Ji-eun lleva en sus manos dos hermosos vestidos, completamente sencillos pero que por si solos obtienen su propia gracia.
— ¿Cuál debería ponerme?— pregunta mostrándome de nuevo las dos opciones.
— ¿El rosa?— el muy difícil escoger entre ambos y entonces al ver que no le soy de mucha ayuda rueda los ojos y me mira con desilución.
— Malena esto es importante. Comprendeme un poco— se sienta frente a mi en uno de los sillones dándose por vencida conmigo.
— Pero si tú eres hermosa con cualquier cosa que te pongas, no deberías de complicarte tanto, al fin y al cabo es su primera cita. Ha de ser un adonis para que te esfuerces tanto.
— ¡Y lo es!— chilla de la emoción y guarda ambos vestidos.
— ¿Lo conozco?. ¿Trabaja en la compañía?.
— Claro que no— asegura pero parece tan nerviosa que su respuesta rápida no me parece convincente.
»— Están prohibidas las relaciones entre compañeros en esta empresa— ante su declaración me encojo en mi asiento— además porque saldría con alguno, la mayoría son casados — toma de su taza de café sin mirarme y sospecho que hay algo más detrás de ese sonrojado rostro.
— Tienes toda la razón.
Tomo la última galleta del plato antes que jie y la meto a mi boca, mientras tanto ella ve como el último bocado desaparece en mis fauses.
— Solo espero que mi cita no sea un completo desastre como la última vez— desordena su cabello y lo echa hacia atrás para volver a acomodarlo para así hacer notoria su frustración.
— Ya verás que no. Creeme que si ese dichoso adonis no te pide una próxima salida es porque en realidad no sabe apreciar lo que tiene en frente— jie puede ser algo exasperante y a la vez muy mandona pero es una chica extremadamente tierna y entregada, ambas cualidades son muy difíciles de encontrar en una sola persona.
— Que las estrellas esta noche estén mi favor y pueda cumplir con éxitos mi cita hacía el amor— junta sus dos manos y cierra los ojos mientras yo solo puedo reír ante sus palabras.
— ¿Ya nos vamos?— me pongo de pie y acomodo mi ropa para después tomar mi bolso. Jie hace un gesto e imita mi acción, minutos después salimos de su casa y nos vamos juntas directo a la oficina.
Había insistido tanto en que la ayudara a escoger su vestido y al final no fue mucho lo que ayude.
— El rosa te quedaría espectacular— digo mientras ella camina a mi lado y por un momento parece no enterder pero luego comprende y me dedica una sonrisa.
Mientras seguimos nuestro camino jie menciona algunas cosas acerca de la empresa antes de mi llegada que no tenía idea que habían pasado y que me han sorprendido un poco, como el repentino fallecimiento del antes Ceo y dueño absoluto de la compañía y padre de Min.
— ¿Crees que estuvo en juego algún plan de poder?, No sería la primera ni última vez que lo hacen. Las familias adineradas tienen muchos dilemas— me muestro reacia ante la declaración de jie y mi mente actúa como escudo a favor de YoonGi.
— No lo creo. Min no parece ese tipo de persona, puede ser muchas cosas pero no creo que sea capaz de eso.
— Y ahora lo defiendes, tan solo hace una semana decías que era la peor escoria del mundo y no sé cuántas cosas más. ¿Tienes fiebre?— acerca su mano a mi frente para medir mi temperatura y la aparto con suavidad.
— No digas tonterías. Solo digo lo que pienso— me defiendo al ver los ojitos de ji-eun mirándome de manera sospechosa.
— Está bien y como yo nací ayer— dice lo último volviendo la vista al frente.
— Te veo a la hora del almuerzo— ji-eun se despide de mi mientras yo me quedo en el ascensor para seguir ascendiendo hasta el último piso.
Llegar temprano se siente muy satisfactorio...
Me dirijo a mi escritorio pero al llegar ninguna de mis cosas están, el ordenador ya no está en su lugar e incluso los pequeños cactus que me esforcé en cuidar han desaparecido.
Esto debe tener alguna explicación y por alguna extraña razón intuyo que Min debe de tener algo que ver en esto. Voy a su oficina para comprobar que esta en efecto la puerta está abierta así que doy un suspiro antes de entrar, porque aún así con todas mis pertenencias desaparecidas mi estómago no deja de revolotear y mis manos de sudar al saber que está a tan solo unos pasos de mi.
Tocó unas dos veces e instantáneamente me permite pasar, por la forma en que habló parece muy animado e incluso podría decir que una pequeña sonrisa se asomó en su rostro al verme.
— Hola... Quiero decir Buenos días presidente Min— me corrijo de inmediato cerrando la puerta detrás de mi.
— Buenos días Srta. Jang— se cruza de abrazos poniéndose de pie. La risa que había tratado de ocultar sale a flote y sale de su sitio acercándose a mi mientras ríe con euforia.
»— ¿Que rayos fue eso?— Interroga ante nuestro extraño saludo y ahora que caigo en cuenta no se porque lo hice de esa manera.
— ¿Dónde están mis cosas?...Fui despedida sin antes haber sido avisada?— retira sus manos que había colocado sobre mis mejillas y presenta un gesto de confusión pero luego parece entender.
— ¡Ahmm! Sobre eso quise decirte antes pero en vista de que en toda la mañana no contestaste mis mensajes decidí tomar la decisión por mi cuenta— y entonces no puedo estar más confundida.
— ¿De que hablas?.
Señala detrás de mi y volteo de inmediato encontrando un estante, mi escritorio, docenas de papales agrupados en una pequeña mesa y mi ordenador en perfecto orden, hasta mis cactus (Yin y Yang). Si no fuera por ellos no habría descubierto que todo ha sido trasladado a la oficina de YoonGi
— ¿Por... Por qué están aquí?— pregunto de inmediato aún sin salir del desconcierto.
— Porque que eres mucho más eficiente estando cerca de mi... Ah y porque además podría verte todo el tiempo— dice como si fuera la mejor idea del año.
— ¿Y no se te ocurrió que tal vez yo necesito mi propio espacio? No pienso trabajar ahí, eso va en contra de todos mis derechos.