El cielo parecía oscurecer dando paso a la noche, no eran concientes de cuánto tiempo habían pasado conversando, ambos embelesados en las palabras del otro. A YoonGi le sorprendió el intelecto de Malena, también que tenía historias interesantes y anécdotas muy graciosas de cuando era niña.
— No puedo creer que te hallas peleado con un niño— dijo estacionando su auto cerca del edificio donde vivía Malena.
— Se lo merecía, yo era una niña y él arruinó mi dibujo— respondió sin remordimientos.
— Tal vez solo quería ayudarte a mejorarlo— bromeó y ambos comenzaron a reír.
El espacio había dejado de sentirse incómodo desde aquella cena y el ambiente no podía sentirse mejor. Se vieron a los ojos sabiendo que tal vez la salida habia terminado y algo dentro de su pecho se movió. Para YoonGi había sido muy poco tiempo y deseaba tenerla mucho más pero sabía que eso era imposible en esos momentos.
— No es necesario, ya me trajiste hasta aquí— lo vio salir del auto y abrirle la puerta, su intención era dejarla justo en la entrada de su apartamento.
— Quiero asegurarme de que llegues sana y salva— le tomo de la mano sin miramientos para comenzar a subir las escaleras.
— No era mejor ¿tomar el ascensor?— increpó con una ceja levantada ganándose el vaivén de la mirada de YoonGi, él solo quería tener así sea unos segundos de más con ella.
—El bueno hacer ejercicio de vez en cuando— se adelantó un escalón más que Malena y está tiró de su mano para que se detuviera.
— Si quieres pasar no hay ningún problema— le propuso mirándolo directo a los ojos, procuraba no hacer ningún gesto que diera doble sentido a su propuesta.
— Me encantaría pero prefiero conservar mi cabeza, gracias— rodó los ojos — de verdad no quiero tener problemas con Amelia.
—¿Desde cuándo le llamas “Amelia”? Es una mujer mayor que tú — torció los labios dándole una mirada escrutadora.
— Ella me pidió que lo hiciera antes de que ocurriera lo de esa noche, supongo que ya no podré hacerlo.
— Ella no te hará nada, tu le caes tan bien como fresas con chocolate— dijo para tranquilizarlo más él la miro sin entender.
»— Lo que quiero decir es que puede que estos momentos tal vez te quiera más que a mí. Lo que dije ese día solo fue para asustarte— se le escapó una risa por su propia confesión — tómalo como una pequeña broma personal.
— Eres malvada ¿lo sabías?— se llevó una mano al pecho— estuve pensando mil maneras de como volver a ganar la confianza de Amelia.
— Ahora ya puedes dormir en paz— siseó y tomo su mano de su pecho para entrelazarla con la suya. Ese tipo de contacto con YoonGi se volvió tan necesario como respirar.
— No creo que eso sea posible, estás en mi cabeza las 24 horas del día. Empiezo a creer que eres una bruja y que has lanzado un hechizo en mi — le señalo.
— Voy a fingir que no escuché que me llamaste “bruja” — se congeló en su lugar y maldijo mentalmente su bocota— Por otro lado... Que cursi eres.
— Yo no era así, todo ha sido tu culpa— la tomo de las mejillas y las apretó ganando una queja de su parte.
— No me culpes a mi, las personas nacen con sus propios defectos solo que siempre tratan de ocultarlos.
— Tal vez comparta un poco tu idea, ¿Sabes que otro defecto tengo?,aunque... no lo consideraría un defecto... Sino una adicción— rodeó peligrosamente su cintura y acerco su rostro al suyo. Esperaba que Malena deseara tanto aquello como él lo hacía.
Una parte de Malena pedía a gritos que la besara, que sin tener que preguntarle la dejara sin aliento, pero, la otra parte, esa que era más racional de lo necesario le decía que si no quería que su débil corazón de pollo se enamorara tan rápido, se despidiera lo más pronto posible o terminaría muy mal. La había ignorado todo este tiempo y alguna extraña razón quería escucharla.
— ¿Y si lo dejamos para mañana?, Estoy algo cansada, no me siento muy bien— comenzó a toser de repente haciendo que YoonGi se alejara— creo que atrapé un resfriado.
— ¿No quieres que te revise un doctor?— ahora se veía preocupado y todo era producto de una mentira.
— No, solo necesito descansar. La cena estuvo deliciosa, disfrute estar contigo. Te veo mañana.
Solo palmeó su hombro dejándolo tan confundido como preocupado, subió las escaleras a toda prisa preguntándose porque no tomaron el ascensor, su resistencia física era una vergüenza.
Subiendo el último escalón con aquellos torturosos tacones se despojó de ellos y caminó por el pasillo del piso en el edificio donde vivía. El número de la puerta de su departamento estuvo frente a ella y una sonrisa se asomó en su rostro.
Pero, solo fue por unos segundos... Y digo segundos porque fueron instantes en los que alguien la tomo de los hombros haciéndola dar media vuelta, con rapidez acunó su rostro e inclinándose a ella acerco sus labios a los suyos y sin previo aviso la besó.
Aún sabiendo de quién se trataba no podía salir de su sorpresa, YoonGi la besaba sin gesto alguno de gentileza, la estrechaba con fuerza provocando que fuera incapaz de escapar de sus brazos. Dejó caer sus tacones al suelo y se aferró a él antes de que sus piernas fallaran.
Movía sus labios sobre los suyos como un verdadero experto, eso hacia que fuera más difícil no corresponder aquel frenético beso.
— No eres buena mintiendo— se sintió abandonada cuando se separó de ella de repente.
— ¿Cómo... Cómo es qué — la invaluable astucia de YoonGi sobrepasaba todo límite, especialmente con ella, estaba segura de que no quería ser un cristal frente a él y que pudiera conocer hasta lo más profundo de su ser. ¿Que tanto podría notar?, ¿Era posible que escuchara el latir fuerte de su corazón?, ¿Lo temblorosas que estaban sus piernas en ese momento y el deseo genuino de seguir con aquel beso?, Si todo eso era fácil de ver entonces estaba en un verdadero problema.
— Descansa— le acaricio la mejilla dejando un último beso en sus labios — que te mejores.