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Guardo las cosas en su bolso con prisa, tomo unos documentos y los guardo en uno de los cajones de su escritorio, había organizado todo y su hora de salida se acercaba, solo veía el reloj en su muñeca perfectamente sincronizado con el que se encontraba en la pared, no había sido tan mal como ella esperaba.
Todo parecía bien a excepción de YoonGi que parecía haberse desmayo dentro de su oficina puesto que ni sus luces daba desde la mañana, le pareció extraño que ni siquiera una llamada había querido recibirle así que con determinación fue hasta aquella sala donde encontró la puerta a medio abrir, se detuvo en el pasillo al notar el silencio ensordecedor, si, ya casi todos se habían ido a sus casas y ella era la única que había quedado en aquella planta, no podía corroborar que el edificio estubiera completamente vacío.
Asomó la cabeza pero al no visualizar a nadie arrugó el entrecejo, cómo era que YoonGi había dejado la puerta abierta si ya se había marcado, entro aún más esta vez para percatarse de que no hubiera completamente nadie.
— perfecto— susurro levemente molesta, Min ni siquiera había tenido la sutileza de avisarle que se marchaba, estaba perdiendo el tiempo, tiempo que podía aprovechar para pasar por Eun-tak a la escuela, ahora se retrasaría. sin embargo no pudo pasar desapercibido algunos libros tirados en el suelo y el estante de carpetas tan desordenado, un frío viento le recorrió el cuerpo al escuchar ruidos detrás suyo, cerro los ojos y llevo las manos a su pecho, no creía en fantasmas eso era obvio, pero creo que sería de cualquier humano asustarse ante una situación así.
Dió un respingo en su lugar y ahogo un grito con su mano a sentir la puerta retumbar para cerrarse con fuerza, pasmada en su lugar miro a todos lados y camino hasta la puerta pero para su sorpresa y terror estaba con llave. Ya no estaba molesta, está realmente asustada.
Lamentó no tener su celular a la mano, estaba atrapada en la oficina de su jefe y lo peor era que no había nadie y todos y cada uno de los empleados empezaban a marcharse, forcejeo un poco la puerta pero era inútil, respiro profundo al notar que comenzaba a hiperventilarse. Si esto era una broma por parte de alguien que se de por enterado que no había Sido de su agrado, de nuevo observo los libros que yacían en el suelo y los tomo entre sus manos, los puso en el estante de nuevo pero su visto se clavo en uno de ellos del cual una foto pareció salir de entre las páginas.
Era una foto vieja y se dió cuenta de aquello al ver el personaje de esta, unos ojos tan pequeños y cachetes regordetes del niño que era cargado por un hombre, una mujer a su lado, una incógnita y llamada así puesto que la parte donde hiba su rostro estaba rota, no sabía el porque estaba esa foto allí y tampoco era de su incumbencia y mucho menos cuando debería de estar pidiendo ayuda en esos momentos.
No tuvo necesidad de hacer nada más puesto que alguien abrió la puerta, era una mujer de la limpieza que la miro raro al verla casi llorando. Sin importarle nada la abrazo estando más que agradecida.
— escuché unos ruidos y golpes desde aquí ¿Está usted bien?— pregunto la señora tensa ante la muestra de agradecimiento.
— si yo estoy bien, muchas gracias, me quedé encerrada aquí y no sé cómo, ¿usted no vio a alguien extraño por aquí?— comenzaron a caminar mientras la mujer empujaba un carrito con productos de aceo y guardaba un gajo de llaves en sus bolsillos.
— la próxima vez asegúrese antes de entrar aún lugar, este edificio es bastante nuevo sin embargo la puertas pueden llegar a trabarse de ves en cuando— dijo con simplicidad.
— No creo que halla sido un accidente, creí escuchar a alguien girar con seguro la perrita— dijo más que para si misma.
Tomo su bolso y salió de la empresa con prisa, su cabeza echa un enredo por lo antes ocurrido aún sentía esa sensación gélida en su cuerpo producto del miedo.
Al llegar esperaba encontrar a su pequeño hermano en la salida más este no aparecía, comenzó a preocuparse y se acercó a una de las maestras que estaban en la entrada.
— Buenas tardes, disculpe pero no sé si me recuerde— dijo y propuso su mejor sonrisa.
— claro como no, usted es familiar de Eun-tak, déjeme decirle que tiene usted un niño muy inteligente— respondió pero casi sin hacer notar su desespero intersedio.
— vine por el pero no lo veo por ningún lado— busco con la mirada de nuevo a su alrededor.
— oh me parece que alguien ya vino por el— abrió sus ojos de par en par al escuchar tal declaración con evidente calma de parte de la maestra.
— como que alguien se lo llevó— pregunto alterada y sintió que le faltaba el aire.
— no sé preocupe además la señora aseguro ser su tía y el niño la reconoció.
— ¿pero porque no me llamaron? Cómo se le ocurre dejar ir aún niño con una desconocida, ¡que les pasa!— Malena parecía no escuchar ninguna explicación y por el contrario aumento el tono de su voz, reclamando y atrallendo la atención de varios.
— le aseguro que no lo pensamos en el momento, una disculpa— sus disculpas parecieron herbirle más la sangre, estaba preocupada y no había punto de comparación para que solo se disculpara.
— La mujer dijo que se llamaba Amelia— dijo la maestra al fin captando su atención.
— ¿Amelia?— repitió y miro a la mujer a los ojos— dígame ¿cómo era ella?— le pidió con desespero.
— era una mujer alta y de cabello rojiso, hiba vestida de una forma muy llamativa y Eun-tak corrió a abrazarla en cuanto la vio llegar, no se me hizo raro.
Malena tenía una pequeña idea de quién podía ser o aún mejor ya sabía de quién se trataba, lo más extraño de todo era el porque estaba en Corea, se retiró sin decir nada más y tomo un taxi directo a su apartamento, con suerte ambos estarían allí, en el camino pensó en todas las formas posibles de reclamarle y lo peor fue cuando la tuvo en frente, por su culpa había pasado el segundo susto de su vida en el día.