Amor de luna.

cap 8

Estaba en medio del bosque y ahí estaba el lobo; solo que ahora se veía diferente, tenía la lengua de fuera, parecía sonreír, de repente empezó a correr hacia mí cerré los ojos asustada, no tenía miedo del lobo, pero quien no se asustaría con tremenda bestia corriendo hacia ti. Di un paso para atrás cayendo sentada Luego sentí algo frío en mi frente, la nariz de Basil. 

En eso me desperté y sentí los labios de Esteban que me daba un beso en la frente, al abrir los ojos busqué su mirada color ámbar

- Me encantaría conocerte Basil- Esteban aulló y se acostó arriba de mí, me cubría perfectamente con su cuerpo, me empezaba gustar la sensación que producía al estar cerca de él. De pronto Esteban hizo una mueca

-¿Qué pasa?

- Basil está celoso, de que estés en mis brazos y dice que es hora de que lo deje salir.

 - Jajajajajaja. Él no es muy paciente ¿verdad? 

-me encanta cuando te ríes así.-me miró a los ojos y me sentí amada. -

- Vamos no quiero transformarme aquí y que destruya tu casa o que espante a tus vecinos.

 - Muy bien vamos. 

Esteban se paró, y pude admirar el cuerpo del Dios griego que cargaba. 

-¿Te gusta?- preguntó sin descaro 

-Vístete presumido-dije aventándole su camisa.

 Una vez ya vestidos, me tomo de la mano y me llevó su camioneta, como si fuera una muñeca me sentó en el asiento y cerró la puerta para subirse él. Llegamos bastante rápido a su casa y fui recibida con un abrazo por parte de Lucía. 

 —Sabía que las cosas iban a salir, bien entre ustedes

En eso bajo Adrián. 

-—Vaya que han tenido un día interesante- Esteban lo fulmino con la mirada y cuando me di cuenta de que hablaba me puse como Jitomate

 - Tranquila Von, es lo común, cuando un lobo encuentra a su mate.

- Nos sorprende, que Basil no se te hubiera aventado encima cuando te conoció.

- Perdón si fue grosero contigo en la fábrica, pero creí que habías rechazado a Esteban

-Entiendo- dije. 

 En eso bajaron los dos niños de Lucia

 y me saludaron el más pequeño se me acercó y me hizo una señal para que me ponga a su altura, 

-¿ahora sí te puedo decir tía? 

—Creo que sí. 

— Llegaron a tiempo para acompañarnos a cenar, la mesa ya está puesta y entonces ¿Qué van a hacer a partir de ahora? 

— La verdad aún es demasiado pronto. 

-No los presiones, no es fácil por lo que han pasado y todavía Esteban tiene que hablar con Regina

Esteban dejó de comer y tragó en seco. 

-¿Quién es Regina?

 -Mi madre. 

La plática se hizo amena conforme comíamos yo ya había acabado de comer, pero ellos seguían comiendo Avanzaba la noche, hoy tenían la mitad del ventanal abierto por lo que me empezó a dar frío. 

-Ven.- Esteban me tomó de la mano y me llevó a su cuarto, sacó una sudadera y me la puso. -Lo siento, es difícil que los hombres lobos sientan frío. 

-Estoy bien. 

La sudadera cayó hasta mis rodillas y estaba impregnada con su aroma

- Amo la loción que usas.

- No uso ninguna loción- lo miré confundida y él me miraba como si yo fuera lo más bonito que haya visto- Nuestro sentido del olfato es muy sensible por lo que casi ninguno de nosotros usamos perfumes. 

-Pues hueles muy rico

 -¿ah, si? -dijo envolviéndome en sus brazos -¿A qué huelo?. 

-Como a madera y a flores de azar 

 -No te das cuenta, esa es una señal y me encanta. Me encanta que no hemos sellado la unión y puedas sentirlo.

Creo que jamás podré acostumbrarme al torbellino de emociones que provoca el tocarlo, pero me encantaba, beso mi cabeza y absorbió mi aroma- Mía -dijo y pude sentir como su cuerpo reaccionaba.

 

-Creo que Basil tendrá que esperar.- dije mientras me paraba en puntas para besar sus labios. Él me levantó y enredé mis piernas en su cintura.

- Él está igual de contento que yo al tenerte. 

 -Sabes que tenemos que hablar.

 -Lo sé- dijo mientras besaba mi cuello haciéndome estremecer- Si quieres me detengo - Dice divertido

 -No, no, sigue- Le dije con la respiración entrecortada- Eso puede esperar, 

me depositó con suavidad en la cama.

 

Unos ruidos extraños y gruñidos me despertaron, Esteban no se encontraba, me daba un poco de pena salir del cuarto al día siguiente, pero quería ver a Esteban de nuevo.

 Al bajar encontré a Lucía sentada en la sala mirando hacia el patio. De ahí provenían los ruidos, primero me asusté muchísimo al ver a dos lobos peleando, uno gris con blanco y otro de color negro luego comprendí que debían de ser Adrián y Esteban y no estaban solos, dos pequeños lobos uno negro y uno blanco, los perseguían y gruñían, de repente el pequeño se lanzó al cuello del gris y cayeron al suelo, Basil quedó pansa arriba y los pequeños no dudaron en subir sobre él.

-Bienvenida a nuestro mundo

-Son hermosos

 -Lo son, 

 -Por qué no te les unes 

-Me acabo de bañar y no planeo volver a desenredar mi cabello

 -Me mejor ve tú. 

 -¿Yoo?

 -Anda ve -dice mientras me empuja en dirección a los lobos, me acerque sin saber bien que hacer, primero me vio el lobo negro, estaba echado, lanzo un pequeño gruñido y los pequeños arremetieron contra él, en ese momento Basil se volteó y al verme se paró e intento ir hacia mi

 -Tranquilo Lobito- dije haciendo un ademán con las manos- Deja que ahora yo me acerque. 

Una vez frente a él tomé su cabeza entre mis dos manos, se sentía sumamente suave y satisfactorio - le di un beso en la nariz. Este movió la cola y lanzó un fuerte aullido tomándome por sorpresa Frotó su cabeza y costado en mi cuerpo, haciéndome caer para atrás una vez en el piso, se lanzó sobre mí y empezó a lamer mi cara y cuello causándole cosquillas.

- Ya por favor- dije entre risas. -Eres muy travieso Basil.

Él se paró a un lado y me miró fijamente, ahí estaban esos ojos color ámbar que me encantaban.




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