Si pudiera afirmar que se encontraba perfectamente bien mentiría, no había un solo segundo en que no pensara en como sería su primera cita con YoonGi. Había hecho una lista mental de las posibles catástrofes que podrian ocurrir y miles de maneras en que podría salir huyendo.
Se miró al espejo por ultima vez, no sin antes darse fuerzas a mi misma para después salir con las manos temblorosas y tal vez algo sudorosas.
En los pasillos de la oficina aún habia personal de aquí para allá, todos ensimismados en su propio mundo que apenas y notaban lo que estaba a su alrededor. Eso le daba un poco de valor porque sabía que habría menos oportunidades de que YoonGi y ella fueran descubiertos.
El plan consistía en que YoonGi saldría 15 minutos antes que ella y la esperaría en el estacionamiento del edificio, así nadie sospecharía. En un principio a el susodicho no pareció agradarle el plan, según el es demasiado exagerado, pero al ver que no tenía más opción, -pues de otro modo no querría salir con él- término aceptando.
No le pareció extraño ver la clara frustración en él a divisarlo a lo lejos. Caminaba de un lado al otro con las manos dentro de sus bolsillos delanteros como si estuviera en una sala de urgencias en un hospital, sabía que la paciencia no era precisamente su fuerte. Estaba segura de que si no bajaba pronto haría un hoyo en el suelo.
Fueron segundos el tiempo en que pudo experimentar el mover de su corazón que se sentía casi como un apretón en la boca del estómago cuando al verla le sonrió de inmediato. Se vió tan ridículamente tierno que quiso correr a él y apretarle las mejillas.
— Dame una razón para no cancelar todo esto— le pidió en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de ella. Entonces el encanto había desaparecido.
— Solo me tarde unos minutos. No seas exagerado— Aquella respuesta la había sentido casi como una bofetada a sus principios. Con una mano en el pecho la miro como si fuera un bicho raro.
— ¡¿Exagerado?!. Fue casi una hora— lo cierto es que no sabía cuánto tiempo había tardado Malena en reunir valor que le permitirá tener suficiente fuerza para cumplir con su casi forzada cita.
— Si tanto te quejas del tiempo entonces no lo pierdas discutiendo. Vámonos ahora.
Se vió forzado a moldear su molestia y cambiar su mala actitud. No le gustaba esperar, sentía que era una burla para su puntualidad. Ambos entraron al auto sin mirarse o de lo contrario todo acabaría en desastre. Respiro profundo y puso las manos al volante para ir directo a aquel restaurant que había reservado.
Malena era la mujer más impuntual que había conocido, su defecto lo detecto en cuanto se cruzó con ella por primera vez y aunque su mayor punto de fluctuación era el tiempo estaba dispuesto a esperarla el tiempo que fuera necesario.
— ¿A dónde iremos?— repentinamente volvió su vista de la ventanilla y espero su respuesta con aquellos grandes ojos casi brillando de la emoción.
— Supuse que querrías ir a comer. Conozco un buen sitio — respondió sin despegar la vista del frente.
— Tienes razón. Te habría hecho cancelar cualquier cosa que estuvieras planeando para que fuéramos a comer— se sintió satisfecho porque al fin podía acertar en algo con respecto a Malena.
— ¿De que te ríes?— lo fulminó con la mirada creyendo que ella era el motivo de su momento de diversión — Creés que soy una vaca comelona no es así.
— Por supuesto que no — repuso casi de inmediato— solo que por fin encuentro algo en lo que seamos compatibles.
Su mente divagó en todos aquellos detalles que había obviado. Si el y ella eran tan diferentes ¿por qué se daban una oportunidad de estar juntos?.
El ambiente del lugar le pareció agradable, nada extravagante para su gusto. Se acomodaron en una de las mesas y uno de los meseros los atendió de inmediato, ordenaron su comida y mientras esperaban de nuevo aquel silencio que siempre se plantaba entre ambos volvió.
Para YoonGi era un delito mirarla, ya que ella siempre se molestaba por la intensidad con la que lo hacia.
— No me gustan los espacios dónde muchas personas— soltó de repente y volvió su atención hacia ella.
— A mi tampoco. Prefiero un ambiente tranquilo, me gusta estar solo — la mirada de Malena divagó ante lo último que había dicho que antes de que pudiera mediar palabra el se adelantó — Quiero decir, tu compañía no es tan molesta después de todo— bueno, eso no había salido como esperaba.
— ¿Siempre tienes que ser así?.
— ¿Así... como?— imitó su tono de voz levantando sus cejas en ese gesto que le quedaba tan bien.
— Tan grosero— rodó los ojos formando una línea con sus labios.
— Malena creo que se te olvida quien soy— ¿Cómo podría olvidar algo que nunca había visto?, O mejor dicho, ¿Cómo podría olvidar quien era si aún no lo conocía por completo?.
— Eres mi jefe— respondió sin dudar— tu nombre es Min YoonGi, también eres gruñón, tienes... 27... años— vaciló en continuar cuando lo vio abrir sus ojos en sorpresa.
— ¡¿27 años?!, No puedo creer que creas que tengo esa edad, ¿Acaso lusco como si tuviera 27 años?, Eres tan cruel — De vuelta el señor dramas y está vez digno de merecer un Oscar.
— ¿Cómo podría saber tu edad exacta?.
— Tu lo mencionaste, soy tu jefe y es tu deber saberlo.
— Entonces ¿cuánto años tienes?.
— Tendrás que hacer méritos para saberlo— Respondió con la característica arrogancia que le rodeaba.
Guardó silencio cuando la cena ya estaba en su mesa y comenzaron a degustar. Se preguntaba cuál era verdadera edad de YoonGi, no parecía pasar los treinta así que no seria tan complicado adivinar
— ¿28?— Soltó con una sonrisa de suficiencia que borró al ver al hombre frente a ella negar.
— Eso es demasiado— respondió casi decepcionado.
— ¿26?— tal vez tendría la misma edad que ella.
— Nop.
— ¿27?.
— Esa ya la dijiste antes — cayó en cuenta de que así era.