que Taehyung se fuera lo retuvo — ¿aún no a llegado mi secretaria?— trato de sonar Desinteresado.
— ¿Crees que si supiera te hubiera preguntado lo de hace rato?— dijo y negó con la cabeza.